Algo he de deciros. Las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Las luchas de clases. La toma de conciencia por el proletariado de su situación y su enfrentamiento al sistema, hasta conseguir derribarlo y formar nuevas estructuras, más justas y equitativas en el reparto de la riqueza. Todo esto y algo más constituye la base de una guerra política contra el capitalismo. Principios recogidos que están enraizados en los orígenes del socialismo.
Es ahora cuando me pregunto qué tipo de socialismo tenemos en este país, con qué cara os atrevéis a decir, nuevos ricos, que sois socialistas, herederos de conceptos tan válidos como la igualdad y la justicia. Políticos que os adjudicáis varios sueldos millonarios, que manejáis y disfrutáis de ingentes cantidades de dinero ajeno y que os habéis vendido miserablemente al sistema.
Habéis abandonado las luchas de clases y hecho del engaño vuestra traición. Pues no es más que eso, la infame felonía, abjurar de las ideas por el dinero y la posición, por la corrupción del poder, por ganar y ganar a costa de todo y de todos. Protegéis al banquero, al empresario, al especulador, al explotador ya que compartís los mismos deseos y los mismos objetivos.
Sois un insulto al socialismo, esperpénticos recuerdos de seres humanos que un buen día dejaron la izquierda y se prostituyeron. No decir que sois parte de la clase trabajadora; sois en este momento la estructura a derribar, el enemigo a batir. Ni uno de vosotros vale la pena; os estáis cargando en unos meses ciento cincuenta años de lucha trabajadora. No hay una cueva en la tierra, una caverna donde esconderos cuando haya que pasar cuentas…
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