José Luis Rodríguez Zapatero, en una carta dirigida al presidente del Consejo Europeo, Van Rompuy, respalda ajustar los salarios a la productividad, y así plegarse a los deseos de Alemania. Algo hay que darle, que al fin y al cabo es el que paga y manda. Desde el ejecutivo español se insiste en que el ajuste de los salarios no viene impuesto por el hermano mayor, sino que es responsabilidad de la negociación bilateral entre patronal y sindicatos, y que para lograr un acuerdo hay de plazo hasta el 19 de marzo. Clara está la cosa si de los acomodados en los sillones tenemos que esperar cosecha.
El resto del contenido de la misiva es su discurso habitual en chino, que no hay dios que le entienda pues nada es lo que dice. Como lo de "centrarnos principalmente en eliminar las rigideces de las economías domésticas. Esto implica prestar atención al mercado laboral, alineando salarios y productividad, e incrementando la empleabilidad y la formación de nuestra fuerza laboral". Soy muy tonto, no sé por donde cogerlo, de verdad, así que me quedo sólo con lo de la productividad. Lo demás es el relleno acostumbrado.
Por una vez comparto con el presidente del Gobierno una idea. Tanto produces, tanto cobras. Pero a buen seguro que difiero en la forma y modo de aplicarla. En lugar de atacar la base, como hará sin duda, la medida debe iniciarse verticalmente, de arriba hacia abajo y sin saltarse a nadie. Porque lo bueno que tiene es que en un primer momento mandaría a la calle a mucha gente que no cumple con su obligación, que producir sólo produce problemas, que desconoce incluso cuál es su trabajo. Empezando por él mismo, sus ministros, los secretarios, los subsecretarios y los directores generales de la vida, muchos diputados y senadores, bastantes diputados autonómicos y diputados europeos, numerosos alcaldes y concejales, una gran parte de los sindicalistas y un no parar de cargos públicos muy caros y su troupe insoportable, insultante y abusiva de asesores. Luego, después de predicar con el ejemplo, a por los demás. Pero en primer lugar, comenzar con los que menor aportación positiva realizan y más cuestan de mantener. Una vez allanado el camino y expulsadas las rémoras, a volver a respirar, libres de políticos de productividad negativa, el auténtico cáncer del sistema, los padres del Estado General de Malestar. Pero me da a mí que va a ser que no.
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