Si eres payo y odias o temes, o ambas cosas a la vez, a los gitanos, porque te robaron o oíste que robaron alguna vez, porque no te fías de ellos, porque para ti todos son calaña ladrona y embustera, porque cuando entran en tu negocio abandonas todo y les sigues para que no se lleven lo tuyo sin pagar, porque ves cómo meriendan y cenan en los grandes supermercados sin pasar por caja, porque piensas que no se integran porque no quieren , que prefieren vivir enterrados en mierda, eres racista. Si eres gitano y desprecias al que no es como tú, le insultas y abusas del miedo que generas, le aborreces porque no te entiende a ti ni a tus leyes, te niegas a participar en una sociedad que algunas puertas te abre para que tú las cierres, te escudas en la marginalidad para obtener beneficio, eres racista.
Si para ti todo sudamericano es un “patas cortas” que vende su mano de obra a un precio en el que tú no puedes competir, un “panchito” molesto que te roba tu sustento, un “sudaca” pesado y haragán que sólo viene a molestar con sus fiestas y sus niños, eres racista. Si vienes de Sudamérica a buscarte la vida, pero no respetas las normas del español de mierda que no comprende tu costumbre de emborracharte y escandalizar hasta las tantas, que no comparte tu hábito de pegarle a tu mujer cuando pierdes el sentido por el alcohol, que no tolera tus bandas de ladrones, asesinos y extorsionadores, eres un racista.
Si te da asco el moro mierda, si abominas de su piel, de su color, de su tradición, de su religión, de sus costumbres, de su olor y de su idioma, si detestas su forma de pensar y de sentir, si consideras que todos vienen a robar, violar, y traficar con drogas, eres racista. Si eres musulmán y quieres imponer tus leyes y hábitos sin respetar los del lugar donde paces, si crees que tú eres lo primero y lo cristiano es basura, si escupes tus amenazas e intentas imponerte con el terror y la droga, si detestas y sueñas con exterminar al que te da de comer eres un racista.
Si para ti negro o blanco son algo más importante que un simple color de piel, si piensas que el mantero es un ladrón y el bracero un usurpador, si para ti un negro es un mono o un blanco un explotador gilipollas, eres un racista.
Si te ves reflejado en alguna de las expresiones que aquí te escribo, si te identificas con ellas, eres un racista. Pero no te preocupes. No eres el único. En esta España de cuarenta y tantos millones de habitantes, el que esté libre de pecado, pero libre de verdad, de corazón, no de boca para afuera, que tire la primera piedra.
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