Un poco de literatura barata. Hete aquí que se era una infame colección de cigarras que se daba la gran vida, puliéndose todo como si el mundo se acabase a los diez minutos. Fiesta, alegría, derroche, derroche y derroche. ¿La saca llena? A vaciarla. Cerebro poco, pero música y jolgorio a quintales. Cigarra por aquí, cigarra por allá, todos fundiéndose lo suyo y lo de los demás, incluso lo de algunas hormigas que, poco, pero guardaban algún cuarto, a recaudo de aprovechados, gorrones y parásitos. Vivir al día, que el invierno quedaba lejos, muy lejos. ¿Qué hay de lo mío? Hinchamos el precio, lo reventamos y que apechuguen los pringados. Hasta algunas currantes se contagiaron del ambiente festivo y no colmaron sus reservas como era costumbre y obligación.
El tiempo pasó, el verano acabó, empezaron los vientos y los fríos y las puñeteras cigarras se helaron. Ellas y toda su comunidad, sin mantas, sin comida, sin abrigo, sin techo, sin vergüenza, sinvergüenzas. ¿Qué remedio quedaba? Mendigar a las pocas hormigas que, viendo el temporal, tenían en su poder lo único comestible que existía. Las cigarras palmaban en tropel, una tras otra muertas de hambre, heladas hasta las canillas. Dicen que llegaron a recurrir al canibalismo más atroz; te como y con tu fémur me hago un mondadientes. O tú o yo. El más fuerte se queda, el débil desaparece.
La cosa estaba tan mal que, aquéllas hormigas que habían sido más previsoras, se hicieron con el poder y, viendo el panorama y atisbando beneficio, optaron por no dejar fenecer a las antaño cantarinas y ahora suplicantes cigarras. Os ayudamos, pero pasáis por el aro. Nosotras ordenamos, mandamos y dirigimos porque vosotros, desdichados y desgraciados insectos, no valéis nada más que para el servicio humilde, para el vasallaje. Esto es lo que hay. De rodillas o a morir.
Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia, cigarras, cigarronas. Cada una con lo suyo. En nuestro caso, penoso y lamentable como el de los demás, la culpa es de todos, no nos libramos ni uno. ¿Por qué? Porque hemos consentido que el Capitán Tan y su banda de ineptos nos condujesen contentos y felices por el sendero de la ruina. Dinero para todos, ladrillos a quinientos, solares a diez mil, viajes a crédito, coches de trinca y la banca soltando y soltando. Una banca que se sabe ganadora, pase lo que pase, rien ne va plus, jamás pierde. Perdemos nosotros. Un país en bancarrota, con cinco millones de parados y los que vendrán. Así que, hermanos, a elegir: alemanes y franceses nos pueden dar de comer, pero hay que besarles las suelas de los zapatos. Lo otro suena a hambre. Eso sí, conocimiento, por favor. Hagamos lo que hagamos, una cosita: cepillémonos a la banda que nos gobierna y pongamos a otros más inteligentes, que seguro que los hay.
Un sitio donde reflejar lo que piensas. Te invito a que compartas conmigo tu libertad.
martes, 30 de noviembre de 2010
lunes, 29 de noviembre de 2010
¿Quién quieres que gane?
A mí me trae sin cuidado, pero qué contento estoy. Parezco el Macario, el muñeco de la boina y los pelos gordos, negros y tiesos como escarpias que le jalonaban las piernas. Y no lo digo por lo rústico del personaje ni por lo salido que estaba, que ya podría ser, ya. Lo digo porque soy feliz y todo es maravilloso y bello. Me he vuelto idiota y sueño sólo con que llegue la noche, salten los veintidós millonarios al campo y me entretengan con un espectáculo sublime.
¿Qué más da que la cosa esté tan mal? Para eso están los goles, para conducirnos al olvido. El sistema está agotado, por no decir destruido; ha vomitado toda su debilidad dejando en cueros a todos los que lo sustentamos. De seguir así, comer pasará de ser una necesidad básica a convertirse en una odisea imposible. Pero no pasa nada, un gol de Messi o de Ronaldo equivale a un menú de tres platos, nos engorda más que un cochinillo al horno.
¿Para qué preocuparse? Te pegas a la tele o escuchas la radio, y parece que nada más exista el partido de esta noche. Sólo Barcelona y Madrid, con unas gotas de elecciones catalanas, un poco del loco coreano y una miaja del Sahara Occidental. Para hoy ya hay bastante. Mañana, a recuperar la cantinela: trabajo para usted no tengo, pero, ¿vio el partido de ayer?
Dediquémonos pues a babear delante del televisor mientras nos la siguen clavando hasta la médula. Nosotros, al fútbol, que de lo de gobernar ya hacen como que se encargan los que nos han preparado la cama y construido el ataúd. En algo tenemos que entretenernos, que no todo va a ser penar y penar, ¿no?
¿Qué más da que la cosa esté tan mal? Para eso están los goles, para conducirnos al olvido. El sistema está agotado, por no decir destruido; ha vomitado toda su debilidad dejando en cueros a todos los que lo sustentamos. De seguir así, comer pasará de ser una necesidad básica a convertirse en una odisea imposible. Pero no pasa nada, un gol de Messi o de Ronaldo equivale a un menú de tres platos, nos engorda más que un cochinillo al horno.
¿Para qué preocuparse? Te pegas a la tele o escuchas la radio, y parece que nada más exista el partido de esta noche. Sólo Barcelona y Madrid, con unas gotas de elecciones catalanas, un poco del loco coreano y una miaja del Sahara Occidental. Para hoy ya hay bastante. Mañana, a recuperar la cantinela: trabajo para usted no tengo, pero, ¿vio el partido de ayer?
Dediquémonos pues a babear delante del televisor mientras nos la siguen clavando hasta la médula. Nosotros, al fútbol, que de lo de gobernar ya hacen como que se encargan los que nos han preparado la cama y construido el ataúd. En algo tenemos que entretenernos, que no todo va a ser penar y penar, ¿no?
Una periodista en peligro.
Éste es el concepto de libertad que gasta Mohamed VI, de transparencia en la información. Ana Romero, periodista de El Mundo en el Aaiún, destacada allí en virtud de un acuerdo entre los gobiernos de España y Marruecos, se encuentra bajo la protección de Mariano Collado, el depositario de los Bienes Culturales españoles en la capital del antiguo protectorado español. Ha tenido que acudir a cobijarse a la residencia de éste ante las advertencias del único representante del Gobierno español en la zona de que si sale a la calle para cumplir con su trabajo, que no es otro que el de informar con libertad, no podrá garantizar su integridad. La periodista teme por su seguridad, relata que la siguen a todos los lados y que le están presionando para que abandone y se marche. En una conversación telefónica con la cadena COPE ha manifestado: “Vine invitada por el Gobierno español y el de Marruecos y ahora se me está intentando echar con unas prácticas estalinistas. Marruecos quiere echarme de aquí, pero no quiere firmar una orden de expulsión".
El director de EL MUNDO, Pedro J. Ramírez, ha declarado en el programa “Así son las mañanas” de Ernesto Sáenz de Buruaga que apela “ al Gobierno español, a Rubalcaba, que se implicó personalmente en el acuerdo y a Trinidad Jiménez, a quien corresponde velar por la seguridad de los españoles en el extranjero, para que ejerzan su influencia y protejan la labor profesional de Ana Romero en El Aaiún, que todavía no ha concluido". A continuación ha expresado su preocupación al decir que "Ana corre un serio peligro en El Aaiún, un serio peligro físico. Mariano le ha asegurado que si ella abandona la residencia para ejercer el periodismo no podrá volver a ser admitida y protegida".
Todo esto viene a cuento de que Ana Romero está recabando con imparcialidad y objetividad datos sobre torturas y desapariciones de saharauis en la Cárcel Negra de la capital del Sahara Occidental. Hasta ciento treinta se encuentran allí recluidos, sometidos a todo tipo de vejaciones y maltratos físicos. Y esto no parece noticia del agrado de la dictadura marroquí. Como tampoco debió serlo el testimonio recogido el pasado sábado por la periodista de El Mundo en el que una mujer saharaui denunciaba haber sido violada por tres agentes de las fuerzas de seguridad de Marruecos el día después de que arrasaran el campamento de Gdeim Izik. Marruecos sólo quiere que se conozca su verdad, esa fábula manipulada en la que el invasor se convierte en víctima y el represaliado en verdugo. El gobierno español tiene la obligación de intervenir ya, con la dureza que requiere el asunto, y evitar que con Ana Romero se cometa vejación alguna. Otra forma de actuar además de irresponsable y cobarde sería participar como cómplice de lo que pudiese ocurrir. A ver si de una vez por todas hacen lo que tienen que hacer, que ya va tocando.
El director de EL MUNDO, Pedro J. Ramírez, ha declarado en el programa “Así son las mañanas” de Ernesto Sáenz de Buruaga que apela “ al Gobierno español, a Rubalcaba, que se implicó personalmente en el acuerdo y a Trinidad Jiménez, a quien corresponde velar por la seguridad de los españoles en el extranjero, para que ejerzan su influencia y protejan la labor profesional de Ana Romero en El Aaiún, que todavía no ha concluido". A continuación ha expresado su preocupación al decir que "Ana corre un serio peligro en El Aaiún, un serio peligro físico. Mariano le ha asegurado que si ella abandona la residencia para ejercer el periodismo no podrá volver a ser admitida y protegida".
Todo esto viene a cuento de que Ana Romero está recabando con imparcialidad y objetividad datos sobre torturas y desapariciones de saharauis en la Cárcel Negra de la capital del Sahara Occidental. Hasta ciento treinta se encuentran allí recluidos, sometidos a todo tipo de vejaciones y maltratos físicos. Y esto no parece noticia del agrado de la dictadura marroquí. Como tampoco debió serlo el testimonio recogido el pasado sábado por la periodista de El Mundo en el que una mujer saharaui denunciaba haber sido violada por tres agentes de las fuerzas de seguridad de Marruecos el día después de que arrasaran el campamento de Gdeim Izik. Marruecos sólo quiere que se conozca su verdad, esa fábula manipulada en la que el invasor se convierte en víctima y el represaliado en verdugo. El gobierno español tiene la obligación de intervenir ya, con la dureza que requiere el asunto, y evitar que con Ana Romero se cometa vejación alguna. Otra forma de actuar además de irresponsable y cobarde sería participar como cómplice de lo que pudiese ocurrir. A ver si de una vez por todas hacen lo que tienen que hacer, que ya va tocando.
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sábado, 27 de noviembre de 2010
Vamos al recreo: Barcelona-Madrid
Tocaba el timbre y salíamos todos disparados al patio, dispuestos a correr como pavos sin cabeza detrás de una pelota. No existía otra cosa en el mundo más importante que esa. Un chapí-chapó o un pares o nones, dos equipos de veinte para arriba, un campo de tierra y a correr. No sabías quién iba con quién, el mismo que te pasaba la pelota, en la siguiente jugada te la robaba y te metía un gol, ejerciendo de tránsfuga. Igual contabas con tres porteros, todos con la condición de regateadores, que igual la portería sufría el más miserable abandono, a merced de los palomeros que indefectiblemente rondaban junto a los postes sin parar de pedirla. Luego estaban aquéllos que controlaban bien el tema, que sabían, que llevaban el balón pegado a los zapatos y chupaban sin piedad, ante el aburrimiento del resto. En ocasiones estos últimos jugaban solos, mientras los modestos peloteros desertábamos y nos entregábamos a las canicas, a tirarnos piñas y piedras o, simplemente, a sentarnos a disfrutar del espectáculo. Era maravilloso, una catarsis absoluta, los problemas olvidados, enterrados entre el polvo, expulsados a patadas y empujones. Era el recreo, la liberación.
El fútbol tiene estas cosas. España está quebrada, rota por la incalificable ineptitud de los dirigentes políticos. El domingo, Cataluña habrá puesto en juego su gobernabilidad y, quién sabe, si la del país también. El lunes, algunos afortunados trabajarán y otros continuarán buscando su fortuna, mientras los mercados seguirán especulando con nosotros, extrayéndonos la sangre sin piedad. Los rectores del Estado insistirán en su lamentable deambular, exponiendo las vergüenzas propias y ajenas. Pero todo perderá su trascendencia al llegar la noche; repicará el timbre y saldremos al patio. En ese momento, los españoles nos entregaremos al fútbol, dedicaremos nuestra pasión a un Barcelona-Real Madrid que anulará la razón y desterrará rabia y penas. Seguro que pasaremos un buen rato. Lo malo vendrá después, cuando los Ronaldo, Messi y demás terminen con su negocio y volvamos al nuestro, a la puñetera realidad, a aplicarnos duramente para que los Zapatero y compañía no nos pinchen el balón, dejándonos sin recreo.
El fútbol tiene estas cosas. España está quebrada, rota por la incalificable ineptitud de los dirigentes políticos. El domingo, Cataluña habrá puesto en juego su gobernabilidad y, quién sabe, si la del país también. El lunes, algunos afortunados trabajarán y otros continuarán buscando su fortuna, mientras los mercados seguirán especulando con nosotros, extrayéndonos la sangre sin piedad. Los rectores del Estado insistirán en su lamentable deambular, exponiendo las vergüenzas propias y ajenas. Pero todo perderá su trascendencia al llegar la noche; repicará el timbre y saldremos al patio. En ese momento, los españoles nos entregaremos al fútbol, dedicaremos nuestra pasión a un Barcelona-Real Madrid que anulará la razón y desterrará rabia y penas. Seguro que pasaremos un buen rato. Lo malo vendrá después, cuando los Ronaldo, Messi y demás terminen con su negocio y volvamos al nuestro, a la puñetera realidad, a aplicarnos duramente para que los Zapatero y compañía no nos pinchen el balón, dejándonos sin recreo.
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Somos la mejor generación.
Sí. La del 85. La mejor. Y reto a cualquiera a que rebata lo que yo afirmo. Yo, por mi parte, ofrezco los argumentos que me otorgan la licencia para ser tan tajante en esto. Y es que no admite discusión. Porque, digo, a ver, de no ser así, quién me explica a mí cómo puede ocurrir que transcurridos una pila buena de años desde que nos separamos en el colegio ciento treinta que éramos entre tíos y tías, aún nos juntemos una espléndida cantidad un par de veces al año para pegar un bocado, echar unas risas, saltar, cantar, bailar y bebernos el Nilo. Vicios propios todos de una generación que con ocho años vio morir a Franco, que asistió al germinar de la democracia con doce, y que con catorce se aprovechó de todas las dosis de libertad que ofrecieron a garrafones los ochenta. Alternamos estudios con juergas y exprimimos la juventud hasta el agotamiento. Luego, como debía ser, cada uno por su lado, a pelear, a luchar por y con la vida, a buscar la propia estabilidad, a intentarlo todo con tal de ser felices. Y en esas seguimos, como casi todo el mundo.
Lo que nos diferencia del resto es que, siendo tan distintos, nos queremos de verdad. Es vernos y retroceder veinte o treinta años, reírnos a gusto y disfrutar de una de las cosas más maravillosas que la vida nos puede ofrecer. Yo, particularmente, en cada encuentro me arranco la mala leche, me olvido de todo y, sin exagerar, soy inmensamente feliz. Así que, y a las pruebas me remito, aquéllos que nos dijimos hasta luego en el 85 somos y seremos amigos siempre. Un abrazo y un beso para tod@s.
Lo que nos diferencia del resto es que, siendo tan distintos, nos queremos de verdad. Es vernos y retroceder veinte o treinta años, reírnos a gusto y disfrutar de una de las cosas más maravillosas que la vida nos puede ofrecer. Yo, particularmente, en cada encuentro me arranco la mala leche, me olvido de todo y, sin exagerar, soy inmensamente feliz. Así que, y a las pruebas me remito, aquéllos que nos dijimos hasta luego en el 85 somos y seremos amigos siempre. Un abrazo y un beso para tod@s.
viernes, 26 de noviembre de 2010
O él o nosotros
No me llega la camisa al cuello. Y no es por haber engordado, no, que lo de comer con opulencia no está a mi alcance. Estoy asustado por lo cerca que estamos del abismo. El discurso de “España sale de la crisis, hay brotes verdes, el final está cerca, no hay problemas que no podamos solucionar, somos solventes, estamos en la champions de la economía, etc.” ha cambiado. Ahora hay que temblar, pues se acerca el leñazo salvo misericordia de los mercados. Y éstos han decidido castigarnos.
El Gobierno ha enterrado su sonrisa burlona. Zapatero prometió no hacer más reformas, pero no le va a quedar más remedio. Otra mentira de alguien que sólo genera recelo, dentro y, lo que es peor, fuera. Nadie cree en él y eso le erige como el principal escollo que tenemos para superar la crisis. España tiene capacidad, pues los españoles la tenemos. Sin embargo, el hecho de que al frente del país se sitúe un cadáver político del que no se fían ni sus propias manos nos convierte en los siguientes en hundirnos, los próximos en reclamar auxilio.
