“Elena Martín entra en tu casa”. Ahora es cuando empieza mi duda de siempre, dónde termina mi libertad y dónde comienza la de los partidos políticos. Porque paralelas no se mueven. Si fueran juntas, no tendría que llenar la papelera con mentiras subvencionadas. A saber. ¿Qué tengo que hacer para que no llegue publicidad del PSOE a mi buzón? De igual forma que ellos tienen derecho para informar libremente, yo lo tengo para exigir que ningún panfleto proveniente de Martín, Alarte y compañía penetre en mi casa. Lo digo de corazón, con el más noble de los sentimientos, pretendo que no se gasten mi dinero inútilmente. Deseo que este correo basura se lo ahorre el PSPV, que no se funda parte de mis impuestos en hacerse querer (son 34 millones los euros que reciben los socialistas como subvención). Ya que les he pagado los cartelitos de las naranjas, no me apetece continuar soportándoles. Que me ofrezcan programa y que se dejen de tonterías. Y si de esto no tienen, que se olviden de mí, que no quiero saber más de ellos. Ya sufro bastante la política económica nacional del PSOE como para encima tener que aguantar las estupideces locales.
En resumen, no me importa que me llamen facha, pepero o lo que les dé la gana, pero solicito que me dejen en paz, que se olviden de mí y de los míos para siempre, que bastante daño nos han hecho y nos están haciendo. No les quiero ensuciando mi buzón, no les quiero invadiendo mi intimidad, no les quiero ver ni en pintura. De igual manera que cambio de canal o de emisora cuando salta a escena algún titiritero de éstos, del mismo modo que elimino el correo electrónico que no deseo recibir, necesito que alguien me diga el mecanismo para evitar que estos vendedores de humo me tomen el pelo usando, para colmo, mi propio dinero. Y si este mecanismo no existe, habrá que inventarlo. No me queda ya paciencia para ellos.
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