domingo, 30 de mayo de 2010

¿Dónde vas, Mohamed VI?

Con la que tenemos encima, con el lío que hay montado, sólo faltaba éste. El paladín de los pobres, el gran defensor de la libertad y la democracia, un ejemplo de gobernante por y para su pueblo, el excelso y magnánimo monarca Mohamed VI de Marruecos, ha abierto su insigne boca y, aprovechando que en España la cosa no está para entretenerse con chorradas, ha reclamado la soberanía sobre Ceuta y Melilla. No convendría perder de vista al sujeto y observar con mucha atención sus movimientos, pues el personaje en cuestión no es de fiar. Ha visto el río revuelto y ha lanzado su caña para capturar alguna pieza: algo quiere el pequeño dictador y sabe que por el camino de las amenazas veladas suele conseguir sus propósitos.
Hablamos mucho de Cuba y Venezuela y nos olvidamos que a distancia de remo tenemos una dictadura pegada a las costillas. El amigo de nuestro rey gobierna su país según se le antoja; nombra y destituye a placer al primer ministro y a los miembros del gobierno, puede disolver el Parlamento y convocar elecciones según sus apetitos. Es, además, el líder religioso y el jefe supremo de las fuerzas armadas. Franco a su lado era un aficionado. Y aquí, en España, le reímos las gracias y retiramos la vista ante los desmanes que comete. El Sahara esta ocupado, oprimido por las huestes de este dirigente nazi-islamista, condenado a la muerte y la desolación. Y aquí, le seguimos riendo las gracias. Él, rey totalitario por la gracia de su dios, sultán fascista y opresor, llama ahora a las puertas de un país descompuesto para exigir algo que, de base, debe ser innegociable.
No digo que se desembarquen tropas en Perejil ni que llamemos a la Invencible para iniciar la guerra contra el turco, pero un puñetazo sobre la mesa y un ¿a dónde vas, espabilado? no estaría nada mal. Sería bueno para el sentimiento pararle los pies al Duce del Magreb.

No hay comentarios:

Publicar un comentario