Me he comido todas las uñas, ni una me queda. No descanso ni un segundo, estoy en un permanente estado de alerta, que no alarma, desde que Zapatero le ha comunicado a un miembro (o miembra) de su partido su decisión de presentarse o no, quién sabe, a las próximas elecciones. La duda me corroe, al borde del colapso me tiene el Presidente. “Sí, no, sí, no, sí, no…No quedan margaritas en Moncloa, están todas peladas. Sí, no, sí, no, sí, no…¡Ésta tampoco! Probaré con otra a ver. O mejor con algo más grande, con más hojas. A ver si encuentro el Espasa por algún lado”
José Luis Rodríguez Zapatero se dejó querer por los periodistas el lunes, en la tradicional copa de Navidad, al manifestar que ya había tomado su decisión. Pero que sólo lo sabían Sonsoles y uno más del partido. Misterio.
Qué suenen clarines y trompetas, qué el mundo se detenga, qué nadie respire, porque desde la crucifixión de Jesús nada es tan trascendental ¿Será Rubalcaba, el presidente in pectore actual, su confidente? ¿Será Blanco, maestro de maestros en esto de no decir una verdad, el guardián de su secreto? ¿Qué será, será? A mí me importa cuarto y mitad lo que haga y quién lo sepa, porque el resultado va a ser el mismo: con él o con el delfín que elija (ya veremos si en primarias o a dedo de césar), el PSOE pierde hasta la camisa en las próximas y en las que vengan. Conocer quién tiene la llave de su diario secreto sólo produce el morbo de saber sobre qué hombro llora sus errores el caballero del talante.
Eso sí, no se puede negar que moral no le falta. Ha plagado Moncloa de velas negras y ataviado con una bata que horrorizaría a Demis Roussos, pasa horas alternando la bola de cristal con la ouija (o güija, según los de la “ye”). Parece que voces del más allá (Rubalcaba, Blanco y Pajín escondidos tras las cortinas) le han dicho que ganará las municipales, las autonómicas y las generales porque nos daremos cuenta los españoles de qué todo, todo, todo lo que se ha hecho y deshecho durante su mandato ha sido por nuestro bien. Está peor que la bruja Lola. De verdad, el Presidente del Gobierno abandonó hace tiempo el mundo real y se estableció en uno particular que deja al Edén como una porquera. Tiene que cambiar de medicación con urgencia, o lo perderemos para siempre. Para habernos matado.
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