martes, 16 de noviembre de 2010

Mentiras y equivocaciones

Marcelino Iglesias ha mostrado un penoso y preocupante desconocimiento sobre el Sahara. Con la lección bien aprendida, repitiendo el discurso del gobierno y vendiendo la posición del mismo como acertada, el hombre fuerte del PSOE se equivocó lastimosamente tres veces sobre un dato que, hoy en día, conocemos todos los que asistimos entre la vergüenza y el enojo a los acontecimientos de El Aaiún. Lo mismo le daba el 73, que el 74. Y como no sabía por dónde salir del charco, con datar como década de los 70, solucionado. Total, qué importa. Los derechos humanos ultrajados, la brutalidad marroquí, las detenciones indiscriminadas, los desaparecidos, los muertos. Nada tiene valor si lo comparamos con los “intereses españoles”.
La mentira acompaña gemela a la postura del ejecutivo. Desde la ministra, a la que llaman mentirosa a la cara, pasando por el presidente, que envía al despedido Moratinos a ver lo que puede arreglar por ahí, y terminando con cualquiera de los demás “portavoces”. Ninguno dice lo que sabe ni reconoce lo que sabía. Y lo más peligroso, ninguno manifiesta lo que a buen seguro sabe que va a ocurrir. Marruecos exterminará la voluntad de un pueblo y eliminará a todos aquellos que se opongan a su deseo. España y los españoles somos, quizás, los únicos aliados reales con los que cuentan los represaliados. Los intereses de las grandes potencias están con Mohamed VI, y le van a consentir (de facto, ya le están consintiendo) cualquier barbaridad. Si fallamos nosotros, nadie les quedará. Por eso es aún más grave la traición de los que nos gobiernan hacia la que antaño era una de sus banderas. Miedo me da que le den mayor credibilidad al reportaje manipulado del gobierno marroquí que a las contadas informaciones que se reciben desde el territorio ocupado; son ruedas de molino con las que el Duce del Magreb quiere que el mundo comulgue. Y son las únicas ruedas que hay, porque el apagón informativo oculta cualquier verdad distinta de la falacia oficial.
Mientras tanto, mientras que en el Sahara continúa la depuración, continúa la persecución étnica, en Madrid, el ministro de Interior de Marruecos viene a darnos un tirón de orejas y ponernos a parir a todos los que nos oponemos a su plan genocida. Y nuestros representantes agacharán la cabeza y se tragarán todo lo que les den. Igual es que aquí manda también Mohamed VI…

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