lunes, 27 de diciembre de 2010

Desvaríos de fin de año

Año nuevo, vida nueva. Toca, como siempre por estas fechas, hacer un lavado de conciencia y comprometerse en misiones arduas y difíciles. Hay que abandonar vicios y reeducar al cuerpo en eso de la salud, hacer ejercicio, dejar de fumar e intentar ser menos borde con los demás. Todo esto y mucho más prometemos después de haber cenado lo que nos encontramos en la mesa y bebido todo lo que de vidrio, cartón o lata viene. Debemos cambiar los hábitos y alcanzar metas hasta ahora imposibles. Son los propósitos para el año entrante. Ropa interior roja, las uvas que no falten y el autoconvencimiento de que somos lo suficientemente poderosos como para cumplir con lo convenido. Y este año parece que los que nos cuidan y velan por nuestro bienestar nos lo van a poner fácil.

El 2011 será bueno para modificar muchas cosas. La primera, aquellos que fuman, a dejar de hacerlo, o los escuadrones negros sancionarán su comportamiento asocial, su actitud agresora como apestados insolidarios a los que habrá que tatuar un número de serie en el antebrazo y perseguir hasta su exterminio. Una nueva raza con los pulmones libres de nicotina se erige, majestuosa, sobre los asesinos humeantes. O reinserción, o marginación; o acatamiento disciplinado, o condena.

Una vez todos más sanos, con la subida de la luz, el ejercicio viene solo. O te mueves, o te congelas y te tienen que amputar los dedos de los pies y parte de la nariz. Por una España de chatos renqueantes las compañías eléctricas hacen lo que sea, faltaría más. Encima, se han marcado como objetivo revitalizar el sector textil potenciando la fabricación masiva de mantas, pijamas de tergal y calzones de felpa para cubrir las necesidades en invierno, y recuperar los tradicionales, a la par que bonitos, abanicos para el verano. El que pueda, que invierta en telares, que son el futuro.

Ejercicio y tabaco. Dos objetivos conseguidos. Ahora viene la dieta. Comida sana; para empezar verdura, mucha verdura, a ser posible de cosecha propia si la comunidad de vecinos y el ayuntamiento de turno no pone trabas a la instalación de huertos en azoteas y terrazas. Eso sí, los tomates de Marruecos por ley: aquél osado que se atreva a consumir o fomentar el consumo de tomates de la tierra irá al mismo presidio que los fumadores, por antipatriota.

Para el segundo, comida internacional; perros, hormigas, saltamontes, serpientes, cualquier bicho que respire aporta las proteínas y vitaminas justas y necesarias para el desarrollo. Muchas culturas son las que no hacen ascos, por qué íbamos a ser nosotros distintos. Y para el arroz, conejo felino (miau). Claro está que, para los que prefieran pescado, caña, sedal, anzuelo y paciencia son los mejores compañeros, además de constituir un entretenimiento de lo más ameno.Y de postre, lo mejor de todo: nada de nada, que no estamos para gastos, que no os enteráis. Y los que quieran lácteos, una vaca en la urbanización que, además de leche, produce abono y cuida el césped.

Mientras tanto, los padres de la patria continuarán aplicados en lo suyo, en la muy noble tarea de idear maldades y torpezas con las que seguir arruinándonos sin descanso. Y nosotros, a sufrir que sólo servimos para eso, para sufrir. Eso sí, tras haber depositado el voto correspondiente al candidato idóneo... Tenemos lo que nos merecemos, sin más.

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