Mejor hablar del tiempo, ¿no? Porque comentar algo sobre la votación de ayer sólo puede provocar hastío y aburrimiento. Yo voto en contra porque tú estás más acabado que el tebeo y te estás cargando el país. Yo me abstengo por lo mismo (qué cosa más rara). Yo voto a favor porque como no lo haga así no salgo vivo de ésta. Y, al final, la vida sigue igual, como cantaba Julio Iglesias (mira por donde, uno que no parece tener problemas económicos). El Gobierno, terminal y desahuciado, va a sacar adelante su despropósito y perpetrar el econocidio con alevosía. Satanizados los funcionarios y los jubilados, estrangulados los ayuntamientos, destruidas todas las mejoras sociales obtenidas durante años y traicionadas las luchas de clases, España queda ahora en manos de los poderosos y los especuladores, aquellos que han provocado la crisis y que ahora se benefician de ella.
No somos nada. Ni tan siquiera nos gobernamos, no controlamos nuestro destino; España entera pertenece a las finanzas internacionales, pues ellas nos van a fiscalizar hasta el papel higiénico. Esto hay que agradecérselo a la gestión y dirección del Estado ejecutada, que no ejercida, por José Luis Rodríguez Zapatero y todos los que han participado con él en el desastre.
El sufrimiento pasado y el que queda por venir, los sacrificios y miserias que nos amenazan en el futuro cercano, y la miseria segura que se establecerá en el largo plazo, nos obligará a retornar a la España de la pandereta y las sevillanas, al Vente a Alemania, Pepe y al rezar por que surja otro Mr. Marshall.
Así que es preferible hablar del tiempo. Hace bueno, luce el sol pero hay riesgo de tormentas. Con un poco de suerte les podría caer un rayo encima a algunos que yo me sé.
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