Un sindicato en Alicante ha decidido solicitar la racionalización de las horas sindicales por considerarlas excesivas y poco productivas. Se trata del CSIF de la Diputación Provincial, que concurre a las elecciones para representantes de los trabajadores en la Administración con esta idea como parte importante de su campaña. Ni que decir tiene cómo le ha sentado esta iniciativa al resto de los sindicatos. Menos guapos, de todo se ha oído. Que si son contradictorios, que si destruyen los derechos de los trabajadores, que si traicionan a los compañeros, que si son un sindicato político manipulado por la empresa y demás lindezas. Total, sólo por decir una verdad como un templo.
Si uno no produce en su trabajo, deja de ser positiva su aportación y se le corrige, cuando no se le pone de patitas en la calle. 2868 mensuales de liberados para 1400 empleados son una cantidad insostenible para cualquier empresa, pública o privada, máxime si estas horas no se traducen en beneficio del colectivo, no ofrecen resultados tangibles, no se gestionan correctamente. Los sindicatos son imprescindibles, necesarios, y basan su existencia en la defensa, formación y protección del trabajador. Pero cuando se acomodan, cuando se acostumbran y profesionalizan, cuando consideran hereditaria la representación, cuando yerran por pasividad y cuando permiten acciones que transforman el uso en abuso, prostituyendo los derechos, dejan de pertenecer a la lógica y caen en el peligro de convertirse en castas privilegiadas.
Pretender que el sindicalismo recupere su esencia, luchar por dignificar con trabajo la imagen destruida del representante sindical, no es contradictorio, no. Es un intento de volver al origen, retomar la esencia y enterrar vicios y errores que han colaborado, y de qué manera, a que este país caiga en el pozo en el que se encuentra. Traicionar a los trabajadores no es exigir que se cumpla la ley; la felonía real consiste en manipular en el propio interés derechos otorgados con libertad.
CSIF ha dado un paso adelante buscando la racionalización y la productividad. Un paso que de ser imitado demostraría a la sociedad que sindicatos y sindicalistas son elementos básicos para la misma. Lo contrario es una rémora, un lastre para el desarrollo. Estamos en el siglo XXI.
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