Claro está que la culpa es del PP, antipatriotas, ácratas desestabilizadores que han llevado a la ruina al estado, terroristas económicos, los únicos culpables de que en este país existan cinco millones de parados, de que el diferencial de deuda sea el más alto de la historia, de que nadie confíe en la capacidad de reacción española, del ridículo en política exterior y, sobre todo, de que en España la mayoría seamos cada día más pobres, mientras que sólo algunos favorecidos son cada día más ricos. Política social que se llama.
Claro como el agua. El responsable absoluto de nuestra ruina y de lo que queda por venir no es otro que José Luis Rodríguez Zapatero. Y al que no le guste, allá él con su ceguera. En el mismo instante en que desaparezca de la vida pública, España empezará a recuperarse. Y no hay otra. O él o nosostros.
El Gobierno ha enterrado su sonrisa burlona. Zapatero prometió no hacer más reformas, pero no le va a quedar más remedio. Otra mentira de alguien que sólo genera recelo, dentro y, lo que es peor, fuera. Nadie cree en él y eso le erige como el principal escollo que tenemos para superar la crisis. España tiene capacidad, pues los españoles la tenemos. Sin embargo, el hecho de que al frente del país se sitúe un cadáver político del que no se fían ni sus propias manos nos convierte en los siguientes en hundirnos, los próximos en reclamar auxilio.
Claro está que la culpa es del PP, antipatriotas, ácratas desestabilizadores que han llevado a la ruina al estado, terroristas económicos, los únicos culpables de que en este país existan cinco millones de parados, de que el diferencial de deuda sea el más alto de la historia, de que nadie confíe en la capacidad de reacción española, del ridículo en política exterior y, sobre todo, de que en España la mayoría seamos cada día más pobres, mientras que sólo algunos favorecidos son cada día más ricos. Política social que se llama.
Claro como el agua. El responsable absoluto de nuestra ruina y de lo que queda por venir no es otro que José Luis Rodríguez Zapatero. Y al que no le guste, allá él con su ceguera. En el mismo instante en que desaparezca de la vida pública, España empezará a recuperarse. Y no hay otra. O él o nosostros.
jueves, 25 de noviembre de 2010
Los violentos son cobardes y asesinos.
El violento mata por su mala educación, por la nefasta tradición de superioridad que la sociedad impone y por su maldito sentido de posesión. Escudándose en unos sentimientos bastardos y confusos, el violento asume el papel erróneo de legislador de las voluntades femeninas, intentando fiscalizar y controlar los deseos y aspiraciones de la mujer, controlar su vida. Después, cuando ésta se rebela contra la injusticia y el abuso, se transforma en juez y ejecutor, en asesino.
El violento mata por cobardía; la propia impotencia vierte los fracasos en la figura de la mujer. Se le convierte en culpable, se le somete a tortura, se le responsabiliza de todo y se le castiga sin piedad. Para lograr sus fines, el sádico no necesita acabar con la vida; la mujer sufre maltratos psíquicos y humillaciones, todos bajo la amenaza del daño físico, ubicando la sombra de la muerte sobre ella.
El violento mata porque no es hombre, porque ha perdido totalmente la dignidad y la humanidad, porque no tiene, y quizás nunca ha tenido, el menor síntoma de cordura. El violento mata porque es incapaz de reconocer su miseria y su inutilidad. Y la paga con la que considera más débil, con la que cree que es su objeto más delicado y molesto.
La violencia de género no tiene fin. El violento es cobarde, salvaje y ruin, un engendro injusto de la naturaleza que practica su maldad como deporte habitual. Debe ser perseguido, acosado como alimaña que es, abatido, capturado y castigado con toda la dureza posible.
El problema es que no sabemos prevenir el mal. Y cuando se consigue, el miserable se esconde y espera a su presa hasta que la caza y liquida sin compasión. La educación recibida ha desarrollado el cáncer de su locura y, lo que es aún peor, en la mayoría de las ocasiones considera que obra con justicia. Hay que detenerle antes de que actúe. Hay que evitar que actúe.
El violento mata por cobardía; la propia impotencia vierte los fracasos en la figura de la mujer. Se le convierte en culpable, se le somete a tortura, se le responsabiliza de todo y se le castiga sin piedad. Para lograr sus fines, el sádico no necesita acabar con la vida; la mujer sufre maltratos psíquicos y humillaciones, todos bajo la amenaza del daño físico, ubicando la sombra de la muerte sobre ella.
El violento mata porque no es hombre, porque ha perdido totalmente la dignidad y la humanidad, porque no tiene, y quizás nunca ha tenido, el menor síntoma de cordura. El violento mata porque es incapaz de reconocer su miseria y su inutilidad. Y la paga con la que considera más débil, con la que cree que es su objeto más delicado y molesto.
La violencia de género no tiene fin. El violento es cobarde, salvaje y ruin, un engendro injusto de la naturaleza que practica su maldad como deporte habitual. Debe ser perseguido, acosado como alimaña que es, abatido, capturado y castigado con toda la dureza posible.
El problema es que no sabemos prevenir el mal. Y cuando se consigue, el miserable se esconde y espera a su presa hasta que la caza y liquida sin compasión. La educación recibida ha desarrollado el cáncer de su locura y, lo que es aún peor, en la mayoría de las ocasiones considera que obra con justicia. Hay que detenerle antes de que actúe. Hay que evitar que actúe.
A la rica foto
Bien que lo veo. Que se haga fotos, todas las que pueda, que algún recuerdo quiere tener el hombre para enseñar a sus nietos. Porque estos tiernos infantes, cuando estudien historia de España en el instituto, siempre y cuando para esas fechas existan aún España y los institutos, y vean el nombre de su yayo en negrita como el responsable del mayor desastre económico del país, lo pasarán muy mal. Entonces el abuelo aparecerá con la colección de instantáneas y les dirá:
-Mirad, todo eso es relativo. Hay que tomarlo con perspectiva, teniendo en cuenta los acontecimientos. Yo fui un gran hombre, al que todos admiraban y respetaban. El estadista más importante del mundo en aquellas fechas. Mirad, aquí estoy con Obama, presidente de los EE. UU., que también tuvo mala suerte. En esta otra, con el Rey de Marruecos, con Mohamed VI, el Duce del Magreb. ¡Gran tipo! Un poco sanguinario quizás, pero mi amigo…
-Abuelo, ¿ése no fue el que nos levantó Ceuta y Melilla, y se hizo con el control militar del norte de África?
-Bueno, para que lo tuvieran los terroristas, mejor que lo controlara él.
-Sí. Pero dicen que exterminó a todo un pueblo, el saharaui, y que vosotros no hicisteis nada para evitarlo.
-Eso son malas lenguas. Ahí actué defendiendo los intereses de España… Además, no me interrumpas que pierdo el hilo. Continúo. En estas estoy con todos los líderes de Europa, trabajando codo con codo. ¡Qué tiempos!...Y en estas, en el G-20, con las demás potencias mundiales…
-Abuelo, ¿eso ocurrió antes o después de que nos tuvieran que sacar del hoyo?
-Tú preguntas mucho y te estás volviendo impertinente, niño. Si sigues por ahí, guardo el álbum y te quedas sin cenar. A ver si te enteras que no fue culpa mía, que yo hice lo que pude, que me obligaron. Y si no, espera y verás. ¿Ves ésta? Aquí estoy con los jefes de las 30 mayores empresas del país. Todos arropando mi gestión, todos pendientes de mis decisiones para arreglar las cosas. Nada se hacía en este país sin que antes lo hubiera decidido yo. Para que os hagáis una idea correcta de las cosas, ¿veis este señor de blanco que camina a mi lado en Barcelona? Todavía recuerdo que la gente se preguntaba sobre quién era ése que iba con el Presidente.
-¿Y quién era, abue?
-El Papa, hijo, el Papa. Así que ya sabéis, no creer lo que digan los profesores y los libros. Seguro que la editorial es del hijo de Mariano, como mínimo. Vosotros, cuando queráis conocer algo de aquella época, me visitáis y os cuento la verdad…
-Mirad, todo eso es relativo. Hay que tomarlo con perspectiva, teniendo en cuenta los acontecimientos. Yo fui un gran hombre, al que todos admiraban y respetaban. El estadista más importante del mundo en aquellas fechas. Mirad, aquí estoy con Obama, presidente de los EE. UU., que también tuvo mala suerte. En esta otra, con el Rey de Marruecos, con Mohamed VI, el Duce del Magreb. ¡Gran tipo! Un poco sanguinario quizás, pero mi amigo…
-Abuelo, ¿ése no fue el que nos levantó Ceuta y Melilla, y se hizo con el control militar del norte de África?
-Bueno, para que lo tuvieran los terroristas, mejor que lo controlara él.
-Sí. Pero dicen que exterminó a todo un pueblo, el saharaui, y que vosotros no hicisteis nada para evitarlo.
-Eso son malas lenguas. Ahí actué defendiendo los intereses de España… Además, no me interrumpas que pierdo el hilo. Continúo. En estas estoy con todos los líderes de Europa, trabajando codo con codo. ¡Qué tiempos!...Y en estas, en el G-20, con las demás potencias mundiales…
-Abuelo, ¿eso ocurrió antes o después de que nos tuvieran que sacar del hoyo?
-Tú preguntas mucho y te estás volviendo impertinente, niño. Si sigues por ahí, guardo el álbum y te quedas sin cenar. A ver si te enteras que no fue culpa mía, que yo hice lo que pude, que me obligaron. Y si no, espera y verás. ¿Ves ésta? Aquí estoy con los jefes de las 30 mayores empresas del país. Todos arropando mi gestión, todos pendientes de mis decisiones para arreglar las cosas. Nada se hacía en este país sin que antes lo hubiera decidido yo. Para que os hagáis una idea correcta de las cosas, ¿veis este señor de blanco que camina a mi lado en Barcelona? Todavía recuerdo que la gente se preguntaba sobre quién era ése que iba con el Presidente.
-¿Y quién era, abue?
-El Papa, hijo, el Papa. Así que ya sabéis, no creer lo que digan los profesores y los libros. Seguro que la editorial es del hijo de Mariano, como mínimo. Vosotros, cuando queráis conocer algo de aquella época, me visitáis y os cuento la verdad…
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Viene la gripe irlandesa.
Y para ésta las medicinas con las que contamos no están resultando, bien por la escasa o nula efectividad de las mismas, bien porque el facultativo de turno no es capaz de diagnosticar el mal y acertar con el remedio. El virus económico acecha amenazante a una España débil, con las defensas bajas y sin anticuerpos. El vecino irlandés ha caído y los próximos parece ser que seremos nosotros, salvo milagro.
Está claro que no somos Irlanda, que nuestra situación no es la misma. Pero pienso yo que quizás la enfermedad que se va a cernir sobre los españoles es distinta a la que ha exigido el rescate irlandés. La marca España está en mínimos históricos. Nadie cree en nuestra capacidad para establecer reformas reales que ofrezcan resultados tangibles a corto y largo plazo. Los mercados no confían en el Estado español y nuestro diferencial de deuda sube sin remedio. El ejecutivo se ve incapaz de crear empleo, las medidas adoptadas y las pendientes de asumir no muestran la suficiencia requerida y los socios de la Unión ven peligrar toda la estabilidad de la zona euro. España no vende más que desconfianza y recelo, nadie quiere compartir mesa con aquél que, además de robar los cubiertos, no tiene para pagar su comanda.
La economía española ya está enferma, casi terminal, y esto no es ser pesimista, es ver la realidad. De acuerdo con que la crisis es mundial, que afecta a todos los estados, y que los hay peor que nosotros (estos ya tienen la mortaja lista). Dado el sistema en el que se mueven los estados, se depende del exterior para fortalecer lo doméstico. Y en nuestro caso, los que se tienen que fiar de nosotros no están por la labor.
Soluciones hay seguro, duras, muy duras. Pero todas arrancan, a mi entender, en el mismo punto: el gobierno español debe retirarse, dimitir y convocar elecciones. Luego, la evolución de nuestra economía dirá si los sustitutos están más capacitados o no, o simplemente generan mayor confianza a los mercados. Yo lo tengo muy claro. Nadie en este país lo puede hacer peor que el ejecutivo actual y su presidente. Nadie.
Está claro que no somos Irlanda, que nuestra situación no es la misma. Pero pienso yo que quizás la enfermedad que se va a cernir sobre los españoles es distinta a la que ha exigido el rescate irlandés. La marca España está en mínimos históricos. Nadie cree en nuestra capacidad para establecer reformas reales que ofrezcan resultados tangibles a corto y largo plazo. Los mercados no confían en el Estado español y nuestro diferencial de deuda sube sin remedio. El ejecutivo se ve incapaz de crear empleo, las medidas adoptadas y las pendientes de asumir no muestran la suficiencia requerida y los socios de la Unión ven peligrar toda la estabilidad de la zona euro. España no vende más que desconfianza y recelo, nadie quiere compartir mesa con aquél que, además de robar los cubiertos, no tiene para pagar su comanda.
La economía española ya está enferma, casi terminal, y esto no es ser pesimista, es ver la realidad. De acuerdo con que la crisis es mundial, que afecta a todos los estados, y que los hay peor que nosotros (estos ya tienen la mortaja lista). Dado el sistema en el que se mueven los estados, se depende del exterior para fortalecer lo doméstico. Y en nuestro caso, los que se tienen que fiar de nosotros no están por la labor.
Soluciones hay seguro, duras, muy duras. Pero todas arrancan, a mi entender, en el mismo punto: el gobierno español debe retirarse, dimitir y convocar elecciones. Luego, la evolución de nuestra economía dirá si los sustitutos están más capacitados o no, o simplemente generan mayor confianza a los mercados. Yo lo tengo muy claro. Nadie en este país lo puede hacer peor que el ejecutivo actual y su presidente. Nadie.
martes, 23 de noviembre de 2010
Ya somos más.
En un primer momento, desde la cúpula socialista se optó por la traición a los ideales, por la vergonzosa renuncia a los principios, sometiéndose a las órdenes emanadas del líder. Marruecos es el amigo, y el Sahara una tierra yerma donde malviven los abandonados, los represaliados y los oprimidos saharauis. Una gente que no proporciona los beneficios suficientes y necesarios como para que el Estado español les considere por encima del invasor. Y como no interesan, como no se puede obtener nada de ellos pues nada tienen, en nombre de la prudencia y bajo el control de la cobardía, el ejecutivo Zapatero escupió su felonía.
Ahora, por fin, dentro del PSOE ya empiezan a hablar aquellos que desde hace dos semanas callan con dolor. Socialistas que sufren ante la pasividad de sus jefes y que han elegido enfrentarse al absurdo, personas a las que el corazón les exige detener el exterminio. Voces, gritos que se echaban en falta.
El Sahara nos debe unir. Ésta es la única forma de que tenga alguna posibilidad de vencer, y de eso nos damos cuenta casi todos, menos los que tienen el poder para actuar. Dirigentes que dejan atrás las promesas de fidelidad expresadas a gritos, las populistas consignas de defensa del pueblo hermano del Sahara. Dignas son de escuchar las palabras de Trinidad Jiménez en 2003, cuando, postulando por la alcaldía de Madrid y cubierta con una bandera comprometía su amor eterno hacia los desprotegidos. Loca era su pasión.
Los seres humanos somos siempre prisioneros de nuestras palabras, sobretodo cuando éstas tocan los sentimientos y las creencias. La Ministra de Exteriores ha mutado su opinión en el momento en el que se ha acercado al trono. Lo que hace tiempo se encontraba enraizado en su alma, ahora ha desaparecido por las alcantarillas de la traición. Se puede pensar que no es ella la que habla, que son otras voces las que dictan su discurso. Pero también queda para la interpretación que, libre como es Trinidad Jiménez, ya no sienta lo que decía antes. Para mí sólo existe una de dos: o hace siete años mentía en busca de un sillón de alcalde, o es ahora, que ya ha llegado alto, muy alto, cuando el engaño domina sus palabras. Sea como sea, el caso es que los jóvenes saharauis van a una guerra sabiendo que todas las batallas ya las han perdido. Son conscientes, y así lo expresan, de que en su muerte van a estar solos y de que el gobierno de España les ha abandonado. No debemos permitirlo.
Ahora, por fin, dentro del PSOE ya empiezan a hablar aquellos que desde hace dos semanas callan con dolor. Socialistas que sufren ante la pasividad de sus jefes y que han elegido enfrentarse al absurdo, personas a las que el corazón les exige detener el exterminio. Voces, gritos que se echaban en falta.
El Sahara nos debe unir. Ésta es la única forma de que tenga alguna posibilidad de vencer, y de eso nos damos cuenta casi todos, menos los que tienen el poder para actuar. Dirigentes que dejan atrás las promesas de fidelidad expresadas a gritos, las populistas consignas de defensa del pueblo hermano del Sahara. Dignas son de escuchar las palabras de Trinidad Jiménez en 2003, cuando, postulando por la alcaldía de Madrid y cubierta con una bandera comprometía su amor eterno hacia los desprotegidos. Loca era su pasión.
