En todo este cenagal en el que se ha convertido la política patria, un patético ejercicio de interesadas actuaciones, si aparece la cordura con nombre y apellidos hay que señalarla, dejándose de tonterías.
El panorama es desalentador. Diputados tirándose los trastos a la cabeza, salpicándose con las basuras propias y ajenas; senadores afincados en una Torre de Babel ridiculizando su función, si es que ésta existe, con pinganillos y traductores; un ejecutivo que deambula ebrio arrastrando la economía entre desechos y podredumbre; un Presidente de Gobierno del que ya ni se espera ni se desea nada, salvo su desaparición; unos sindicatos de la risa, camaradas de fiestas que han vendido sus principios. En definitiva, un país empequeñecido y empobrecido por la nefasta gestión de aquéllos que deberían protegerle, pero que le están destruyendo. Aires de descomposición política y sindical que apestan y repelen. El fétido perfume de la muerte del sistema y del Estado de Bienestar.
Sin embargo, hete aquí que, como caído del cielo, irrumpe en Alicante, concretamente en una Administración pública, y más exactamente en la Diputación Provincial, un sindicato que decide asentarse en la realidad y en la lógica, el CSIF-Diputación. Llevando como bandera la racionalización de las horas sindicales, buscando la efectividad de las mismas y abogando por la productividad, acabando con el uso indebido de estos derechos, se ha plantado delante del resto de sindicatos y, en mes y medio de existencia, ha logrado remover patio y conciencias. Esta actitud, incomprendida por las demás agrupaciones sindicales, corresponde con la necesidad de recuperar los valores perdidos en el acomodo, con la obligación de ajustarse a la situación actual y con el imperativo mandato del compromiso que se adquiere al representar a un colectivo de trabajadores. Aire fresco, gente nueva que sabe que hay que cambiar las cosas si se desea que funcionen.
Lo malo es que no les dejarán trabajar, no les permitirán demostrar que desde el puesto y desempeñando las labores diarias es como mejor se pueden conocer los problemas y las necesidades, proteger los derechos y luchar por progresar. Muchos hay a los que no interesa el cambio, muchos son los que quieren las cosas como están.
La contienda promete, CSIF no se acobardará. Será interesante seguir los pasos de esta iniciativa, ver quiénes muestran sus miserias delante de sus compañeros y quiénes se unen a la razón. Por sus actos se darán a conocer.
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