Terminó el carnaval. Es hora de quitarse las máscaras y que los rostros aparezcan tal y como son, sin el escudo de una careta que permita el anonimato y la traición. Ahora, los gestos no se camuflan, las personas muestran su verdadera identidad, no es posible el engaño, cada uno se define sin adornos ni disimulos, la mentira es franca y abierta.
Se han constituido los dos órganos de representación de los trabajadores en la Diputación Provincial de Alicante; la junta, que corresponde a los funcionarios, y el comité, que es el que tiene que velar por los contratados. En la junta de personal, UGT como lista más votada entre los funcionarios ha conseguido el control, merced al apoyo ya conocido de CCOO, sindicato hermano que entrega su personalidad a los intereses comunes, y el sorprendente respaldo incondicional del SPDA, hasta el viernes enemigo mortal de los ugetistas, pero desde este día filial encubierta del sindicato socialista. Insisto en lo sorprendente, no ya porque la trayectoria de enfrentamientos y disputas UGT-SPDA marca su relación, sino porque SPDA no ha obtenido nada a cambio (que se sepa) por plegarse rastrero y obediente. Se entrega, rinde la plaza sin lucharla, prostituye el voto recibido.
¿Dónde está el origen del asombroso y felón comportamiento del SPDA? Fácil es de explicar. En las últimas elecciones sindicales, CSIF le comió el terreno, recibió el apoyo de muchos trabajadores que, hartos de la pasividad demostrada por los sindicatos (en especial por SPDA) y de ver siempre las mismas caras, encontraron en CSIF una posibilidad de cambio real y efectivo. Y CSIF venció en el Comité, se levantó como sindicato más respaldado por el colectivo de laborales.
Pero eso no interesa a los que sólo buscan heredar y perpetuarse en el acomodo sindical. A saber; UGT fiel a la voz del amo de Madrid; CCOO, fieles vasallos de su señor feudal, la UGT; y el SPDA, luciendo ridícula su impotencia por no haber hecho absolutamente nada en el último período, a pesar de haber contado con el respaldo masivo de los contratados de Diputación. Es pues ahora, cuando CSIF amenaza su posición, cuando huelen que el chollo se acaba, es ahora cuando destapan su verdadero rostro y exhiben su vergüenza. Fuera las máscaras. Llegada la hora de elegir quiénes debían llevar la dirección del Comité de Empresa, SPDA ha optado por continuar con su apoyo, repito que incondicional, sin nada a cambio (no me lo creo), a sus rivales de siempre, la UGT, y cerrar el paso a la lista más votada, al CSIF, sindicato que legítimamente en las urnas se ha ganado el derecho a dirigir un comité de suma importancia que, durante los últimos años, SPDA se ha encargado de denostar y ridiculizar.
El dolor por haber sido derrotados por proyectos e iniciativas, la pataleta del mal perdedor, el rencor de los que saben que han dilapidado la confianza que antaño se depositó en ellos desarrollando una política nula y, en algunos casos, incluso negativa, ha conducido a SPDA a hermanarse con UGT y CCOO, en un pacto antinatura que traiciona el voto de los que el 11 de febrero fiaron en ellos su representación. Y el sindicato UGT encantado, todo para ellos sin pegar un tiro. De lujo. Nunca se lo habían puesto tan sencillo, nunca tan a huevo. Los laborales de Diputación apoyaron a CSIF, y UGT se encuentra gracias a un regalo bastardo, con un poder no conquistado en las urnas.
Esta es la verdad, aunque quieran vender lo contrario. El sindicato SPDA es ahora, digan lo que digan, y merced a su sometimiento, una sucursal de UGT en Diputación, aunque lo pinten de rosa. Una realidad con dos lecturas; la primera nítida y clara es la ya expresada, que votar SPDA es votar UGT. Qué nadie lo dude. Pasan del somos tu sindicato al somos una franquicia de UGT. La segunda, arrolladora: han mentido y han traicionado a los que les votaron. Depende de los trabajadores de la Diputación que este acto quede impune. Es lo que hay.
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