Los seres humanos somos siempre prisioneros de nuestras palabras, sobretodo cuando éstas tocan los sentimientos y las creencias. La Ministra de Exteriores ha mutado su opinión en el momento en el que se ha acercado al trono. Lo que hace tiempo se encontraba enraizado en su alma, ahora ha desaparecido por las alcantarillas de la traición. Se puede pensar que no es ella la que habla, que son otras voces las que dictan su discurso. Pero también queda para la interpretación que, libre como es Trinidad Jiménez, ya no sienta lo que decía antes. Para mí sólo existe una de dos: o hace siete años mentía en busca de un sillón de alcalde, o es ahora, que ya ha llegado alto, muy alto, cuando el engaño domina sus palabras. Sea como sea, el caso es que los jóvenes saharauis van a una guerra sabiendo que todas las batallas ya las han perdido. Son conscientes, y así lo expresan, de que en su muerte van a estar solos y de que el gobierno de España les ha abandonado. No debemos permitirlo.
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lunes, 22 de noviembre de 2010
Por si se me olvida, feliz Navidad a casi todos
Sin darnos cuenta se echa encima la navidad. Otro año más, si Dios quiere, en el que veré reír a mis hijos e ilusionarse con Papá Noel y con los Reyes, esa dualidad consumista impuesta por la sociedad. Como es previsible, beberé más de la cuenta alguno de los días en los que la tradición obliga coger medio pedal, y comeré hasta reventar de lo poco o mucho que haya. Para eso sirven los antiácidos y los protectores estomacales, para mitigar los efectos de los abusos. Todo será como siempre, aparcaré fuera de mi casa los problemas y me esmeraré en ser feliz.
Y eso que el presente año las fiestas vienen dobladas, con muchos agujeros para tapar por los que se escapa a borbotones la tranquilidad y el poco dinero que uno maneja. Será cuestión de aplicarse con la imaginación y esforzarse en convertir uno en dos, y dos en tres, pues los hijos no tienen culpa de lo que pasa. Ellos deben disfrutar, almacenar en su memoria cada día de celebración y valorar todo lo que les podamos dar. Nosotros, a cumplir hasta donde lleguemos. O hasta donde nos dejen la banda de innombrables que rigen los destinos del país.
Por esto, porque hay dos bandos en el país, los que nos sacrificamos sin descanso por un lado, y por el otro los que se dedican a marcar las pautas de ese sacrificio sin perder ni un ápice de su bonaza y fortuna (y también porque el Corte Inglés ya ha puesto las luces) quiero adelantarme un mes a las fiestas y felicitarlas selectiva y convenientemente.
Así que, antes de que se me olvide o se me pasen las ganas, desearles a todos los que como yo sufren el acoso de los ineptos y penan desventuras ocasionadas por incapaces una feliz Navidad y un próximo año lleno de trabajo para sobrevivir, seriedad para decidir sobre nuestro futuro y cordura para mandar al guano a la banda que está aniquilando España. Para los otros, para los destructores, para esa casta gobernante que no sirve nada más que para crear miseria, no me nace desear nada bueno. Quizás, que les siente mal lo que cenen y se tiren tres días en el trono doméstico. ¡Ea! Lo dicho, ¡Feliz Navidad a casi todos!
Y eso que el presente año las fiestas vienen dobladas, con muchos agujeros para tapar por los que se escapa a borbotones la tranquilidad y el poco dinero que uno maneja. Será cuestión de aplicarse con la imaginación y esforzarse en convertir uno en dos, y dos en tres, pues los hijos no tienen culpa de lo que pasa. Ellos deben disfrutar, almacenar en su memoria cada día de celebración y valorar todo lo que les podamos dar. Nosotros, a cumplir hasta donde lleguemos. O hasta donde nos dejen la banda de innombrables que rigen los destinos del país.
Por esto, porque hay dos bandos en el país, los que nos sacrificamos sin descanso por un lado, y por el otro los que se dedican a marcar las pautas de ese sacrificio sin perder ni un ápice de su bonaza y fortuna (y también porque el Corte Inglés ya ha puesto las luces) quiero adelantarme un mes a las fiestas y felicitarlas selectiva y convenientemente.
Así que, antes de que se me olvide o se me pasen las ganas, desearles a todos los que como yo sufren el acoso de los ineptos y penan desventuras ocasionadas por incapaces una feliz Navidad y un próximo año lleno de trabajo para sobrevivir, seriedad para decidir sobre nuestro futuro y cordura para mandar al guano a la banda que está aniquilando España. Para los otros, para los destructores, para esa casta gobernante que no sirve nada más que para crear miseria, no me nace desear nada bueno. Quizás, que les siente mal lo que cenen y se tiren tres días en el trono doméstico. ¡Ea! Lo dicho, ¡Feliz Navidad a casi todos!
La entrevista
Había decidido no hacer caso ya a nada de lo que dijera José Luis Rodríguez Zapatero, limitarme a pelear por los míos y tirar para hacia delante sin escuchar al necio. Pero hoy, por el domingo, me he tropezado con una entrevista que me ha llenado el corazón de sentimientos y la razón de argumentos. Dar una opinión general sobre lo leído es muy fácil porque para esto cabeza y sensaciones se ponen de acuerdo. Es una carta de despedida de alguien acabado, que se arrastra penosamente, y con él a todo el país, y que intenta proteger su imagen insistiendo en justificar sus errores, mintiendo y traicionando sin rubor. Siempre fiel a su línea, afirma y niega en el mismo párrafo. Europa no le presionó pero los mercados sí: una prueba para la capacidad de gestión del gobierno. Sí pero no.
Vamos paso a paso con la entrevista, que hay para pensar. Primero habla del recorte de derechos sociales, admite el despilfarro del dinero hasta vaciar la caja, exhibiendo orgulloso un incremento del 40 % en el gasto social y después dice que como él lo da, él lo quita. ¿A quién? A jubilados y funcionarios. Lo más fácil, lo más rápido y factible. Y no se le cae la cara cuando reconoce que no se anticipó al desastre porque nadie se anticipaba. Lo mismo que decir que es un borrego más en un sistema controlado por la dictadura de los mercados.
Con lo siguiente no puedo evitar sonreír. “Siempre ha habido confianza en la economía española. Lo que existía era la necesidad de comprobar que el Gobierno era capaz de tomar decisiones difíciles”: la primera vez en la que es sincero en meses. El problema está ahí, en la capacidad del gobierno. Más bien, en la ausencia de la misma. Pero el cachondeo me dura poco. Cuando se vende como el gran hombre que se cree que es, cuando habla de socialdemocracia, de proyecto, me muero de asco. No ve más allá de sus narices, no siente como suya la traición cometida a los ideales socialistas, es más, no asume que haya cometido una traición. Claro, el fin justifica los medios, le meto el palo al que no se puede proteger y los sindicatos no me la liarán muy gorda. Soy un gran estadista y aplico grandes medidas. Y al que no le guste, ajo y agua.
Aquí me detengo. Otra vez a reír. “Sé que lo tengo que hacer” Genial. Lo dice convencido, seguro de sí mismo. Qué bárbaro. Habla del nuevo programa que se aprobó el viernes en el Consejo de Ministros y comenta una ampliación de derechos de los ciudadanos: garantías contra la discriminación (qué menos, con la incentivada distancia entre la España rica y la España pobre), protección de los consumidores (a lo mejor es que antes no estábamos protegidos) y lo último, lo mejor, el derecho a morir dignamente. A vivir no, a morir: de hambre, de inanición, de desesperación, morir y dejar de incordiar, un parado menos, palmar con la frente bien alta y una muda limpia para la mortaja.
Siguiendo con la lectura, uno extrae más lindezas. No admite el desmadre al controlar el dinero que poseía el Estado, justifica el derroche. Separa sindicatos de trabajadores; los últimos sí que tienen que apechugar y sufrir, sus colegas de tropelías no, que mantengan su subvención, que el desayuno en el cinco estrellas sale caro. Aquí, un inciso: a él que le encanta lo de la relatividad de las cosas, decirle que no es lo mismo que pierda un 15 % una familia que sobrevive con mil euros a que lo mismo le ocurra al que le sobra eso de la compra diaria. Dicho esto, continúo con lo mío. Se lava las manos con el desempleo y le pasa el muerto a los agentes sociales: no hubo acuerdo. Ellos son los culpables. Y asegura que no van a producirse nuevos recortes. Empecemos a temblar: en menos de un par de semanas tenemos sorpresa. Me juego el meñique de la mano izquierda.
Respecto a lo de adecuar el tiempo de vida laboral, adecuar el tiempo que tenemos que trabajar a la pensión que podemos cobrar, un par de apreciaciones: si tuvieran dignidad y/o vergüenza, lo primero a revisar sería las insultantes pensiones que se les quedan a sus políticos. Y, por otra parte, trabajar, lo que se dice trabajar, la mayoría de los que le rodean no sabe lo que es doblar el lomo y ni les interesa saberlo. Para eso estamos los demás, para pagar sueldos y jubilaciones a ineptos.
De dónde sacar el dinero, lo tiene claro: se va a Asia, a ver si puede engañar a alguien, que por aquí ya le conocen. Es decir, a China, Japón, Corea del Sur, la India y Singapur que alguno picará. Para eso necesita que en el lío se involucren las 25 mayores empresas de nuestro país. He de reconocer que aquí me pierdo: dice que va a crear una Comisión Nacional de Competitividad, un organismo oficial más, dirigido por Elena Salgado, para reunirse y planificar. En el asador de turno, a ser posible. ¿Otro inútil consejo de sabios?
Ahora viene el segundo plato cómico. La credibilidad. Ésta es la terrible equivocación que se comete. Identificar al presidente Zapatero y la confianza que genera él con la del Estado es lo que realmente nos impide levantar cabeza. Predice y predice, y se columpia más que la bruja Lola. Siempre con la excusa de la perspectiva.
A continuación habla del nuevo gobierno, de quién pone aquí y allá, de lo buenísimos que son todos y de lo mucho que saben, de lo bien preparados que están y de lo que trabajan. Bueno, sólo Elena Salgado, que los demás sobran. Eso es lo que dice sin decir.
Luego le toca a la ley de libertad religiosa, a la vergüenza de Benidorm y el transfuguismo, y a ETA y la izquierda radical vasca. Aquí deja abierta una opción muy peligrosa. Debe ser más tajante. Luego comenta lo bien que se lleva con Rajoy(hay que ser cínico) y de Garzón, del Ayuntamiento de Madrid (para PNV y CC sí que hay pasta) y del amor y odio con Artur Mas.
Ahora es cuando me descompongo. Marruecos, el Sahara y la posición del gobierno Zapatero. Sigue sin ver más lejos de sus pies, justifica el exterminio, abandona miserablemente al Sahara y todo en base a su trabajo como estadista, en defensa del Estado. Pilatos y Judas en la misma persona. Que se apañen los saharauis, que los queremos mucho pero que a Mohamed VI no se le va a decir ni media. Pero no sólo España,; nadie les va a ayudar, están solos. Esto es muy doloroso por lo real de la situación y lo inhumano de la traición. El Sahara ya puede llamar a los suyos a la guerra sabiendo que van a ser exterminados sin que movamos un dedo. Prefiero no continuar, se me parte el corazón. Además, no queda ya nada de lo que merezca la pena hablar: una alusión a Felipe González, besitos entre amigos.
Vamos paso a paso con la entrevista, que hay para pensar. Primero habla del recorte de derechos sociales, admite el despilfarro del dinero hasta vaciar la caja, exhibiendo orgulloso un incremento del 40 % en el gasto social y después dice que como él lo da, él lo quita. ¿A quién? A jubilados y funcionarios. Lo más fácil, lo más rápido y factible. Y no se le cae la cara cuando reconoce que no se anticipó al desastre porque nadie se anticipaba. Lo mismo que decir que es un borrego más en un sistema controlado por la dictadura de los mercados.
Con lo siguiente no puedo evitar sonreír. “Siempre ha habido confianza en la economía española. Lo que existía era la necesidad de comprobar que el Gobierno era capaz de tomar decisiones difíciles”: la primera vez en la que es sincero en meses. El problema está ahí, en la capacidad del gobierno. Más bien, en la ausencia de la misma. Pero el cachondeo me dura poco. Cuando se vende como el gran hombre que se cree que es, cuando habla de socialdemocracia, de proyecto, me muero de asco. No ve más allá de sus narices, no siente como suya la traición cometida a los ideales socialistas, es más, no asume que haya cometido una traición. Claro, el fin justifica los medios, le meto el palo al que no se puede proteger y los sindicatos no me la liarán muy gorda. Soy un gran estadista y aplico grandes medidas. Y al que no le guste, ajo y agua.
Aquí me detengo. Otra vez a reír. “Sé que lo tengo que hacer” Genial. Lo dice convencido, seguro de sí mismo. Qué bárbaro. Habla del nuevo programa que se aprobó el viernes en el Consejo de Ministros y comenta una ampliación de derechos de los ciudadanos: garantías contra la discriminación (qué menos, con la incentivada distancia entre la España rica y la España pobre), protección de los consumidores (a lo mejor es que antes no estábamos protegidos) y lo último, lo mejor, el derecho a morir dignamente. A vivir no, a morir: de hambre, de inanición, de desesperación, morir y dejar de incordiar, un parado menos, palmar con la frente bien alta y una muda limpia para la mortaja.
Siguiendo con la lectura, uno extrae más lindezas. No admite el desmadre al controlar el dinero que poseía el Estado, justifica el derroche. Separa sindicatos de trabajadores; los últimos sí que tienen que apechugar y sufrir, sus colegas de tropelías no, que mantengan su subvención, que el desayuno en el cinco estrellas sale caro. Aquí, un inciso: a él que le encanta lo de la relatividad de las cosas, decirle que no es lo mismo que pierda un 15 % una familia que sobrevive con mil euros a que lo mismo le ocurra al que le sobra eso de la compra diaria. Dicho esto, continúo con lo mío. Se lava las manos con el desempleo y le pasa el muerto a los agentes sociales: no hubo acuerdo. Ellos son los culpables. Y asegura que no van a producirse nuevos recortes. Empecemos a temblar: en menos de un par de semanas tenemos sorpresa. Me juego el meñique de la mano izquierda.
Respecto a lo de adecuar el tiempo de vida laboral, adecuar el tiempo que tenemos que trabajar a la pensión que podemos cobrar, un par de apreciaciones: si tuvieran dignidad y/o vergüenza, lo primero a revisar sería las insultantes pensiones que se les quedan a sus políticos. Y, por otra parte, trabajar, lo que se dice trabajar, la mayoría de los que le rodean no sabe lo que es doblar el lomo y ni les interesa saberlo. Para eso estamos los demás, para pagar sueldos y jubilaciones a ineptos.
De dónde sacar el dinero, lo tiene claro: se va a Asia, a ver si puede engañar a alguien, que por aquí ya le conocen. Es decir, a China, Japón, Corea del Sur, la India y Singapur que alguno picará. Para eso necesita que en el lío se involucren las 25 mayores empresas de nuestro país. He de reconocer que aquí me pierdo: dice que va a crear una Comisión Nacional de Competitividad, un organismo oficial más, dirigido por Elena Salgado, para reunirse y planificar. En el asador de turno, a ser posible. ¿Otro inútil consejo de sabios?
Ahora viene el segundo plato cómico. La credibilidad. Ésta es la terrible equivocación que se comete. Identificar al presidente Zapatero y la confianza que genera él con la del Estado es lo que realmente nos impide levantar cabeza. Predice y predice, y se columpia más que la bruja Lola. Siempre con la excusa de la perspectiva.
A continuación habla del nuevo gobierno, de quién pone aquí y allá, de lo buenísimos que son todos y de lo mucho que saben, de lo bien preparados que están y de lo que trabajan. Bueno, sólo Elena Salgado, que los demás sobran. Eso es lo que dice sin decir.
Luego le toca a la ley de libertad religiosa, a la vergüenza de Benidorm y el transfuguismo, y a ETA y la izquierda radical vasca. Aquí deja abierta una opción muy peligrosa. Debe ser más tajante. Luego comenta lo bien que se lleva con Rajoy(hay que ser cínico) y de Garzón, del Ayuntamiento de Madrid (para PNV y CC sí que hay pasta) y del amor y odio con Artur Mas.
