Gadafi acepta a Chávez como mediador. Dios (o Alá) les crea y ellos se juntan. El bolivariano lleva desde el lunes con sus mensajes; “¿por qué no enviamos una comisión de buena voluntad que vaya a tratar de ayudar a que no se sigan matando en Libia?" "Estados Unidos estoy seguro de que está exagerando y está distorsionando las cosas para justificar una invasión" , “ no voy a condenar a quien ha sido mi amigo por mucho tiempo sin saber exactamente lo que en Libia está ocurriendo" Para Hugo Chávez se trata de una conspiración internacional para controlar el petróleo. No hay masacres, no hay bombardeos, no hay crímenes. Justifica a su colega, se alinea con él, pues es un gemelo, un sátrapa, un dictador de la misma catadura que el libio. Se posiciona con el asesino, con el exterminador.
Que la comunidad internacional siquiera se plantee que Chávez intervenga como mediador es una mala broma, es como si un estrangulador legitima y aboga las acciones de un descuartizador. Un protector de terroristas, sentado sobre sus barriles de petróleo, que se permite aparecer como hombre de paz. Un dictador que sabe que, cuando el deseo de libertad se apodera de los hombres, éstos luchan por ella contra quién sea y como sea. Y que es consciente, en su infinita locura, de que si los oprimidos de los países árabes son capaces de recuperar su soberanía, sus compatriotas también pueden despertar y expulsarle. Por eso sale ahora, habla y sentencia, exhibe su autoridad y se pavonea, como siempre. Se siente intocable y avisa a los suyos, les dice que el que se atreva se tropezará con su violencia. O al menos, así lo interpreto yo.
Ahora bien. Si la irrupción de Chávez sirve para que Gadafi deje de matar y se someta a la voluntad de su pueblo, permitiendo que éste le juzgue con libertad, bienvenido sea él o el mismo Belcebú. Sin embargo, el dictador libio se ha manchado tanto con la sangre de aquéllos a los que dice representar que sólo tiene dos salidas; o morir matando, o morir encerrado en una jaula para animales. No nos podemos engañar, Gadafi no quiere paz, quiere terror y muerte. Y, nos guste o no, la única solución es militar.
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