Bueno, las noticias sobre la nueva cueva de ladrones continúan llegando a nuestros oídos en forma de andanzas de los consejeros de la CAM y sus aventuras carnales con los préstamos que se concedían a sí mismos. Y a fe mía que son de sabroso gusto y pesada digestión.
¿Cuántos han/hemos sufrido créditos con la Caja de Ahorros del Mediterráneo a unos intereses salvajes y que para su concesión necesitaban ser avalados hasta por la prótesis de cadera de la abuela? Muchos, ¿verdad? Todas las dificultades del mundo para acabar pagando el doble de lo que te prestaban. Un lujazo.
Pero, por lo visto, el cuento no ha pintado igual para todos. Cuestión de solvencia, será. O más bien golfería. Que cada uno juzgue como quiera. La CAM ha sabido ser generosa con sus consejeros, llegando a permitir algunas líneas de descuento y préstamos a cinco y seis años al 0% de tipo de interés. No ya un 4, o un 3, o un 2, o ni tan siquiera un miserable 1 % . Según datos del informe de Gobierno Corporativo de la entidad, Modesto Crespo, Manuel Navarro, Gregorio Fernández y Juan Ramón Avilés, se beneficiaron de un regalo del Ratoncito Pérez. Según parece, 4, 6 millones de euros sin intereses. Déjame unos kilitos, que te los devuelvo mañana, te lo juro por mis muelas.
Eso sí, esta práctica pirata y la de los 161 millones repartidos entre ellos era conocida y autorizada. A saber, la Ley de cajas de la Comunidad Valenciana establece que como norma general que ni consejeros, ni familiares suyos, ni empresas en las que participen podrán obtener un euro en ninguna de sus formas (crédito, aval o garantía) de la caja con la que están relacionados salvo que el Consejo lo acuerde y sea autorizado por el Instituto Valenciano de Finanzas. Es decir, que aparte de los mangantes, la Generalitat valenciana también conocía, o debía conocer lo que estaba ocurriendo, ya que el Gobierno valenciano autorizó cada uno de estos préstamos. Dicen desde allí que esta autorización es un mero trámite administrativo, que no evalúan riesgos, pues el Instituto no es competente para ello. Digo yo que, por lo menos, en los nombres de los afortunados sí que se podrían haber fijado, que cantaban un poco.
Ahora toca pedir responsabilidades. Desde el Banco de España, pasando por el Ministerio de Economía, los gestores de la entidad y la propia Generalitat Valenciana, hasta terminar con mi madre que tiene eso que llaman pensión, domiciliada en la CAM. De los cinco nombrados, los cuatro primeros son suecos y evadirán su cuota en el desastre. Los que tiene nómina, pensión o cuatro cuartos en la Caja no podrán, no podremos escapar. Porque, no nos engañemos, los culpables somos nosotros, como siempre. Al fin y al cabo somos los únicos que vamos a correr con la cuenta de un banquete en el que no nos hemos comido un puñetero colín. Insisto, vivo en la seguridad de que a todos estos corsarios (pues de patente de corso gozan) no les va a pasar nada de nada. Ya se sabe que poderoso caballero es don dinero, aunque éste haya sido prestado para ser devuelto tarde, mal y nunca.
Eso sí, una recomendación; si no eres consejero no vayas ahora a solicitar un crédito, que las oficinas tienen orden de no conceder ni uno. Por lo menos, hasta que amaine la tormenta y nos olvidemos del tema. Yo procuraré no hacerlo (lo de olvidarme) y proseguiré empapándome de las tropelías de estos sujetos, que me gusta saber por dónde me la están metiendo. Como decía mi abuelo, la madre que les parió lo descansada que se quedó ( joder, que Modesto Crespo levantaba 16.000 euros mensuales por asistir a consejos que nunca se celebraron, todo ficticio) .Son golfos, muy golfos. ¿A ti qué te parece?
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