Ahora es cuando me descompongo. Marruecos, el Sahara y la posición del gobierno Zapatero. Sigue sin ver más lejos de sus pies, justifica el exterminio, abandona miserablemente al Sahara y todo en base a su trabajo como estadista, en defensa del Estado. Pilatos y Judas en la misma persona. Que se apañen los saharauis, que los queremos mucho pero que a Mohamed VI no se le va a decir ni media. Pero no sólo España,; nadie les va a ayudar, están solos. Esto es muy doloroso por lo real de la situación y lo inhumano de la traición. El Sahara ya puede llamar a los suyos a la guerra sabiendo que van a ser exterminados sin que movamos un dedo. Prefiero no continuar, se me parte el corazón. Además, no queda ya nada de lo que merezca la pena hablar: una alusión a Felipe González, besitos entre amigos.
jueves, 18 de noviembre de 2010
Proteger a un asesino.
Hosni Benslimane. Produce algo de temor escribir sobre el personaje en cuestión, visto lo que ha sido capaz, supuestamente (¡ejem!), de realizar en el oscuro ejercicio de su labor a las órdenes de Hasan II y de su hijo Mohamed VI. Todo apunta a que nos encontramos delante de un ejecutor, de un asesino institucionalizado, de un sanguinario y cruel criminal siempre fiel a los dictámenes de la monarquía alauí. Benslimane está imputado por la Audiencia Nacional por genocidio en los acontecimientos del Sahara de 1976 y Francia le reclama, le coloca en busca y captura en el espacio Schengen a raíz de su participación en el secuestro, torturas y asesinato de Ben Barka, cuyo cuerpo jamás ha sido encontrado; para atraparle, para que pague por sus delitos, existe una euroorden solicitando su detención y puesta a disposición de la justicia.
Que se sepa, España pertenece al espacio Schengen. Y, que se sepa, el general Benslimane se paseó impune por el territorio nacional el otro día sin que nadie le pusiera la mano encima. El ministerio de Interior permitió su entrada en el país (primera ilegalidad). Rubalcaba y aquéllos que le secundaron le ocultaron a la justicia francesa dentro de las dependencias de Interior (segunda ilegalidad). Y se le consintió salir de España, argumentando que “no está en los ordenadores” (tercera ilegalidad). Que cada uno interprete los hechos como le apetezca. Lo único cierto e irrefutable es que, dentro de la línea oficial de nuestro gobierno de apoyo incondicional a Marruecos, un supuesto genocida, un torturador, ha lucido su miserable existencia con la complicidad de los que, según manda la ley, tendrían que haberle detenido para que rindiese cuentas. Una traición más del gobierno Zapatero, de su delfín Rubalcaba y de todos los que callan ante la represión marroquí. Imperdonable.
Que se sepa, España pertenece al espacio Schengen. Y, que se sepa, el general Benslimane se paseó impune por el territorio nacional el otro día sin que nadie le pusiera la mano encima. El ministerio de Interior permitió su entrada en el país (primera ilegalidad). Rubalcaba y aquéllos que le secundaron le ocultaron a la justicia francesa dentro de las dependencias de Interior (segunda ilegalidad). Y se le consintió salir de España, argumentando que “no está en los ordenadores” (tercera ilegalidad). Que cada uno interprete los hechos como le apetezca. Lo único cierto e irrefutable es que, dentro de la línea oficial de nuestro gobierno de apoyo incondicional a Marruecos, un supuesto genocida, un torturador, ha lucido su miserable existencia con la complicidad de los que, según manda la ley, tendrían que haberle detenido para que rindiese cuentas. Una traición más del gobierno Zapatero, de su delfín Rubalcaba y de todos los que callan ante la represión marroquí. Imperdonable.
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miércoles, 17 de noviembre de 2010
Traición del Gobierno.
“No tenemos responsabilidad sobre el Sahara”. Trinidad Jiménez lo dice y lo argumenta con datos, fechas y documentos variados. Expone el Acuerdo de Madrid y ejerce de Pilatos, se lava las manos. Incluso cita párrafos de resoluciones de la ONU de forma textual para fortalecer se exposición. Claro que, lista como se cree que es, se salta en un “despiste” aquéllos que no le interesan, en concreto los que dejan muy claro que España es potencia administradora del Sahara de iure, aunque no lo sea de facto. Todo un ejemplo de cómo manipular la verdad sin parecer tonta, dejando a los demás como tales y esquivando con mucho arte las preguntas de los periodistas, todo bajo un guión establecido que evita cualquier condena sobre la actuación pasada y presente de Marruecos.
“No se puede condenar sin pruebas, pues traería consecuencias” Eso parece claro. Pero no hacerlo por desidia, por intereses bastardos, también puede ser un gravísimo error y una cruel irresponsabilidad. Además, la situación es muy clara: las únicas pruebas aceptadas son las oficiales que vende el gobierno marroquí, ya que nadie puede aportar otras a causa del cerrojo que Rabat ha impuesto en la zona. Sólo existe una versión, interesada y patética, que vende a las fuerzas de seguridad como libertadores, almas cándidas y pacíficas que con las manos desnudas fueron a salvar a los saharauis del dominio de Al Qaeda. De los testimonios sobre violencia y torturas (hoy en El Mundo viene una entrevista a un español torturado que no tiene desperdicio), de los desaparecidos –mejor decir secuestrados-, de las pocas informaciones que consiguen atravesar el muro, no hay que fiarse. Todo es falso, todo elaborado por los racistas periodistas que sólo buscan generar un conflicto. Y de lo que a buen seguro conoce, proveniente de los servicios secretos, como si no existiera.
Mientras, Rubalcaba consuma la traición. Se traga entera la mentira de Marruecos, le da validez y así lo evidencia en una desagradable rueda de prensa en la que expone su cobardía, la cobardía del ejecutivo español. El Gobierno ha elegido el bando en el que va a militar, abandonando al pueblo saharaui a su desdichada suerte, les ha traicionado, les ha vendido a sus ejecutores.
Esto es lo que creo y así lo escribo. Me siento avergonzado, muy avergonzado. Estoy representado por políticos sin principios, sin ideas, sin humanidad, desleales, felones, indignos y renegados seres humanos que van a consentir un genocidio…
“No se puede condenar sin pruebas, pues traería consecuencias” Eso parece claro. Pero no hacerlo por desidia, por intereses bastardos, también puede ser un gravísimo error y una cruel irresponsabilidad. Además, la situación es muy clara: las únicas pruebas aceptadas son las oficiales que vende el gobierno marroquí, ya que nadie puede aportar otras a causa del cerrojo que Rabat ha impuesto en la zona. Sólo existe una versión, interesada y patética, que vende a las fuerzas de seguridad como libertadores, almas cándidas y pacíficas que con las manos desnudas fueron a salvar a los saharauis del dominio de Al Qaeda. De los testimonios sobre violencia y torturas (hoy en El Mundo viene una entrevista a un español torturado que no tiene desperdicio), de los desaparecidos –mejor decir secuestrados-, de las pocas informaciones que consiguen atravesar el muro, no hay que fiarse. Todo es falso, todo elaborado por los racistas periodistas que sólo buscan generar un conflicto. Y de lo que a buen seguro conoce, proveniente de los servicios secretos, como si no existiera.
Mientras, Rubalcaba consuma la traición. Se traga entera la mentira de Marruecos, le da validez y así lo evidencia en una desagradable rueda de prensa en la que expone su cobardía, la cobardía del ejecutivo español. El Gobierno ha elegido el bando en el que va a militar, abandonando al pueblo saharaui a su desdichada suerte, les ha traicionado, les ha vendido a sus ejecutores.
Esto es lo que creo y así lo escribo. Me siento avergonzado, muy avergonzado. Estoy representado por políticos sin principios, sin ideas, sin humanidad, desleales, felones, indignos y renegados seres humanos que van a consentir un genocidio…
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O se cambia o se desaparece.
Que España necesita un cambio urgente no se le escapa a nadie, excepto a los que imperiosamente deben ser sustituidos. Ya no se trata de buscar culpables sino de encontrar soluciones y los que gobiernan han agotado su crédito hace tiempo. Nadie confía en la capacidad económica española, nadie se la juega por nuestra recuperación. En Europa, en el mundo, nuestra diplomacia hace el ridículo constantemente, se muestra débil, temerosa, cobarde y asustada, sin empaque. Ha perdido el norte, eligiendo para defender el país unos argumentos que nos sitúan de rodillas, en actitud penitente allá donde vamos. Y dependemos, para la recuperación interior, que crean en nosotros porque en caso contrario nos hundimos irremediablemente. Somos un país vulnerable, o al menos esa es nuestra imagen en el exterior.
Rubalcaba no estuvo patético, no. Su actitud fue vergonzosa por no proteger el derecho de los periodistas españoles a informar, por no manifestar la condena clara del gobierno español hacia la violenta represión en el Sahara y por no exigir claridad en la exposición de los hechos, aceptando sólo la versión oficial, única posible por el apagón informativo. Se bajó los pantalones ante Cherkaui, aceptó sin condicionantes su exposición y consumó una traición ideológica que remueve los cimientos del sentir socialista. Cualquiera puede venir, invadir nuestra integridad y marcharse premiado con la razón. En el Sahara se están conculcando los Derechos Humanos por parte de Marruecos, que se pasa a la ONU por el forro y que se ríe de España cuándo y cómo quiere, humillándonos en cada ocasión. Y Rubalcaba lo consiente, lo permite, se amedrenta y enseña su lado cobarde, cobarde y cobarde. Premio para él.
Entretanto, jugándonos la supervivencia en Europa, Elena Salgado se queda en España a votar algo que tiene ganado en lugar de ir a batirse el cobre, a demostrar que las cosas se están haciendo como se deben. Debieron alucinar al constatar la ausencia de la responsable económica del Gobierno. ¿La interpretación? Miedo al tirón de orejas, seguro, porque no creo que fuera porque vamos sobrados, ojalá.
Son las dos últimas muestras que califican a los que nos gobiernan. No nos merecemos estos políticos de medio pelo, pusilánimes y medrosos, caguetas sin la preparación, la disposición y el valor que requiere el representar a España. Sin olvidarse, cómo no, del jefe de todos, del que mete la mano por el culo y maneja sus muñecos, de José Luis Rodríguez Zapatero, que se esconde gallina tras sus quince portavoces y continúa en su firme propósito de destruir el país.
Rubalcaba no estuvo patético, no. Su actitud fue vergonzosa por no proteger el derecho de los periodistas españoles a informar, por no manifestar la condena clara del gobierno español hacia la violenta represión en el Sahara y por no exigir claridad en la exposición de los hechos, aceptando sólo la versión oficial, única posible por el apagón informativo. Se bajó los pantalones ante Cherkaui, aceptó sin condicionantes su exposición y consumó una traición ideológica que remueve los cimientos del sentir socialista. Cualquiera puede venir, invadir nuestra integridad y marcharse premiado con la razón. En el Sahara se están conculcando los Derechos Humanos por parte de Marruecos, que se pasa a la ONU por el forro y que se ríe de España cuándo y cómo quiere, humillándonos en cada ocasión. Y Rubalcaba lo consiente, lo permite, se amedrenta y enseña su lado cobarde, cobarde y cobarde. Premio para él.
Entretanto, jugándonos la supervivencia en Europa, Elena Salgado se queda en España a votar algo que tiene ganado en lugar de ir a batirse el cobre, a demostrar que las cosas se están haciendo como se deben. Debieron alucinar al constatar la ausencia de la responsable económica del Gobierno. ¿La interpretación? Miedo al tirón de orejas, seguro, porque no creo que fuera porque vamos sobrados, ojalá.
Son las dos últimas muestras que califican a los que nos gobiernan. No nos merecemos estos políticos de medio pelo, pusilánimes y medrosos, caguetas sin la preparación, la disposición y el valor que requiere el representar a España. Sin olvidarse, cómo no, del jefe de todos, del que mete la mano por el culo y maneja sus muñecos, de José Luis Rodríguez Zapatero, que se esconde gallina tras sus quince portavoces y continúa en su firme propósito de destruir el país.
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martes, 16 de noviembre de 2010
Niños pobres
Uno de cada cuatro menores de diecisiete años está en riesgo de extrema pobreza. Un dato que empeorará con la crisis y que coloca el país al frente de los que no protegen la miseria de sus menores, por debajo sólo de Rumania, Bulgaria, Letonia e Italia. Lo dice UNICEF, que de esto sabe mucho. La directora del estudio, Marta Arias, lo expone muy claro cuando manifiesta que “ser un niño pobre en España no significa pasar hambre, pero sí tener más posibilidades de estar mal nutrido; no significa no acceder a la educación, pero sí tener dificultades para afrontar gastos o abandonar de forma temprana los estudios; no significa no poder ir al médico, pero sí tener problemas para pagar algunos tratamientos”
Es decir, el país de los brotes verdes tiene un 19,5 % de tasa de pobreza de la población y un 24,1 % de menores que viven en hogares con ingresos por debajo del 60 % de la media nacional. El pobre es mucho más pobre cada día que pasa, apoyando su miseria en la precariedad laboral y en un nivel de gasto público destinado a familia e infancia que es el último de Europa. Y no se trata sólo del pobre tradicional, del de siempre, del que ha nacido con la condena de la miseria y no ha tenido opción de escapar de ella. El nuevo pobre (que igual que hay nuevos ricos, también hay incorporaciones, y en mayor medida, a las filas de la pobreza) sale despedido violentamente de la clase media, es producto del desempleo. Comer, come, pero no se alimenta. Estudiar, estudia por ley hasta donde puede o hasta donde los ingresos le permiten. Visitar al médico, lo visita y se somete a las listas de espera en el mejor de los casos. Son una nueva legión de españoles que van perdiendo poco a poco todo lo que tienen, incluso el orgullo, víctimas de circunstancias y de políticas ineficaces ejecutadas por ineptos e incapaces rectores.
La lectura de estos datos invita a optar entre dos decisiones que brotan de un mismo tronco: o rebelarse a lo bestia o rebelarse pacíficamente. La segunda tendrá que esperar a las urnas. La primera puede reventar en cualquier momento. Esperemos que no.
Es decir, el país de los brotes verdes tiene un 19,5 % de tasa de pobreza de la población y un 24,1 % de menores que viven en hogares con ingresos por debajo del 60 % de la media nacional. El pobre es mucho más pobre cada día que pasa, apoyando su miseria en la precariedad laboral y en un nivel de gasto público destinado a familia e infancia que es el último de Europa. Y no se trata sólo del pobre tradicional, del de siempre, del que ha nacido con la condena de la miseria y no ha tenido opción de escapar de ella. El nuevo pobre (que igual que hay nuevos ricos, también hay incorporaciones, y en mayor medida, a las filas de la pobreza) sale despedido violentamente de la clase media, es producto del desempleo. Comer, come, pero no se alimenta. Estudiar, estudia por ley hasta donde puede o hasta donde los ingresos le permiten. Visitar al médico, lo visita y se somete a las listas de espera en el mejor de los casos. Son una nueva legión de españoles que van perdiendo poco a poco todo lo que tienen, incluso el orgullo, víctimas de circunstancias y de políticas ineficaces ejecutadas por ineptos e incapaces rectores.
La lectura de estos datos invita a optar entre dos decisiones que brotan de un mismo tronco: o rebelarse a lo bestia o rebelarse pacíficamente. La segunda tendrá que esperar a las urnas. La primera puede reventar en cualquier momento. Esperemos que no.
Mentiras y equivocaciones
Marcelino Iglesias ha mostrado un penoso y preocupante desconocimiento sobre el Sahara. Con la lección bien aprendida, repitiendo el discurso del gobierno y vendiendo la posición del mismo como acertada, el hombre fuerte del PSOE se equivocó lastimosamente tres veces sobre un dato que, hoy en día, conocemos todos los que asistimos entre la vergüenza y el enojo a los acontecimientos de El Aaiún. Lo mismo le daba el 73, que el 74. Y como no sabía por dónde salir del charco, con datar como década de los 70, solucionado. Total, qué importa. Los derechos humanos ultrajados, la brutalidad marroquí, las detenciones indiscriminadas, los desaparecidos, los muertos. Nada tiene valor si lo comparamos con los “intereses españoles”.
La mentira acompaña gemela a la postura del ejecutivo. Desde la ministra, a la que llaman mentirosa a la cara, pasando por el presidente, que envía al despedido Moratinos a ver lo que puede arreglar por ahí, y terminando con cualquiera de los demás “portavoces”. Ninguno dice lo que sabe ni reconoce lo que sabía. Y lo más peligroso, ninguno manifiesta lo que a buen seguro sabe que va a ocurrir. Marruecos exterminará la voluntad de un pueblo y eliminará a todos aquellos que se opongan a su deseo. España y los españoles somos, quizás, los únicos aliados reales con los que cuentan los represaliados. Los intereses de las grandes potencias están con Mohamed VI, y le van a consentir (de facto, ya le están consintiendo) cualquier barbaridad. Si fallamos nosotros, nadie les quedará. Por eso es aún más grave la traición de los que nos gobiernan hacia la que antaño era una de sus banderas. Miedo me da que le den mayor credibilidad al reportaje manipulado del gobierno marroquí que a las contadas informaciones que se reciben desde el territorio ocupado; son ruedas de molino con las que el Duce del Magreb quiere que el mundo comulgue. Y son las únicas ruedas que hay, porque el apagón informativo oculta cualquier verdad distinta de la falacia oficial.
