lunes, 28 de febrero de 2011

Ir por ir

El presidente del Gobierno mantiene su previsión de viajar a Túnez el miércoles. Objetivo del viaje, respaldar el proceso de transición democrática del país. Loable misión la del Obama europeo. Y además, arriesgada, pues no se sabe bien quién le va a recibir, si le van a recibir y, lo más divertido de todo, si el que le reciba pintará algo en el país al día siguiente de haberle recibido. Al ritmo que marcan los acontecimientos de Túnez, el nuevo primer ministro Beyi Said Essebsi, sustituto del dimitido Mohamed Ghanuchi, igual dura menos de dos telediarios, o igual cumple las perspectivas del ejecutivo español, que piensa que alcanzará hasta mediados de julio, fecha prevista para las elecciones. Sea como sea, hay que ir aunque a pie de pista sólo aparezca una azafata con un cartel con su nombre.
Porque no nos engañemos, en política exterior seguimos con la máxima de que la foto es la foto, y no hay que perdérsela. Zapatero tiene que ser el primero en aparecer abanderando la democracia y la libertad y, en el fondo, le importa tres cuartos quién esté en el aeropuerto cuando él llegue, quién gobierne en el país y de qué país se trate. Aquí lo fundamental es que quede constancia de su liderazgo mundial, de su nivel interplanetario, de la magnitud de su misión entre los mortales antes de ascender en cuerpo y alma al reino de los cielos.
Dentro de mi ignorancia y teniendo en cuenta la mala leche que me produce cualquier cosa que haga Zapatero (he de reconocer que no estoy en condiciones anímicas de aguantarle ninguna tontería más), yo le sugeriría al Presidente del Gobierno que, ya que le ha entrado el gusanillo viajero y blande orgulloso la espada de la libertad, pasara de largo por Túnez y se dejara caer en Marruecos antes de que las cosas se líen serias en el país de Mohamed VI y el dictador comience a derramar la sangre de su pueblo. Al fin y al cabo, no estaría de más decirle al monarca alauita que cuando su gente despierte y le exija libertad y cuentas haría bien en controlarse, que tiene el gatillo fácil. Y de paso, que cuando se las vea muy negras (qué se las verá) que no intente escapar por Ceuta o Melilla, que por allí le tienen ganas.

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