Lo que le ha dicho López Tena, a la sazón diputado de Solidaritat per la Independència, a Duran i Lleida no tiene desperdicio. Ante las palabras del líder de Unió Democràtica en las que se insinúa un comportamiento deshonesto por parte del primero en el ejercicio de su profesión de notario, éste no se ha mordido la lengua al expresar “… que el secretario general de un partido político sea un corrupto, cobre comisiones, venda enmiendas de leyes a grupos de interés, premie con cargos a sus amantes y ex amantes y dedique dinero público a financiar su vida sexual, variada y extensa, ya me entiende de quién estoy hablando, ¿verdad, señor Duran?".
Este rosario de halagos y buenos deseos surge en el rifirrafe motivado por el currículo falso de Joana Ortega, vicepresidenta de la Generalitat. Una política que se apunta méritos académicos imaginarios que se exhiben sin pudor. Durán Lleida no ve indicios de conducta ilícita o impropia por parte de su compañera de filas, y justifica el embuste, inocente o no pero embuste al fin y al cabo, definiéndolo como un error sin importancia y disparando contra el chivato, el señor López Tena, y contra los mensajeros, en especial contra la TV3. Para Durán, el currículo de la vicepresidenta no es un documento ni público ni privado, situándolo a la altura de una aparición mariana. Y, claro, como no existe, como es producto de la imaginación, pues no puede ser una falsificación, sino más bien un sueño, una ilusión, una fantasía y una conjura judeo-masónica. Para Durán, delito es copiar una tesis; aquí como no hay carrera ni empezada ni terminada, no hay tesis a copiar. Lo único reprochable a la señora Ortega es no haberse leído su propio currículo, la pobre (¿quién se lo habrá redactado?). Es que no ha tenido tiempo, cinco años colgado en la web de la Generalitat no son suficientes. Y eso que ha sido utilizado en varias ocasiones tanto en el partido como en el Parlamento catalán. Digo yo que cuando Joana Ortega oyera eso de Psicóloga estaría en otra cosa, en un viaje astral o algo parecido, porque si no ya me dirán cómo no reaccionaba con un “¿mande?”.
Esto es de coña, desde el principio al fin. Primero, por muy vicepresidenta que seas, si falsificas, pues te vas si la dignidad forma parte de tu personalidad. Segundo, justificar lo injustificable dice bien poco sobre la honestidad de cualquiera. Tercero, te caerá mal o no el delator, pero acusarle de cometer irregularidades ejerciendo la labor de notario, o lo puedes demostrar en un juzgado, o mejor callarse. Cuarto, ¿qué culpa tienen los medios de que existan fuleros dentro de una formación política? Y quinto, y ésta para el diputado independentista, no se puede acusar de corrupto, putero, mafioso y vividor a nadie en este país si no se tienen datos y pruebas muy, pero que muy concluyentes, aunque te hayan mentado lo más sagrado. Son ganas de ir al trullo.
Antes de este espectáculo yo pensaba que Duran i Lleida era uno de los políticos aún aprovechables del país. Pero después de esto, de la reacción tenida, pasa a integrar por méritos la lista de totalmente prescindibles. Lástima.
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