Mientras tanto, mientras que en el Sahara continúa la depuración, continúa la persecución étnica, en Madrid, el ministro de Interior de Marruecos viene a darnos un tirón de orejas y ponernos a parir a todos los que nos oponemos a su plan genocida. Y nuestros representantes agacharán la cabeza y se tragarán todo lo que les den. Igual es que aquí manda también Mohamed VI…
La mentira acompaña gemela a la postura del ejecutivo. Desde la ministra, a la que llaman mentirosa a la cara, pasando por el presidente, que envía al despedido Moratinos a ver lo que puede arreglar por ahí, y terminando con cualquiera de los demás “portavoces”. Ninguno dice lo que sabe ni reconoce lo que sabía. Y lo más peligroso, ninguno manifiesta lo que a buen seguro sabe que va a ocurrir. Marruecos exterminará la voluntad de un pueblo y eliminará a todos aquellos que se opongan a su deseo. España y los españoles somos, quizás, los únicos aliados reales con los que cuentan los represaliados. Los intereses de las grandes potencias están con Mohamed VI, y le van a consentir (de facto, ya le están consintiendo) cualquier barbaridad. Si fallamos nosotros, nadie les quedará. Por eso es aún más grave la traición de los que nos gobiernan hacia la que antaño era una de sus banderas. Miedo me da que le den mayor credibilidad al reportaje manipulado del gobierno marroquí que a las contadas informaciones que se reciben desde el territorio ocupado; son ruedas de molino con las que el Duce del Magreb quiere que el mundo comulgue. Y son las únicas ruedas que hay, porque el apagón informativo oculta cualquier verdad distinta de la falacia oficial.
Mientras tanto, mientras que en el Sahara continúa la depuración, continúa la persecución étnica, en Madrid, el ministro de Interior de Marruecos viene a darnos un tirón de orejas y ponernos a parir a todos los que nos oponemos a su plan genocida. Y nuestros representantes agacharán la cabeza y se tragarán todo lo que les den. Igual es que aquí manda también Mohamed VI…
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lunes, 15 de noviembre de 2010
La dictadura y sus colonos
Dice el ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno marroquí, Khalid Naciri “conviene citar el comportamiento escandaloso del corresponsal del periódico español ABC en Marruecos, que se permitió calificar nuestro país de dictadura y los marroquíes de colonos” Al hilo de esto, sería también conveniente decirle al representante de Mohamed VI que ahora, en este preciso instante en el que alguien lee libremente estas líneas, los ciudadanos marroquíes de los territorios ocupados del Sahara asaltan viviendas y comercios de saharauis en grupos de unos cincuenta "valientes", comandados por una pareja de miembros de las fuerza de seguridad. Estos esforzados entran impunemente donde se les antoja, destruyen lo que les apetece y, ejercen su cobarde violencia contra gente asustada y desprotegida. Agreden, golpean e, incluso, violan a destajo, para secuestrar después a presuntos activistas, conducirles a las comisarías donde ya con los medios adecuados, continuar con las torturas. Claro es que toda esta información es falsa, es fruto de periodistas que buscan con la manipulación entorpecer las relaciones entre España y Marruecos.
Este comportamiento es propio de regímenes totalitarios, de dictaduras asesinas y represoras que se sirven de sus escuadras para ejercer el control. Y el que se rige por esta forma de actuar es un elemento más del engranaje de un sistema en el que la libertad y los derechos humanos se olvidan en beneficio de los intereses criminales de los opresores. Y aquéllos que imponen el miedo son los que después se apropiarán de lo que no les pertenece, colonizando tierra ajena.
En consecuencia, bien por Luis de Vega, corresponsal de ABC. Marruecos es una dictadura, y los marroquíes que están invadiendo el Sahara unos colonos. Le pese a quién le pese.
En un aparte tenemos, cómo no, las acertadas declaraciones de nuestra Ministra de Exteriores. Trinidad Jiménez pregunta si acaso lo que se pretende al denunciar los hechos y al reprochar la pasividad del gobierno español es que no exista interlocución con el país vecino. Sería bueno que alguien le dijera que hablar, hay que hablar, pues en la palabra está la solución. Pero que no hable siempre el mismo, que una voz alta no es un insulto y que los derechos humanos están por encima de los fosfatos. España debe intervenir o seremos todos responsables de un genocidio. Como no se consigue nada es estándose quietos.
Este comportamiento es propio de regímenes totalitarios, de dictaduras asesinas y represoras que se sirven de sus escuadras para ejercer el control. Y el que se rige por esta forma de actuar es un elemento más del engranaje de un sistema en el que la libertad y los derechos humanos se olvidan en beneficio de los intereses criminales de los opresores. Y aquéllos que imponen el miedo son los que después se apropiarán de lo que no les pertenece, colonizando tierra ajena.
En consecuencia, bien por Luis de Vega, corresponsal de ABC. Marruecos es una dictadura, y los marroquíes que están invadiendo el Sahara unos colonos. Le pese a quién le pese.
En un aparte tenemos, cómo no, las acertadas declaraciones de nuestra Ministra de Exteriores. Trinidad Jiménez pregunta si acaso lo que se pretende al denunciar los hechos y al reprochar la pasividad del gobierno español es que no exista interlocución con el país vecino. Sería bueno que alguien le dijera que hablar, hay que hablar, pues en la palabra está la solución. Pero que no hable siempre el mismo, que una voz alta no es un insulto y que los derechos humanos están por encima de los fosfatos. España debe intervenir o seremos todos responsables de un genocidio. Como no se consigue nada es estándose quietos.
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De ministros marroquíes y demás lindezas
En idéntica línea que los servicios de propaganda nazis de Goebbels o la oscuridad en los manejos de Heydrich, Mohamed VI envía a sus peones. Primero el ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno marroquí, Khalid Naciri, manifiesta que los medios españoles han caído en una deriva "racista y odiosa" hacia Marruecos. Ni más ni menos. Atrás queda el aire fresco que invadió el país vecino tras la muerte de Hassan II, permitiéndose cierta libertad. Ahora, el régimen feudal cierra las bocas de los periodistas locales e intenta con notable éxito controlar y fiscalizar cualquier noticia relacionada con la situación en el Sahara ocupado. Para ello, para seguir ocultando su crueldad, acusa a los medios españoles de racismo y de falsear la verdad al informar sobre los sucesos.
El títere de Mohamed VI habla de los enfoques parciales y subjetivos que desde España se hace de “su” Sahara (y dale con que es suyo). Sin costarse un pelo, dice asistir a procedimientos falaces, técnicas innobles, manipulaciones y montajes inmundos. Vamos, que las agencias de noticias, la prensa escrita, la radio, la televisión, todos han elaborado un maquiavélico plan de desprestigio y acoso del país del norte de África. Informar sobre las salvajadas de las fuerzas de seguridad y ciudadanos marroquíes ahora se llama mentir. Se ceba en la labor del corresponsal de ABC por atreverse a definir, correctamente a mi entender, a Marruecos como una dictadura y a los marroquíes como colonos. Ataca a todo lo que no puede controlar el brazo propagandístico del monarca alauí, como a los periodistas de El País y de la Cadena Ser. "Estamos ante un llamamiento al odio y una incitación a la violencia. Se trata de una grave manipulación de la opinión pública española, con el fin de exacerbar sus sentimientos contra Marruecos, para remontar contra él, en una auténtica deriva odiosa y racista". El violento se ofrece como víctima, el que golpea, viola y destruye habla de odio, el que no permite la libertad en la comunicación habla de manipulación, el que lanza sus camorristas contra Melilla y Ceuta habla de excitar sentimientos. Y nadie le manda callar, nadie le dice a la cara que miente con miseria y alevosía.
Acto después, el Fassi, primer ministro de Marruecos, quizás creyendo que los delirios de Mohamed VI y su sueño de control sobre el Norte de África alcanzan también a España, manda callar a Mariano Rajoy, amenazando al gobierno sibilinamente de exponer al peligro las relaciones entre ambos estados. Y en su línea habitual, insulta también a simpatizantes populares como si de de soldados coloniales se tratasen, y a la prensa española como organizadora del desaguisado. Será verdad que los Tercios de Flandes han invadido el Sahara portando papel, lápiz, cámaras y móviles, todas ellas armas de destrucción masiva al servicio de Mariano I el conquistador.
Las palabras del ministro marroquí se pueden enmarcar dentro del surrealismo y el embuste sistemático que brota desde los poderes políticos de Marruecos. Todo dentro de la misma estrategia utilizada en su día por desaparecidos regímenes totalitaristas. Además, ¿de qué relaciones habla? ¿De las que consienten pasivamente los abusos? ¿De aquéllas que llevan unos años mostrando la vergüenza de su debilidad, permitiendo que Marruecos nos pase por encima donde y cuando quiere? Ese tipo de relaciones no interesan.
El opresor, el invasor, el exterminador habla y habla con impunidad. Y así va a seguir expeliendo sus mentiras hasta que no se le diga ¡basta!
El títere de Mohamed VI habla de los enfoques parciales y subjetivos que desde España se hace de “su” Sahara (y dale con que es suyo). Sin costarse un pelo, dice asistir a procedimientos falaces, técnicas innobles, manipulaciones y montajes inmundos. Vamos, que las agencias de noticias, la prensa escrita, la radio, la televisión, todos han elaborado un maquiavélico plan de desprestigio y acoso del país del norte de África. Informar sobre las salvajadas de las fuerzas de seguridad y ciudadanos marroquíes ahora se llama mentir. Se ceba en la labor del corresponsal de ABC por atreverse a definir, correctamente a mi entender, a Marruecos como una dictadura y a los marroquíes como colonos. Ataca a todo lo que no puede controlar el brazo propagandístico del monarca alauí, como a los periodistas de El País y de la Cadena Ser. "Estamos ante un llamamiento al odio y una incitación a la violencia. Se trata de una grave manipulación de la opinión pública española, con el fin de exacerbar sus sentimientos contra Marruecos, para remontar contra él, en una auténtica deriva odiosa y racista". El violento se ofrece como víctima, el que golpea, viola y destruye habla de odio, el que no permite la libertad en la comunicación habla de manipulación, el que lanza sus camorristas contra Melilla y Ceuta habla de excitar sentimientos. Y nadie le manda callar, nadie le dice a la cara que miente con miseria y alevosía.
Acto después, el Fassi, primer ministro de Marruecos, quizás creyendo que los delirios de Mohamed VI y su sueño de control sobre el Norte de África alcanzan también a España, manda callar a Mariano Rajoy, amenazando al gobierno sibilinamente de exponer al peligro las relaciones entre ambos estados. Y en su línea habitual, insulta también a simpatizantes populares como si de de soldados coloniales se tratasen, y a la prensa española como organizadora del desaguisado. Será verdad que los Tercios de Flandes han invadido el Sahara portando papel, lápiz, cámaras y móviles, todas ellas armas de destrucción masiva al servicio de Mariano I el conquistador.
Las palabras del ministro marroquí se pueden enmarcar dentro del surrealismo y el embuste sistemático que brota desde los poderes políticos de Marruecos. Todo dentro de la misma estrategia utilizada en su día por desaparecidos regímenes totalitaristas. Además, ¿de qué relaciones habla? ¿De las que consienten pasivamente los abusos? ¿De aquéllas que llevan unos años mostrando la vergüenza de su debilidad, permitiendo que Marruecos nos pase por encima donde y cuando quiere? Ese tipo de relaciones no interesan.
El opresor, el invasor, el exterminador habla y habla con impunidad. Y así va a seguir expeliendo sus mentiras hasta que no se le diga ¡basta!
sábado, 13 de noviembre de 2010
Todos juntos por la libertad del Sahara
Tengo una buena amiga, una de las de verdad, un persona de las que pase el tiempo que pase siempre forma parte del corazón y de la razón propios. Ella, mujer inteligente y cabal, desde hace tiempo tiene a su otro hijo en el territorio ocupado del Sahara. Ha peleado, pelea ahora y peleará hasta el final por Brahim, que así se llama esa parte de ella. Quiero que me perdone por usar su ejemplo en un momento como éste porque invado su vida, pero me parece que es un vehículo idóneo para expresar lo que siento.
María, que así se llama este increíble ser humano, está llorando desde que comenzó el extermino saharaui. Son lágrimas de dolor, saladas muestras de sufrimiento y desesperación por el temor que le provoca el saber que su niño está en peligro, por tener la seguridad de que los asesinos a las órdenes del dictador Mohamed VI no van a desfallecer hasta que aniquilen al pueblo saharaui. Pero ella es valiente y decidida. Aun herida en lo más profundo no se ha estado quieta en su casa esperando acontecimientos. Transformando su miedo en rabia, se ha movilizado, protesta, eleva la voz y argumenta su lucha: o se detiene la ofensiva criminal elaborada por el Duce del Magreb, o Brahim, como tantos otros, desaparecerá. Plantea no descansar en la reivindicación, sonar tan fuerte que los sordos que gobiernan tengan que actuar. Confía en que acorralando a nuestros políticos y exponiendo la vergüenza de su pasividad, algo se pueda salvar. Y lo va a intentar, porque ése es su deseo y su deber, y porque si no lo hiciese no sería justa. Porque esta justicia moral, la que de verdad importa, es la que exige que todos, absolutamente todos, gritemos juntos, entreguemos parte de nosotros en demostrar al exterminador Mohamed VI que no le vamos a consentir que cometa el genocidio que ha iniciado.
Hay que manifestarse de sol a sol, no descansar en la demanda de libertad. Pelear con y por los que abandonamos miserablemente en 1975. Sólo de esta forma nuestro gobierno se verá obligado a presionar a Marruecos, a tocarle el bolsillo al “ladrón de Rabat” (eso es lo único que le importa al megalómano dictador) forzándole de esta manera a desistir en la desigual guerra genocida que está llevando a cabo. Pero no debemos olvidar una cosa: Marruecos quiere el conflicto, Marruecos quiere que el saharaui le tire piedras, Marruecos quiere que el Sahara se levante en armas. Lo quiere para poder justificar lo que ya ha empezado a cometer, los salvajes crímenes que esconde a los ojos del mundo. Por eso hay que andar con pies de plomo, porque el taimado Mohamed VI está esperando con sus garras para matar.
Debemos luchar junto a las asociaciones, olvidando banderas políticas y creencias religiosas, dejando al margen otras consideraciones ajenas al Sahara. Debemos pelear junto a María y Brahim, que noten que no están solos, porque nuestra condición de sentir y querer como seres humanos nos obliga. No hay otra: todos juntos por la libertad del Sahara.
María, que así se llama este increíble ser humano, está llorando desde que comenzó el extermino saharaui. Son lágrimas de dolor, saladas muestras de sufrimiento y desesperación por el temor que le provoca el saber que su niño está en peligro, por tener la seguridad de que los asesinos a las órdenes del dictador Mohamed VI no van a desfallecer hasta que aniquilen al pueblo saharaui. Pero ella es valiente y decidida. Aun herida en lo más profundo no se ha estado quieta en su casa esperando acontecimientos. Transformando su miedo en rabia, se ha movilizado, protesta, eleva la voz y argumenta su lucha: o se detiene la ofensiva criminal elaborada por el Duce del Magreb, o Brahim, como tantos otros, desaparecerá. Plantea no descansar en la reivindicación, sonar tan fuerte que los sordos que gobiernan tengan que actuar. Confía en que acorralando a nuestros políticos y exponiendo la vergüenza de su pasividad, algo se pueda salvar. Y lo va a intentar, porque ése es su deseo y su deber, y porque si no lo hiciese no sería justa. Porque esta justicia moral, la que de verdad importa, es la que exige que todos, absolutamente todos, gritemos juntos, entreguemos parte de nosotros en demostrar al exterminador Mohamed VI que no le vamos a consentir que cometa el genocidio que ha iniciado.
Hay que manifestarse de sol a sol, no descansar en la demanda de libertad. Pelear con y por los que abandonamos miserablemente en 1975. Sólo de esta forma nuestro gobierno se verá obligado a presionar a Marruecos, a tocarle el bolsillo al “ladrón de Rabat” (eso es lo único que le importa al megalómano dictador) forzándole de esta manera a desistir en la desigual guerra genocida que está llevando a cabo. Pero no debemos olvidar una cosa: Marruecos quiere el conflicto, Marruecos quiere que el saharaui le tire piedras, Marruecos quiere que el Sahara se levante en armas. Lo quiere para poder justificar lo que ya ha empezado a cometer, los salvajes crímenes que esconde a los ojos del mundo. Por eso hay que andar con pies de plomo, porque el taimado Mohamed VI está esperando con sus garras para matar.
