Todo en la vida, todo los acontecimientos ocurren siempre acompañados por una coña, por una burla que, en paralelo, invade de un humor ácido y cruel las situaciones. Hay para todos los gustos. Veamos, pues, y si les apetece, unos cuantos ejemplos.
El mundo occidental en alerta por los paquetes explosivos de los terroristas islámicos, y a un conductor del metro de Barcelona no se le pasa otra por la cabeza que bromear por megafonía con una amenaza de bomba. Y el tío se lo curra modulando la voz como si de un árabe se tratara.
Baja el número de parados en setenta mil, todos nos alegramos, pero resulta que hay noventa mil nuevas contrataciones en el denostado y ahora más vilipendiado sector público. Eso se llama manipular datos y realidad a la par.
Socialistas y batasunos se reúnen en un hotel en Madrid, y conversan. Pero el encuentro es casual, en un pasillo un tropiezo, un qué haces por aquí, y tú qué, nos tomamos un café y nos contamos las cosas. Basagoiti se cabrea, y López y Rubalcaba corren a explicarle el azar del suceso y a dejarle muy claro que nada ha cambiado en el trato PP-PSE.
Las fuerzas de seguridad de Marruecos ejecutan a un menor saharaui y, para desviar la atención, el amigo Mohamed VI se inventa la muerte de un joven a manos de la Guardia Civil en Melilla. Y nadie le dice nada al imaginativo y regio Cuentacuentos.
El ministro de Trabajo promete cuartos a los desempleados, y desde Economía le dejan por tonto. El vice-todo Rubalcaba recomienda no hablar de ETA y su colega Gabilondo expone la tesis contraria. Coordinación ante todo, faltaría más.
El PSOE recorta unos puntos su distancia en la intención de voto, pero su líder y mesías Zapatero queda a la altura del betún, pues ya no le quieren ni en su casa (por cierto, no alcanzo a comprender de qué se sonreía este hombre en el sepelio de Marcelino Camacho).
No hay un euro, quieren que la gente compre casas, pero retiran la desgravación a partir de enero. Todo el mundo a adquirir su vivienda antes de nochevieja, que luego se pondrá todavía más difícil. A revitalizar el ladrillo.
El sector automovilístico se encuentra con sus peores resultados desde que se inventó la máquina de vapor. No se vende un carro, y, encima, de las ayudas aprobadas, de momento ni el aire.
El Tribunal Constitucional estudia la legalidad del recorte salarial a los funcionarios, y por otro lado se prepara un nuevo ajuste que puede llegar al 8 por ciento. A darle trabajo a los juzgados, que tienen poco.
Una quinta parte de los hogares está bajo el umbral de la pobreza, se ha duplicado el número de los que acuden a Cáritas en busca de socorro, y los supermercados tienen previsto un incremento en el precio de los alimentos. Seamos previsores. Con un pollo que congeles ahora te arreglas la Nochebuena y la Navidad. Muslo y contramuslo para cenar y caldito sin pelotas para comer.
El presidente del mayor banco del país reconoce en voz alta que la marca España perjudica los intereses de la entidad financiera. Los movimientos y operaciones en Reino Unido y Brasil, no le hacen daño. Nada. Haciendo patria.
Se lucha por los derechos de los menores, y una niña da a luz con diez años, mientras cierto escritor presume de encamarse con lolitas de trece, japonesas ellas e impresentable él.
Un alcalde compara a una ministra con una actriz porno, un ministro exhibe su gracia con el juego de palabras del plumero en relación con un líder político, un todopoderoso rector público establece diferencias genéticas entre populares y socialistas (mejor distintos que tontos de los cojones), un jefe de gobierno, italiano por más señas, continúa haciendo amigos en la comunidad gay mientras se beneficia todo lo que anda.
En resumen. Es un mundo de coña, una farsa magnífica a la que asistir sin posibilidades de aburrimiento. Sólo leyendo, escuchando o/y observando lo que nos rodea podríamos consumir nuestra vida entre risas y descojones varios. Y sería así si no estuviésemos tan ocupados en sobrevivir. Lástima.
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