jueves, 23 de septiembre de 2010

Lo que hay que aguantar

Hoy he leído la traducción del comunicado oficial del 11 de junio del imán Huf Kas Al Hirahz en el que habla de España. No tiene desperdicio lo expresado por este individuo en relación con los españoles y el país. Y he de decir que llevo un cabreo encima de mil pares.

Califica España como el país más débil de la Unión Europea. Pero no en el sentido económico, no. Eso ya lo sabemos por aquí. Lo dice refiriéndose a nuestra moral, a nuestra idiosincrasia, a cómo somos hombres y mujeres, cómo es nuestra juventud. Halagos, ni uno. Todos holgazanes y viciosos, sin distinción de edad o sexo, todos débiles ante la droga, todos desvinculados del sentimiento patriota. Se detiene especialmente en la figura de la mujer española: la dibuja pecadora, fornicadora, hembra de fácil acceso. Una nación de vagos que sólo piensa en colocarse y yacer sin control.

Para este fenómeno, el hecho de que nos acostemos con un canuto y nos levantemos con un par de ácidos es lo mejor que le puede ocurrir al Islam para conquistar Europa. ¿Cómo? Invadiéndonos silenciosamente, poco a poco, con jóvenes luchadores que ofrezcan la droga barata o gratis si es necesario sin caer ellos en el consumo ni sucumbir a la promiscuidad y el sexo con nuestras mujeres. De esta forma, narcotizadas las voluntades y adormecidas las fuerzas, la conquista sería rápida y segura. Y para ello, qué mejor que “despersonalizar a esa juventud viciosa y consumista dándole lo que quiere y a buen precio, cuando no de regalo” .

En España las cosas no están como deberían, pero aún no hemos alcanzado, ni alcanzaremos, esos niveles de degradación. Ellos se creen con bula para amenazar e insultar, para quemar banderas, defecar sobre la Biblia, asesinar en nombre de su dios y sembrar el terror por todo el planeta. Nosotros nos tenemos que aguantar y callar, tragarnos sus ofensas y llorar a nuestras víctimas. Ya está bien. Perdón por las formas pero no sé si el sujeto éste ha dicho todo esto mientras violaba a sus cabras, o bajo los efectos de cualquiera de las mierdas que vende, o es que nació así de imbécil. Sólo deseo que se muerda una uña y se envenene, que antes de volver a vomitar estupideces un infarto cerebral le deje seco. Ahora bien, como el miedo es libre, espero que por estas palabras no me mande un comando suicida. Está tan tarado que es capaz.

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