Debemos luchar junto a las asociaciones, olvidando banderas políticas y creencias religiosas, dejando al margen otras consideraciones ajenas al Sahara. Debemos pelear junto a María y Brahim, que noten que no están solos, porque nuestra condición de sentir y querer como seres humanos nos obliga. No hay otra: todos juntos por la libertad del Sahara.
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viernes, 12 de noviembre de 2010
Una historia de El Aaiún
Herido como estoy por la represión marroquí sobre el territorio ocupado del Sahara, estos días devoro toda la información relativa al intento de exterminio que por parte de las fuerzas de seguridad de Marruecos y las huestes de violentos colonos dirigidos por Mohamed VI se está llevando a cabo contra el pueblo saharaui. Y tal día como el viernes 12 me tropiezo en El Mundo con un reportaje sobre los sufrimientos de una familia, con una entrevista en la que un hombre asustado, avergonzado y enojado narra cómo él y los suyos fueron torturados, vejados y, en algunos casos, violados.
Cuenta la víctima que, hallándose escondido con toda su familia en un chalé, se personaron en ella un elevado número de represores ataviados con vaqueros y pasamontañas que les condujeron al desierto, les tumbaron en el suelo y les cosieron a patadas y golpes, llegando a introducir sus porras por el ano de alguno de los hombres, para después cebarse en la violación de las mujeres del grupo. Cuenta la víctima que un sobrino suyo de tres años fue atado con una cuerda a un vehículo y arrastrado durante una larga distancia. Cuenta la víctima que los ancianos también gozaron de este exquisito trato. Cuenta la víctima que desconoce el paradero de hermanos suyos, prisioneros de los que abusaron de ellos. Y cuenta la víctima que él tiene la nacionalidad española, que trabaja para una empresa española, que nunca ha sido activista… El reportaje, estremecedor por sí solo, viene acompañado de una fotografía en la que aparecen dos niños de muy corta edad siendo atendidos de las sangrantes heridas de sus cabezas. Letra e imagen son desgarradoras.
¿Qué credibilidad tiene lo manifestado? La que uno quiera darle. Yo sí que doy por ciertas las palabras, pues de ellas se desprenden humillación, miedo y desesperación. Además, ésta es una información de las pocas que han conseguido atravesar el muro marroquí; si el país vecino esconde los hechos, es porque tiene motivos para hacerlo. Para mí, aquí tenemos, en consecuencia, una muestra de la crueldad y del salvaje comportamiento de los elementos opresores, una demostración más de la voluntad exterminadora de Mohamed VI. Marruecos no permite la entrada de medios de comunicación extranjeros porque tiene que tapar la vergüenza de su actitud asesina y ocultar las pruebas de la elaborada y meditada matanza que ha iniciado. Hay que detener el genocidio antes de que sea demasiado tarde.
Cuenta la víctima que, hallándose escondido con toda su familia en un chalé, se personaron en ella un elevado número de represores ataviados con vaqueros y pasamontañas que les condujeron al desierto, les tumbaron en el suelo y les cosieron a patadas y golpes, llegando a introducir sus porras por el ano de alguno de los hombres, para después cebarse en la violación de las mujeres del grupo. Cuenta la víctima que un sobrino suyo de tres años fue atado con una cuerda a un vehículo y arrastrado durante una larga distancia. Cuenta la víctima que los ancianos también gozaron de este exquisito trato. Cuenta la víctima que desconoce el paradero de hermanos suyos, prisioneros de los que abusaron de ellos. Y cuenta la víctima que él tiene la nacionalidad española, que trabaja para una empresa española, que nunca ha sido activista… El reportaje, estremecedor por sí solo, viene acompañado de una fotografía en la que aparecen dos niños de muy corta edad siendo atendidos de las sangrantes heridas de sus cabezas. Letra e imagen son desgarradoras.
¿Qué credibilidad tiene lo manifestado? La que uno quiera darle. Yo sí que doy por ciertas las palabras, pues de ellas se desprenden humillación, miedo y desesperación. Además, ésta es una información de las pocas que han conseguido atravesar el muro marroquí; si el país vecino esconde los hechos, es porque tiene motivos para hacerlo. Para mí, aquí tenemos, en consecuencia, una muestra de la crueldad y del salvaje comportamiento de los elementos opresores, una demostración más de la voluntad exterminadora de Mohamed VI. Marruecos no permite la entrada de medios de comunicación extranjeros porque tiene que tapar la vergüenza de su actitud asesina y ocultar las pruebas de la elaborada y meditada matanza que ha iniciado. Hay que detener el genocidio antes de que sea demasiado tarde.
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Rodríguez Cebolleta en Seúl
Desde el respeto y la admiración hacia aquellas personas que han tenido la fortuna de cumplir los ochenta y la mala suerte de que les haya ocurrido en esta miserable época, voy a contar la última aventura de un hombre del que cuentan que un día fue alguien ágil y lúcido, pero al que las circunstancias, la vida y la mala cabeza convirtieron en un grano molesto. Un relato corto o un sarcasmo largo con el que llenar un minuto.
José Luis Rodríguez ejerce de estadista con la misma soltura con la que un octogenario dependiente narra sus andanzas amorosas. Todo es imaginación, fantasía, un cúmulo de deseos y sueños imposibles de alcanzar pero que el protagonista de la disertación transforma en realidades idílicas y maravillosas. Se sienta delante de un micro y, a partir de ese momento, no conoce a nadie. Sale en la tele, le escuchan por la radio y no paran de hacerle fotos, que al fin y al cabo es lo que más le importa. Todo le conduce al éxtasis, alcanza un orgasmo (él los recuerda así). Y piensa “ésta es la mía”. Y comienza la aventura. No uno ni dos, muchos, muchos, hasta un millón de eco-empleos sin sacarla, que está como un toro, y sin pastillitas azules, que no le hacen falta. Se siente avasallador, irresistible, cree que se lleva al huerto lo que le apetece. Y una vez termina con su fábula, busca a quién arrimarse para continuar con el palique. Siempre encuentra a algún despistado que no ha sabido o no ha podido escaquearse y lo engancha con su oratoria, y le suelta el rollo durante un rato, con conversaciones absurdas. Entonces viene otro al rescate del abducido por su épica narrativa pero él, el presidente Rodríguez, lo captura también en su red. Las historias del abuelo Cebolleta, que no hay dios que se las trague, vuelan en todas las direcciones…Pero la fiesta se acaba, toca a su fin, cada mochuelo a su olivo. Cuando el respetable ya ha desaparecido, Rodríguez coge el taca-taca y, piano, piano, vuelve al geriátrico dónde sus cuidadores Elena y Alfredo le dan la medicación y le mandan a descansar, que ya no está para según que trotes. Pero él ha sido feliz, el pobre…
José Luis Rodríguez ejerce de estadista con la misma soltura con la que un octogenario dependiente narra sus andanzas amorosas. Todo es imaginación, fantasía, un cúmulo de deseos y sueños imposibles de alcanzar pero que el protagonista de la disertación transforma en realidades idílicas y maravillosas. Se sienta delante de un micro y, a partir de ese momento, no conoce a nadie. Sale en la tele, le escuchan por la radio y no paran de hacerle fotos, que al fin y al cabo es lo que más le importa. Todo le conduce al éxtasis, alcanza un orgasmo (él los recuerda así). Y piensa “ésta es la mía”. Y comienza la aventura. No uno ni dos, muchos, muchos, hasta un millón de eco-empleos sin sacarla, que está como un toro, y sin pastillitas azules, que no le hacen falta. Se siente avasallador, irresistible, cree que se lleva al huerto lo que le apetece. Y una vez termina con su fábula, busca a quién arrimarse para continuar con el palique. Siempre encuentra a algún despistado que no ha sabido o no ha podido escaquearse y lo engancha con su oratoria, y le suelta el rollo durante un rato, con conversaciones absurdas. Entonces viene otro al rescate del abducido por su épica narrativa pero él, el presidente Rodríguez, lo captura también en su red. Las historias del abuelo Cebolleta, que no hay dios que se las trague, vuelan en todas las direcciones…Pero la fiesta se acaba, toca a su fin, cada mochuelo a su olivo. Cuando el respetable ya ha desaparecido, Rodríguez coge el taca-taca y, piano, piano, vuelve al geriátrico dónde sus cuidadores Elena y Alfredo le dan la medicación y le mandan a descansar, que ya no está para según que trotes. Pero él ha sido feliz, el pobre…
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jueves, 11 de noviembre de 2010
Portavocías asesinas
Las últimas demostraciones de descoordinación entre ministros, de irresponsabilidad y desconocimiento al fin y al cabo, definen a las claras el funcionamiento desquiciado y desquiciante del gobierno español. La situación requiere personas que mediten sus manifestaciones, gente que domine aquello sobre lo que opina porque lo que ellos digan tiene el peso político inherente al cargo que ostentan. Vamos, que no están de tapas en un bar tomando unas cañas ni con los amigos compartiendo sobremesa y tertulia. El donde dije digo, digo Diego podría tener un pase en los días de vino y rosas. Ahora hay que ser más serios.
Las aseveraciones de Valeriano Gómez sobre la ayuda de 426 euros y la posterior rectificación por parte de Elena Salgado son una mala broma en comparación con las manifestaciones de Ramón Jáuregui. El ministro de Presidencia no puede equivocarse al otorgar la soberanía sobre el Sahara a Marruecos, justificando así el bloqueo marroquí a prensa y periodistas, y quedarse tan ancho. Vale que Trinidad Jiménez enseguida, viendo la metedura de pata, ha enmendado rauda el error del compañero: “España no reconoce la soberanía de Marruecos sobre el Sahara, la constata” Ahí estamos, devanándose los sesos desde Quito. ¡Por Dios, si ése es el problema, señora ministra, ése es el problema!... Todo el mundo está constatando cómo Marruecos ejerce su soberanía, con la fuerza de las armas.
Pero es que después de la matización de la titular de Exteriores, el señor Jáuregui demuestra un desconocimiento preocupante sobre el asunto cuando, al intentar explicarse a sí mismo, manifiesta que es Marruecos quien posee la administración del territorio. Vamos a ver. España no ha reconocido jamás la soberanía del país vecino sobre el territorio: lo único en ese sentido es el escrito en el que Zapatero refleja que es la ley marroquí la que se aplica en el Sahara Occidental, un documento elaborado tras el caso de Aminatu Haidar para que el rey “amigo” no se enfadara. Pero sólo eso, que no es poco. Además, que se sepa, la ONU considera al Sahara territorio ocupado y el Tribunal de La Haya dictaminó que ni Marruecos tiene autoridad sobre la zona, ni en 1975, cuando abandonamos la colonia, se la transfirió España.
Da la sensación de que cualquier cosa vale con tal de no condenar el abuso y la violencia, con tal de no posicionarse contra la opresión y con tal de no paralizar el plan de extermino saharaui que está llevando a cabo Mohamed VI.
De las últimas muestras del guirigay dominante en el ejecutivo español, ésta es quizás la más grave…
Las aseveraciones de Valeriano Gómez sobre la ayuda de 426 euros y la posterior rectificación por parte de Elena Salgado son una mala broma en comparación con las manifestaciones de Ramón Jáuregui. El ministro de Presidencia no puede equivocarse al otorgar la soberanía sobre el Sahara a Marruecos, justificando así el bloqueo marroquí a prensa y periodistas, y quedarse tan ancho. Vale que Trinidad Jiménez enseguida, viendo la metedura de pata, ha enmendado rauda el error del compañero: “España no reconoce la soberanía de Marruecos sobre el Sahara, la constata” Ahí estamos, devanándose los sesos desde Quito. ¡Por Dios, si ése es el problema, señora ministra, ése es el problema!... Todo el mundo está constatando cómo Marruecos ejerce su soberanía, con la fuerza de las armas.
Pero es que después de la matización de la titular de Exteriores, el señor Jáuregui demuestra un desconocimiento preocupante sobre el asunto cuando, al intentar explicarse a sí mismo, manifiesta que es Marruecos quien posee la administración del territorio. Vamos a ver. España no ha reconocido jamás la soberanía del país vecino sobre el territorio: lo único en ese sentido es el escrito en el que Zapatero refleja que es la ley marroquí la que se aplica en el Sahara Occidental, un documento elaborado tras el caso de Aminatu Haidar para que el rey “amigo” no se enfadara. Pero sólo eso, que no es poco. Además, que se sepa, la ONU considera al Sahara territorio ocupado y el Tribunal de La Haya dictaminó que ni Marruecos tiene autoridad sobre la zona, ni en 1975, cuando abandonamos la colonia, se la transfirió España.
Da la sensación de que cualquier cosa vale con tal de no condenar el abuso y la violencia, con tal de no posicionarse contra la opresión y con tal de no paralizar el plan de extermino saharaui que está llevando a cabo Mohamed VI.
De las últimas muestras del guirigay dominante en el ejecutivo español, ésta es quizás la más grave…
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miércoles, 10 de noviembre de 2010
Las razones de Eguiguren
Algo raro pasa en todo esto. No es lógico que un político con la experiencia de Eguiguren se hunda en un lodazal tan profundo sin que exista una explicación razonable. Reconocer que compadrea con terroristas en busca y captura, jactándose de su relación con ellos como el que presume pomposamente de coche nuevo, y alardeando de mantener un trato cuando menos amistoso, conociendo paraderos, idas y venidas de asesinos en busca y captura por la justicia española, es, además de una aberración moral y un insulto hacia las víctimas, una colaboración con banda armada que le debe de costar muy caro si las autoridades pertinentes así lo deciden.
Esta pérdida de conciencia y de humanidad que ha asaltado al presidente del PSE, persona ya de por sí bastante especial, tiene que haber sido motivada por fuerzas mayores, debe responder o bien a una estrategia política compleja del PSOE respecto de ETA, o bien a un problema de carácter mental, como algunos medios de comunicación han sugerido, o bien a un oscuro traspaso de simpatías.
Si nos encontrásemos ante la primera suposición, cabría pensar que en la misma maniobra se podría encuadrar la entrevista de Felipe González en El País, que data de septiembre pero que ve la luz, curiosamente, en noviembre. Todo iría encaminado a justificar una negociación blanda con ETA, un pacto con concesiones que rompería los acuerdos que en materia de terrorismo mantienen las formaciones democráticas: el objetivo de Zapatero de colgarse las medallas a cualquier precio se convertiría en realidad, aun a costa de sacrificar algunas fichas de peso. No sería de extrañar que el ex presidente se prestase a este juego, pues en otros más complicados ha participado activamente, tal y como él mismo reconoce.
Ahora bien, si es un desequilibrio mental el que origina la peligrosa actitud de Jesús Eguiguren, médicos hay que se encargan de curar este tipo de locuras. Para mitigar de alguna manera el daño que está haciendo a los que han sufrido las acciones criminales de ETA Eguiguren debería someterse al tratamiento oportuno, y desvincularse momentáneamente de la actividad pública. Pero sus palabras desprenden siempre un tufo de vanidad, un aroma de certeza y seguridad que difícilmente se encontrarían en un enfermo mental, salvo que nos hallásemos ante el mayor megalómano de la historia. Vacilón, vacilón, más chulo que nadie, vamos.
También está la tercera vía, la peor, el paso a la oscuridad, aquélla que coloca al personaje en el bando de los asesinos conscientemente, con pleno dominio de sus facultades mentales y desmarcándose voluntariamente de la lucha democrática del estado para aliarse con los que pretenden destruirlo. Deseo que no sea ésta última la causa de la sinrazón. Aunque las otras dos tampoco son atractivas en exceso.
Esta pérdida de conciencia y de humanidad que ha asaltado al presidente del PSE, persona ya de por sí bastante especial, tiene que haber sido motivada por fuerzas mayores, debe responder o bien a una estrategia política compleja del PSOE respecto de ETA, o bien a un problema de carácter mental, como algunos medios de comunicación han sugerido, o bien a un oscuro traspaso de simpatías.
Si nos encontrásemos ante la primera suposición, cabría pensar que en la misma maniobra se podría encuadrar la entrevista de Felipe González en El País, que data de septiembre pero que ve la luz, curiosamente, en noviembre. Todo iría encaminado a justificar una negociación blanda con ETA, un pacto con concesiones que rompería los acuerdos que en materia de terrorismo mantienen las formaciones democráticas: el objetivo de Zapatero de colgarse las medallas a cualquier precio se convertiría en realidad, aun a costa de sacrificar algunas fichas de peso. No sería de extrañar que el ex presidente se prestase a este juego, pues en otros más complicados ha participado activamente, tal y como él mismo reconoce.
Ahora bien, si es un desequilibrio mental el que origina la peligrosa actitud de Jesús Eguiguren, médicos hay que se encargan de curar este tipo de locuras. Para mitigar de alguna manera el daño que está haciendo a los que han sufrido las acciones criminales de ETA Eguiguren debería someterse al tratamiento oportuno, y desvincularse momentáneamente de la actividad pública. Pero sus palabras desprenden siempre un tufo de vanidad, un aroma de certeza y seguridad que difícilmente se encontrarían en un enfermo mental, salvo que nos hallásemos ante el mayor megalómano de la historia. Vacilón, vacilón, más chulo que nadie, vamos.
