Verano de estrenos. Tres, son tres los que prometen diversión y entretenimiento, cada uno a su manera y para su público. En primer lugar, la última entrega de Harry Potter, que pone fin a las aventuras mágicas del aprendiz de brujo y sus amigos Ron y Hermione en el colegio Hogwarts. Digno de mención es la ingente cantidad de seguidores durmiendo en tiendas de campaña esperando la proyección de la película definitiva, lo cual significa que algo tendrá, y mucho, el chaval de las gafas y la varita. Taquillazo a la vista. Yo, dado que en esto de los gustos cada uno se menea por donde quiere y que el mago en cuestión no me cae excesivamente bien, pues como que me traen sin cuidado sus andanzas, las reliquias de la muerte o la colección de leches que se va a pegar con el tal Voldemort. Seguro que la película es una maravilla para los sentidos, pero intentaré perdérmela.
El segundo es Cars 2. Un fenómeno comercial que gana miles de millones de euros vendiendo cochecitos con ojos antes, durante y después de ser expuesto en los cines. Es glorioso todo lo que rodea la película; los niños se la tragan, se lo pasan de muerte con su colorido y su velocidad, y con el despliegue imaginativo del guión, sin entender ni la mitad, para posteriormente pedir, suplicar y/o implorar un Mac Queen, un Francesco, un Mate o cualquiera de los made in China que aparece en el film. Es un ingreso constante, pan y leche para los más pequeños, felicidad segura para ellos y un extra en juguetes para nosotros. De ésta no me puedo escaquear pues tengo un hijo de cinco años que reclama su dosis.
Y el tercero. De la magia y la acción de Harry Potter, y del vértigo y la diversión de Cars 2 pasamos a una nueva entrega de los reyes de la intriga y el suspense, a un terrorífico capítulo más de la saga que ha arrasado y quiere continuar arrasando taquillas, cines, aldeas, pueblos y ciudades, el país entero. Producciones PSOE presenta el sábado 9 de julio a su candidato a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. El debut se producirá en un acto sobrio en el que el protagonista ofrecerá, según publicitan los de su empresa, un discurso de "altísimo calado político", y en el que se estrenará página web y un lema de campaña que reza tal que así: "Rubalcaba. Escuchar, hacer y explicar".
Un somero análisis de la película. La temática parece de miedo, pues el título acojona y el actor principal más todavía, aunque algunos preferirán catalogarla como fantasía y ficción, por los efectos especiales y lo increíble del guión, y otros la encasillarán en el ámbito de la comedia negra, por lo absurdo de la trama y el patetismo cruel de los protagonistas. Pertenezca al género que pertenezca, lo que está garantizado es que va a dar mucho que hablar por lo variado de su contenido; risas y llantos, el pánico y la desesperación adornados de fantásticas historias y montajes alucinantes, apariciones estelares de humoristas de renombre (José Luis amenaza con varios cameos), aparatosos y espectaculares golpes de efecto, cambios constantes en el contenido y la estructura según aconseje el momento, etc. Un no parar de sucesos que rodearán a un Rubalcaba pletórico y radiante, un sonriente peligro para un Estado que se desmorona a pasos de gigante mientras los causantes del desastre pretenden perpetuar la mentira con más de lo mismo. El sentido común indica que hay que huir de esta basura y la lógica aconseja abominar de productora, guión y actores. Una película que me pierdo fijo, una farsa política con la que no voy a colaborar. Estoy más que harto de esta gente.
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