"Vamos a armar a las mujeres, venid a luchar contra nuestras mujeres, panda de cobardes" Así termina su discurso el bravo y valiente dictador libio, un valeroso Gadafi que utiliza ciudadanos como escudo en su residencia para protegerse de posibles ataques aliados. Todo un ejemplo más de arrojo y coraje por parte del intrépido asesino, del exterminador. Mientras se defiende de los que quieren expulsarle en nombre de la paz y la justicia, el continúa matando a discreción, aniquila a hombres, mujeres y niños que no aceptan su dictadura, que no desean seguir sometidos, que prefieren morir luchando por su libertad antes que vivir anulados por el despotismo.
Gadafi lo tiene todo: es mentiroso, manipulador, se ha enriquecido explotando a su pueblo, es un asesino cobarde que se rodea de mercenarios y que se camufla pusilánime tras mujeres y niños, es un loco que no acepta despegarse de lo que ha estado usurpando, un demente que piensa que Libia le pertenece, un tarado que asume una soberanía que no es suya, un psicópata que está cubriendo de sangre su propio país con tal de mantenerse en el poder, con tal de controlar vida y destinos ajenos. Un criminal peligroso al que se le ha consentido demasiado, y al que ahora hay que aniquilar. Se debería haber empezado antes, y así se habrían evitado muchas muertes. Pero, como se dice, más vale tarde que nunca. Esperemos que sea rápida la solución y que esta forma de intervenir conjunta no se detenga aquí. A ver si de verdad un mundo unido elimina las dictaduras y a los dictadores, que detrás de Libia quedan unas cuantas más donde actuar.
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