También está la tercera vía, la peor, el paso a la oscuridad, aquélla que coloca al personaje en el bando de los asesinos conscientemente, con pleno dominio de sus facultades mentales y desmarcándose voluntariamente de la lucha democrática del estado para aliarse con los que pretenden destruirlo. Deseo que no sea ésta última la causa de la sinrazón. Aunque las otras dos tampoco son atractivas en exceso.
Barreda, los JASP y los PASP
Barreda dice que los jóvenes deben estudiar, estudiar y sólo estudiar. Formarse y no buscar empleo. Más razón que un santo. Total, ¿para qué molestarse, si no lo van a encontrar? Así que, hasta que no tengan mínimo dos carreras que les cualifiquen que ni se les ocurra demandar un puesto de trabajo, que para ellos no hay (ni para ellos ni para nadie). Y sin olvidarse de los idiomas, que sin el inglés, el alemán y el chino no se va a ninguna parte.
Una vez finalizada la aventura académica, los pasos a seguir son evidentes. Con los correspondientes títulos y certificaciones en el bolsillo, ya estarán en condiciones de acudir a la oficina del INEM, a que les apunten a un curso sobre cómo redactar un currículo en condiciones. Acto seguido, tres mil fotocopias y a entregarlas por todas las empresas (las que queden en pie), a brear semáforos y farolas y a invadir todos los buzones del barrio, que nunca se sabe por dónde puede saltar la liebre. Y después, a esperar pacientes, que ya verán que con Derecho, Empresariales, y un par de lenguas extranjeras en una cafetería de Benidorm fijo que encuentran curro. Temporal, para verano nada más, pero curro al fin y al cabo. Además, ¿para qué quieren ganar dinero? ¿Para pulírselo en vicios? Descerebrados, que son unos descerebrados…
Si es que en el fondo, muy en el fondo, el amigo Barreda tiene toda la razón. Mientras estudian, no molestan, no engrosan las estadísticas de parados, sólo consumen y gastan su paga. Disfrutan de la juventud, se divierten a la par que adquieren conocimientos que les pueden llevar a convertirse todos en médicos o ingenieros de lo que sea, que eso está muy bien. El objetivo es recuperar la figura del JASP (jóvenes aunque sobradamente preparados).
Además, hay que tener presente que los puestos de trabajo para gente sin la formación adecuada ya están ocupados en su totalidad. Basta observar a José Blanco, casi abogado, Leire Pajín, que lo más cerca que ha estado de la sanidad es cuando le pusieron la antitetánica, Trinidad Jiménez, suspendida en el acceso a la carrera diplomática, etc. Todo un elenco de PASP (políticos aunque sin preparación) que copan aquellos puestos en los que, por lo que se ve, y a las pruebas me remito, con saber hacer la o con un canuto sobra. Y a veces, ni tan siquiera con eso.
Una vez finalizada la aventura académica, los pasos a seguir son evidentes. Con los correspondientes títulos y certificaciones en el bolsillo, ya estarán en condiciones de acudir a la oficina del INEM, a que les apunten a un curso sobre cómo redactar un currículo en condiciones. Acto seguido, tres mil fotocopias y a entregarlas por todas las empresas (las que queden en pie), a brear semáforos y farolas y a invadir todos los buzones del barrio, que nunca se sabe por dónde puede saltar la liebre. Y después, a esperar pacientes, que ya verán que con Derecho, Empresariales, y un par de lenguas extranjeras en una cafetería de Benidorm fijo que encuentran curro. Temporal, para verano nada más, pero curro al fin y al cabo. Además, ¿para qué quieren ganar dinero? ¿Para pulírselo en vicios? Descerebrados, que son unos descerebrados…
Si es que en el fondo, muy en el fondo, el amigo Barreda tiene toda la razón. Mientras estudian, no molestan, no engrosan las estadísticas de parados, sólo consumen y gastan su paga. Disfrutan de la juventud, se divierten a la par que adquieren conocimientos que les pueden llevar a convertirse todos en médicos o ingenieros de lo que sea, que eso está muy bien. El objetivo es recuperar la figura del JASP (jóvenes aunque sobradamente preparados).
Además, hay que tener presente que los puestos de trabajo para gente sin la formación adecuada ya están ocupados en su totalidad. Basta observar a José Blanco, casi abogado, Leire Pajín, que lo más cerca que ha estado de la sanidad es cuando le pusieron la antitetánica, Trinidad Jiménez, suspendida en el acceso a la carrera diplomática, etc. Todo un elenco de PASP (políticos aunque sin preparación) que copan aquellos puestos en los que, por lo que se ve, y a las pruebas me remito, con saber hacer la o con un canuto sobra. Y a veces, ni tan siquiera con eso.
martes, 9 de noviembre de 2010
Vergüenza
Esto va ser breve. Cuando se escribe se pretende ser lo más objetivo posible, no dejarse llevar por afectos y emociones. Pero ahora éstos son los que guían lo que quiero decir. Por eso, porque se trata de algo personal, cuanto mas conciso, mejor. Siento rabia, indignación y sobre todo una vergüenza inmensa que me desarma, que me deja sin argumentos. Tengo que asistir desde casa al espectáculo cruel e inhumano que nos están ofreciendo las huestes de Mohamed VI en su labor de exterminio del pueblo saharaui, y no puedo hacer nada. Tengo que observar atónito la manipulación grosera, obscena y burda que de la información hacen los medios oficiales del país opresor, y no puedo hacer nada. Tengo que tragarme, como todos, la pasividad de la comunidad internacional, cómplice silencioso en el elaborado genocidio que ha programado el dictador alauí, y no puedo hacer nada. Y lo peor de todo, tengo que ver como nuestro gobierno aparta la cara, mira de perfil y se esconde temeroso y cobarde, y no puedo hacer nada.
Por todo eso, por saber que los que pueden actuar en mi nombre se lavan las manos, que anteponen intereses políticos a vidas, que no asumen su responsabilidad moral y que muestran una más que preocupante incapacidad, es mejor dar por terminada la exposición antes de perder formas y educación. Eso sí. Una cosa más. Ahora es un buen momento para que aquéllos que deben me hagan sentir orgulloso de ser español. Pero dudo mucho que quieran hacerlo y/o que sepan cómo.
Por todo eso, por saber que los que pueden actuar en mi nombre se lavan las manos, que anteponen intereses políticos a vidas, que no asumen su responsabilidad moral y que muestran una más que preocupante incapacidad, es mejor dar por terminada la exposición antes de perder formas y educación. Eso sí. Una cosa más. Ahora es un buen momento para que aquéllos que deben me hagan sentir orgulloso de ser español. Pero dudo mucho que quieran hacerlo y/o que sepan cómo.
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lunes, 8 de noviembre de 2010
Represión marroquí
Las fuerzas de seguridad marroquíes han atacado el campamento saharaui del Aaiún. La más moderna tecnología armamentística, soldados bien entrenados y preparados para el combate, contra latas vacías de agua y alimentos, alguna piedra que otra y un ejército compuesto en su mayoría por mujeres y niños. Dado que el dictador alauita no permite la presencia de observadores en la zona desde hace algún tiempo y visto como impide cualquier información que no pase por su filtro, una vez sus esbirros hayan arrasado con todo y quemado tiendas y enseres, ya se encargarán de depositar restos de armas y otros elementos con los que continuar con su mentira y justificar la acción. Lo definirá como un ataque preventivo, ante el claro peligro que suponían los más de veinte mil refugiados que, armados hasta los dientes con cuchillos de cocina y tirachinas, amenazaban con desestabilizar su estado totalitario. O bien lo calificará como un acto humanitario, para protegerles de la furia descontrolada de la población de Marruecos, dispuesta a lincharles a la menor ocasión. Basura y manipulación.
La maniobra es muy clara. Antes de iniciar el contacto con los independentistas saharauis Mohamed VI expone sus intenciones y marca con hierro al rojo la que va a ser su postura: o se hace lo que manda, o extermina cualquier oposición. Sin más, sin que nadie le tosa. Utilizará la fuerza cuándo, cómo y dónde le apetezca. ¡Cuánto será su poder para que las naciones democráticas no se atrevan a ponerle en su sitio! No lo entiendo. Vamos a asistir a la destrucción de un pueblo sin mover un dedo, más pendientes de los fosfatos, la sardina, el jurel y la caballa, que de la vida y deseos de una nación aplastada por la bota militar de la represión.
Creo que es una absoluta pérdida de tiempo cualquier intento por parte de los saharauis de alcanzar un mínimo entendimiento con Marruecos mientras no exista una clara condena internacional contra el régimen feudal. Hasta que todos los países democráticos no expongan al Duce del Magreb su determinación de no consentir más agresiones y abusos, cada día que pase el fin de todo un pueblo estará más cercano; un genocidio consentido que nos cubrirá de vergüenza a todos.
La maniobra es muy clara. Antes de iniciar el contacto con los independentistas saharauis Mohamed VI expone sus intenciones y marca con hierro al rojo la que va a ser su postura: o se hace lo que manda, o extermina cualquier oposición. Sin más, sin que nadie le tosa. Utilizará la fuerza cuándo, cómo y dónde le apetezca. ¡Cuánto será su poder para que las naciones democráticas no se atrevan a ponerle en su sitio! No lo entiendo. Vamos a asistir a la destrucción de un pueblo sin mover un dedo, más pendientes de los fosfatos, la sardina, el jurel y la caballa, que de la vida y deseos de una nación aplastada por la bota militar de la represión.
Creo que es una absoluta pérdida de tiempo cualquier intento por parte de los saharauis de alcanzar un mínimo entendimiento con Marruecos mientras no exista una clara condena internacional contra el régimen feudal. Hasta que todos los países democráticos no expongan al Duce del Magreb su determinación de no consentir más agresiones y abusos, cada día que pase el fin de todo un pueblo estará más cercano; un genocidio consentido que nos cubrirá de vergüenza a todos.
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De apellido chorrada
No me resisto a escribir sobre el absurdo. Y lo voy a hacer de forma igualmente absurda ya que creo que la noticia no merece la más mínima atención. No porque considere justa o injusta la nueva ley, no. El motivo por el cual pretendo entretenerme en la decisión alfabética de los apellidos es porque me parece una engañifa, una cortina de humo con la que distraer la atención y así conseguir que nosotros, pobre plebe inculta, nos fijemos más en si preferimos arrastrar la estirpe de papá o de mamá, en vez de cabrearnos, por ejemplo, por la congelación de las pensiones. No hay nada mejor que darle un azucarillo a un caballo reventado de correr para que se olvide del esfuerzo y lama la mano del amo.
No creo que los apellidos y el nombre sean lo más importante para definir a las personas. Son los hechos, las acciones, las voluntades, los sentimientos los que nos deben permitir clasificar y conocer a los que nos rodean. El nombre con el que la ley te encasilla hasta que te mueres, e incluso después, es un añadido que nos colocan al nacer, un ornato, un orgullo de progenitores o, en algunos casos, una venganza. Nada más que eso, salvo que lleve parejo bienes y herencias cuantiosas.
En consecuencia, debatir, en mi caso, sobre si Salinas o García, se me antoja una solemne chorrada. Llamándome de una forma u otra, seguiría siendo el mismo. Ahora bien, entiendo que la megalomanía de algunos, la extrema vanidad puede llevar a establecer como Ley los espurios deseos de ser recordados por la historia con un determinado patronímico.
Pienso que el objetivo no es otro que el de que cuando dentro de una buena pila de años los infantes estudien la gloriosa etapa política que nos está tocando soportar, éstos no se tropiecen con un Pérez o un Rodríguez como grandes caudillos. Quedará mejor Rubalcaba o Zapatero, títulos que, al fin y al cabo, ambos personajes están tallando con escoplo en la miserable destrucción del país. O quizás sea por todo lo contrario, por enterrar en el olvido del tiempo los nombres con los que se conocieron a tan nefastos rectores públicos, para que así sus descendientes no sufran el rencor generado. Sea por lo que sea, mientras discutimos por necedades obviamos los atropellos de la casta política dominante. Nos están robando la cartera delante de nuestras narices.
No creo que los apellidos y el nombre sean lo más importante para definir a las personas. Son los hechos, las acciones, las voluntades, los sentimientos los que nos deben permitir clasificar y conocer a los que nos rodean. El nombre con el que la ley te encasilla hasta que te mueres, e incluso después, es un añadido que nos colocan al nacer, un ornato, un orgullo de progenitores o, en algunos casos, una venganza. Nada más que eso, salvo que lleve parejo bienes y herencias cuantiosas.
En consecuencia, debatir, en mi caso, sobre si Salinas o García, se me antoja una solemne chorrada. Llamándome de una forma u otra, seguiría siendo el mismo. Ahora bien, entiendo que la megalomanía de algunos, la extrema vanidad puede llevar a establecer como Ley los espurios deseos de ser recordados por la historia con un determinado patronímico.
Pienso que el objetivo no es otro que el de que cuando dentro de una buena pila de años los infantes estudien la gloriosa etapa política que nos está tocando soportar, éstos no se tropiecen con un Pérez o un Rodríguez como grandes caudillos. Quedará mejor Rubalcaba o Zapatero, títulos que, al fin y al cabo, ambos personajes están tallando con escoplo en la miserable destrucción del país. O quizás sea por todo lo contrario, por enterrar en el olvido del tiempo los nombres con los que se conocieron a tan nefastos rectores públicos, para que así sus descendientes no sufran el rencor generado. Sea por lo que sea, mientras discutimos por necedades obviamos los atropellos de la casta política dominante. Nos están robando la cartera delante de nuestras narices.
sábado, 6 de noviembre de 2010
De esos polvos, estos lodos
No es aplicable el refrán al cien por cien si atendemos al significado puro de la expresión. Cosas pequeñas traen consecuencias no deseables; ésta es la interpretación más común del dicho. Pero los desplantes, las provocaciones, los insultos y los atropellos sufridos por la diplomacia y ciudadanos españoles, no se pueden clasificar como nimiedades o simples banalidades. El problema es que el Gobierno de España así lo ha considerado los últimos años, consintiendo los abusos provenientes de un bolivariano dictador y de un señor feudal alauí. Todo lo que ocurre ahora con Venezuela y Marruecos es una herencia de la errónea y errática actitud del ejecutivo de Zapatero y el ex Moratinos, y su permisividad e, incluso, protección a los regímenes totalitaristas de ambos estados. Esta es la verdad, y no otra. Tal ha sido la debilidad manifestada, tanto se ha tolerado, que estos dos jefes de Estado, listos, astutos y ladinos manipuladores, han encontrado en España un saco perfecto en el que arrojar sus escombros y así entretener a su población. La jugada es ideal: se inventan un enemigo externo, desvían su porquería, engañan a sus paisanos y, nada, a seguir con el mangoneo. Lo único positivo en nuestras amistosas relaciones fue el memorable “¿Por qué no te callas?” con el que nuestro monarca obsequió al maleducado dictador.
Sabedores de que el rival no contesta aunque le retuerzan los riñones, ambos atacan. Cierto es que uno se esconde menos que el otro, que a don Hugo le encanta chupar cámara, mientras que Mohamed VI, taimado el hombre, prefiere mover los hilos desde uno de sus lujosos palacios. Pero los dos coinciden en lanzarse como hienas. Menos mal que, quizás por vergüenza, se ha plantado cara a los improperios e insultos provenientes de Venezuela. Nunca es tarde para reaccionar. Ahora lo que vendría de muerte sería que Trinidad Jiménez por un lado se empollara más el tema y se enterara de que en el país sudamericano sí que hay presos políticos, y que, por otro lado, en un necesario acto de valentía, advirtiese al Duce del Magreb de que ya no se van a tolerar más agresiones, de que se responderá con toda la firmeza posible a los actos contra españoles, intereses españoles y ciudades españolas.
En fin, volviendo al refrán y tomándome la licencia de modernizarlo un poco, los lodos que ahora cubren las relaciones internacionales de España con Venezuela y Marruecos, vienen de los polvos, polvazos a pelo que Chávez y Mohamed VI nos han estado pegando con el beneplácito de un gobierno pasivo y consentidor. Ya se lo han dicho, pero no está mal repetírselo a Zapatero y los suyos: España y los españoles necesitan un Gobierno que les defienda. En verdad, sería todo un detalle por su parte.
