martes, 16 de noviembre de 2010

Niños pobres

Uno de cada cuatro menores de diecisiete años está en riesgo de extrema pobreza. Un dato que empeorará con la crisis y que coloca el país al frente de los que no protegen la miseria de sus menores, por debajo sólo de Rumania, Bulgaria, Letonia e Italia. Lo dice UNICEF, que de esto sabe mucho. La directora del estudio, Marta Arias, lo expone muy claro cuando manifiesta que “ser un niño pobre en España no significa pasar hambre, pero sí tener más posibilidades de estar mal nutrido; no significa no acceder a la educación, pero sí tener dificultades para afrontar gastos o abandonar de forma temprana los estudios; no significa no poder ir al médico, pero sí tener problemas para pagar algunos tratamientos”

Es decir, el país de los brotes verdes tiene un 19,5 % de tasa de pobreza de la población y un 24,1 % de menores que viven en hogares con ingresos por debajo del 60 % de la media nacional. El pobre es mucho más pobre cada día que pasa, apoyando su miseria en la precariedad laboral y en un nivel de gasto público destinado a familia e infancia que es el último de Europa. Y no se trata sólo del pobre tradicional, del de siempre, del que ha nacido con la condena de la miseria y no ha tenido opción de escapar de ella. El nuevo pobre (que igual que hay nuevos ricos, también hay incorporaciones, y en mayor medida, a las filas de la pobreza) sale despedido violentamente de la clase media, es producto del desempleo. Comer, come, pero no se alimenta. Estudiar, estudia por ley hasta donde puede o hasta donde los ingresos le permiten. Visitar al médico, lo visita y se somete a las listas de espera en el mejor de los casos. Son una nueva legión de españoles que van perdiendo poco a poco todo lo que tienen, incluso el orgullo, víctimas de circunstancias y de políticas ineficaces ejecutadas por ineptos e incapaces rectores.

La lectura de estos datos invita a optar entre dos decisiones que brotan de un mismo tronco: o rebelarse a lo bestia o rebelarse pacíficamente. La segunda tendrá que esperar a las urnas. La primera puede reventar en cualquier momento. Esperemos que no.

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