Sabedores de que el rival no contesta aunque le retuerzan los riñones, ambos atacan. Cierto es que uno se esconde menos que el otro, que a don Hugo le encanta chupar cámara, mientras que Mohamed VI, taimado el hombre, prefiere mover los hilos desde uno de sus lujosos palacios. Pero los dos coinciden en lanzarse como hienas. Menos mal que, quizás por vergüenza, se ha plantado cara a los improperios e insultos provenientes de Venezuela. Nunca es tarde para reaccionar. Ahora lo que vendría de muerte sería que Trinidad Jiménez por un lado se empollara más el tema y se enterara de que en el país sudamericano sí que hay presos políticos, y que, por otro lado, en un necesario acto de valentía, advirtiese al Duce del Magreb de que ya no se van a tolerar más agresiones, de que se responderá con toda la firmeza posible a los actos contra españoles, intereses españoles y ciudades españolas.
En fin, volviendo al refrán y tomándome la licencia de modernizarlo un poco, los lodos que ahora cubren las relaciones internacionales de España con Venezuela y Marruecos, vienen de los polvos, polvazos a pelo que Chávez y Mohamed VI nos han estado pegando con el beneplácito de un gobierno pasivo y consentidor. Ya se lo han dicho, pero no está mal repetírselo a Zapatero y los suyos: España y los españoles necesitan un Gobierno que les defienda. En verdad, sería todo un detalle por su parte.
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viernes, 5 de noviembre de 2010
Perra vida. Un relato real.
“Toca levantarse. No es que apetezca mucho, pero toca hacerlo. María no debe darse cuenta de lo que pasa, así que con cuidado, no vaya a ser que se percate, y ya tenemos el lío montado. Además, están los niños. Es una edad muy mala, con la cantidad de problemas que ellos ya tienen…Mejor será que saltemos, y comencemos el día como si no ocurriera nada. ¡Maldita sea!”
En esto anda la cabeza de Luis, cuando el despertador del móvil repite la musiquita de marras por segunda vez. Se gira y mira a la derecha. Una maraña de sabanas y almohadones se eleva sobre la cama. Debajo, debe estar María, su mujer, enrollada como siempre entre las telas. “Da gusto verla dormir. Quince años juntos, y está más guapa que nunca. Joder. Me la comería ahora mismo…”
Luis se levanta sin hacer ruido. No le gusta encender la luz, otorgando siempre unos minutos más de descanso a María. “Dónde puñetas estarán las zapatillas. Anda, aquí hay una… ¿Y la otra? Ya está, a buscar por debajo. De buena mañana, agacharse es lo mejor para la hernia” Tras un rato tanteando a oscuras por el suelo, Luis encuentra la bamba que le falta y se incorpora.” Bamba. Así las llama María desde que estuvimos en Tenerife de viaje de novios. Aquello sí que estuvo bien. Tenemos que ir con los niños en vacaciones. Ya son mayores y aguantarán el viaje de sobras”
Con mucho sigilo, localiza en la cómoda el pantalón que se quitó el día anterior, al volver del trabajo. “No se habrá arrugado mucho. Todavía debe estar limpio, pues me lo he puesto dos veces nada más. Ahora, la camisa, los gayumbos y los calcetines” Luis se dirige al armario empotrado. Desliza la puerta corredera con cuidado. “Mira que pesa la puñetera. El día menos pensado, le meto mano al plazo fijo, y arreglamos el dormitorio, que se ha quedado muy antiguo”. Coge la camisa de la segunda percha, la azul a cuadros que tanto le gusta a su hija Marieta y, del segundo cajón, extrae unos calzones de esos modernos que le regalaron el día de su cumpleaños. “¿Y los calcetines? ¡Ah! Ya me acuerdo. En el tercer cajón de la mesita de noche…Ya sois míos. ¡A la ducha!”
Sale de la habitación dejando la puerta casi cerrada. Son las siete de la mañana, en un rato empezará a clarear, y no quiere que la luz del día despierte a su esposa. Entra en el cuarto de baño que hay al lado de la leonera de Luisito, el mayor de sus hijos. Tiene la puerta cerrada, al igual que su hermana. “Parece que se les ha ido el miedo a la oscuridad. Hace un año aún teníamos una luz en el pasillo, y mira ahora. Crecen muy deprisa. ¡Cuántos años tienen ya? A ver. Luisito…trece, y Marieta once. ¡Cómo pasa el tiempo!” Una vez dentro, Luis recuerda que es sábado. “Hoy no tienen que ir al colegio. Que duerman, ellos que pueden.”
Continuando el rito diario, Luis se encierra en el aseo. Se mira en el espejo, y se acaricia la cara, para ver si se rasura o no. “Me afeité ayer. No pincha mucho, así que lo dejaremos para mañana” Abre el grifo de la bañera; el agua caliente tarda un poco en llegar desde el termo y hay que dejarla correr brevemente. “Cualquiera se ducha con agua fría a estas horas. Ya no soy tan joven” Una vez se ha desnudado del todo, se detiene frente al espejo y escruta su cuerpo. “Para cuarenta y tres años no estoy tan mal. Quitando la puñetera barriga cervecera, aún estoy fuerte. Y eso que desde hace… ¿un año sin hacer deporte? Demasiado. Tengo que volver a correr por las noches. Pero me da pereza… ¡Bah! Algo tendré que hacer o me voy a anquilosar”
El agua está templada. Luis entra en la bañera y rueda la cortinilla sobre el riel. “Tenía que haberle hecho caso a María cuando insistió en poner una mampara. Con la mierda esta de cortina se sale toda el agua” Apura el champú. “Que no se me olvide pasar por el súper y comprar. Luego, al mediodía, cuando salga del curro” Mientras se enjabona el cuerpo, se entretiene mirando la colección de juguetes que adornan los bordes de la bañera. “Parece mentira, lo mayores que son ya, y todavía con estas cosas. Sobre todo Luisito con los muñecotes. Marieta no tanto…Es casi una mujer” Un escalofrío le recorre el cuerpo. No sabe si es porque el agua no sale lo caliente que le gustaría, o por el hecho de pensar en su niña como en una mujer. “Dentro de nada se me escapan de las manos. Me estoy haciendo viejo”
Seca su cuerpo con una gran toalla rosa que pertenece a María. Ella siempre ha protestado por esto, pero Luis le responde que de esta forma se impregna del olor que ella desprende, y así la jornada se le hace más llevadera. Ante este razonamiento María nunca dice nada.”Qué bien huele. Es un vicio absoluto. Si no estuviera dormida, le haría una visita…No. Que están los niños y pueden sorprendernos. A la noche, mejor”
Se viste con lentitud. Le gusta ir hecho un pincel, y cuida todos los detalles. “Me faltan los zapatos. Hoy me pondré los castellanos negros, que me pegan más” Revisa el calzado y comprueba su brillo y limpieza. “Los zapatos deben estar siempre bien limpitos. Dicen mucho del dueño. Estos están de muerte… ¡Hala! A desayunar algo, que tengo un hambre…”
Después de recoger toalla y ropa usada, y depositarlas en el cesto, sale silencioso del aseo y, aprovechando la claridad que comienza a invadir la casa, sin encender la luz del pasillo se encamina a la cocina, en el otro extremo. Entra y cierra la puerta.
“En la nevera no hay ningún cartón de leche. A ver en la despensa…Tampoco. Pues no sé que voy a tomarme. Qué desastre. Tengo que estar encima de todo o no funciona nada. Eso es el chaval, que se la bebe como si fuera agua. Úlcera no tendrá, no, el cabrito. Podría avisar, ché.” De un paquete de galletas de chocolate, saca tres, dejando sólo dos en el interior. “Así aprenderá. Me como sus galletas” Se arrepiente, y las vuelve a meter dentro. “Es igual. Ya me tomaré una tostada en el bar de Roque. Y con tomatito rallado…Y con jamón…Y qué hambre tengo, puñetas”
Luis coge un papel de encima de la mesa, y con el lápiz que siempre hay en el cajón de los cubiertos, escribe una lista.”Leche, champú, huevos, agua mineral…y galletas de estas rellenas, que les quedan pocas y se las comen como pipas” Pliega el escrito, y lo introduce en el bolsillo trasero del pantalón. Sale de la cocina y camina hasta la entrada de la casa.
Del cuenco que hay en el mueble de la entrada, recoge un manojo de llaves que contiene las de la oficina. “Las del coche, no. Creo que el chiquillo tiene partido, y María se lo tiene que llevar. Aunque no estoy seguro. Por si acaso, iré andando al despacho, que no me voy a morir por ello”
De puntillas, recorre con rapidez el pasillo hasta alcanzar su habitación. Abre la puerta muy pausadamente y se dirige con celeridad hacia su lado de la cama. Allí, en el primer cajón de su mesita, guarda la cartera. “Aquí está. ¿Y el móvil? ¿Dónde lo habré dejado?...Ya está. Junto al retrato de mis padres, encima de la mesa” Con el teléfono en el bolsillo derecho del pantalón y la cartera en el de la chaqueta de lana que le regaló su madre, comienza a salir de la alcoba. De repente, se queda quieto, paralizado. Nota como si su mujer se hubiese movido, como si hubiese cambiado de posición. Observa con atención. “No. Debe ser una sensación mía. Sigue durmiendo profundamente. No la oigo ni respirar…”
Sale del cuarto y entorna de nuevo la puerta. Sus silenciosos pasos le llevan hasta las habitaciones de sus hijos.” Debería entrar para ver si están bien y darles un beso…No…No quiero despertarles. Esta paz que hay ahora en la casa es tan buena…” Dejando atrás las habitaciones, llega a la puerta principal y, después de darle dos vueltas al cerrojo, la abre y abandona la casa tras cerrar cuidadosamente, sin el más mínimo ruido. “Que frío tengo ahora. Igual me he resfriado. Me encuentro raro”
Baja las escaleras a buen ritmo, contando para sí los escalones. Son tres pisos y, siempre que puede, evita el ascensor.”Un, dos tres, cuatro…No me encuentro bien. No sé qué pasa, pero algo falla. Nueve y diez. Vuelta a empezar. Uno, dos, tres,…”
Ya ha llegado a la portería. Tiene la sensación de ir volando, de flotar, como si sus pies se movieran solos, independientes del cuerpo. “Qué raro es esto. Cuando sea buena la hora, me escapo a la farmacia y que me tomen la tensión” Sale a la calle.
- ¿Buenos días, Luis? ¿Cómo te encuentras hoy?
Dos mujeres conversan justo enfrente de la salida. Una de ellas, la más joven, al ver a Luis se gira totalmente y le interpela.
-¡Qué cómo estás hoy!- Le dice, mirando a los ojos tristes y ausentes de Luis. Éste detiene su camino, busca en su interlocutora algo que le motive a contestarle y al no hallar nada, le esquiva y continúa en su andar. “No sé quién es. Ni me importa. Déjame en paz. Yo no te he dicho nada…”
Las dos mujeres le ven alejarse. Se miran entre ellas, y una mueca dolorosa se dibuja en el rostro de una de ellas. Siente pena. Pena y dolor.
-Qué perra es la vida, le dice a su amiga, y continúa hablando. Hace un año cumplido que su mujer y sus hijos faltan. Fíjate, iban los tres a un partido de fútbol del mayor, y un descerebrado se saltó un semáforo y se los llevó por delante. Desde entonces, el bueno de Luis anda más muerto que vivo. Todos los días se repiten para él. Piensa que está aún en el mismo sábado en el que ocurrió todo. Le es igual que sea lunes o martes, como hoy. Fíjate cómo será la cosa que su madre dice que el pobre cree que están vivos, que todavía habla con ellos. ¡Perra vida!
En esto anda la cabeza de Luis, cuando el despertador del móvil repite la musiquita de marras por segunda vez. Se gira y mira a la derecha. Una maraña de sabanas y almohadones se eleva sobre la cama. Debajo, debe estar María, su mujer, enrollada como siempre entre las telas. “Da gusto verla dormir. Quince años juntos, y está más guapa que nunca. Joder. Me la comería ahora mismo…”
Luis se levanta sin hacer ruido. No le gusta encender la luz, otorgando siempre unos minutos más de descanso a María. “Dónde puñetas estarán las zapatillas. Anda, aquí hay una… ¿Y la otra? Ya está, a buscar por debajo. De buena mañana, agacharse es lo mejor para la hernia” Tras un rato tanteando a oscuras por el suelo, Luis encuentra la bamba que le falta y se incorpora.” Bamba. Así las llama María desde que estuvimos en Tenerife de viaje de novios. Aquello sí que estuvo bien. Tenemos que ir con los niños en vacaciones. Ya son mayores y aguantarán el viaje de sobras”
Con mucho sigilo, localiza en la cómoda el pantalón que se quitó el día anterior, al volver del trabajo. “No se habrá arrugado mucho. Todavía debe estar limpio, pues me lo he puesto dos veces nada más. Ahora, la camisa, los gayumbos y los calcetines” Luis se dirige al armario empotrado. Desliza la puerta corredera con cuidado. “Mira que pesa la puñetera. El día menos pensado, le meto mano al plazo fijo, y arreglamos el dormitorio, que se ha quedado muy antiguo”. Coge la camisa de la segunda percha, la azul a cuadros que tanto le gusta a su hija Marieta y, del segundo cajón, extrae unos calzones de esos modernos que le regalaron el día de su cumpleaños. “¿Y los calcetines? ¡Ah! Ya me acuerdo. En el tercer cajón de la mesita de noche…Ya sois míos. ¡A la ducha!”
Sale de la habitación dejando la puerta casi cerrada. Son las siete de la mañana, en un rato empezará a clarear, y no quiere que la luz del día despierte a su esposa. Entra en el cuarto de baño que hay al lado de la leonera de Luisito, el mayor de sus hijos. Tiene la puerta cerrada, al igual que su hermana. “Parece que se les ha ido el miedo a la oscuridad. Hace un año aún teníamos una luz en el pasillo, y mira ahora. Crecen muy deprisa. ¡Cuántos años tienen ya? A ver. Luisito…trece, y Marieta once. ¡Cómo pasa el tiempo!” Una vez dentro, Luis recuerda que es sábado. “Hoy no tienen que ir al colegio. Que duerman, ellos que pueden.”
Continuando el rito diario, Luis se encierra en el aseo. Se mira en el espejo, y se acaricia la cara, para ver si se rasura o no. “Me afeité ayer. No pincha mucho, así que lo dejaremos para mañana” Abre el grifo de la bañera; el agua caliente tarda un poco en llegar desde el termo y hay que dejarla correr brevemente. “Cualquiera se ducha con agua fría a estas horas. Ya no soy tan joven” Una vez se ha desnudado del todo, se detiene frente al espejo y escruta su cuerpo. “Para cuarenta y tres años no estoy tan mal. Quitando la puñetera barriga cervecera, aún estoy fuerte. Y eso que desde hace… ¿un año sin hacer deporte? Demasiado. Tengo que volver a correr por las noches. Pero me da pereza… ¡Bah! Algo tendré que hacer o me voy a anquilosar”
El agua está templada. Luis entra en la bañera y rueda la cortinilla sobre el riel. “Tenía que haberle hecho caso a María cuando insistió en poner una mampara. Con la mierda esta de cortina se sale toda el agua” Apura el champú. “Que no se me olvide pasar por el súper y comprar. Luego, al mediodía, cuando salga del curro” Mientras se enjabona el cuerpo, se entretiene mirando la colección de juguetes que adornan los bordes de la bañera. “Parece mentira, lo mayores que son ya, y todavía con estas cosas. Sobre todo Luisito con los muñecotes. Marieta no tanto…Es casi una mujer” Un escalofrío le recorre el cuerpo. No sabe si es porque el agua no sale lo caliente que le gustaría, o por el hecho de pensar en su niña como en una mujer. “Dentro de nada se me escapan de las manos. Me estoy haciendo viejo”
Seca su cuerpo con una gran toalla rosa que pertenece a María. Ella siempre ha protestado por esto, pero Luis le responde que de esta forma se impregna del olor que ella desprende, y así la jornada se le hace más llevadera. Ante este razonamiento María nunca dice nada.”Qué bien huele. Es un vicio absoluto. Si no estuviera dormida, le haría una visita…No. Que están los niños y pueden sorprendernos. A la noche, mejor”
Se viste con lentitud. Le gusta ir hecho un pincel, y cuida todos los detalles. “Me faltan los zapatos. Hoy me pondré los castellanos negros, que me pegan más” Revisa el calzado y comprueba su brillo y limpieza. “Los zapatos deben estar siempre bien limpitos. Dicen mucho del dueño. Estos están de muerte… ¡Hala! A desayunar algo, que tengo un hambre…”
Después de recoger toalla y ropa usada, y depositarlas en el cesto, sale silencioso del aseo y, aprovechando la claridad que comienza a invadir la casa, sin encender la luz del pasillo se encamina a la cocina, en el otro extremo. Entra y cierra la puerta.
“En la nevera no hay ningún cartón de leche. A ver en la despensa…Tampoco. Pues no sé que voy a tomarme. Qué desastre. Tengo que estar encima de todo o no funciona nada. Eso es el chaval, que se la bebe como si fuera agua. Úlcera no tendrá, no, el cabrito. Podría avisar, ché.” De un paquete de galletas de chocolate, saca tres, dejando sólo dos en el interior. “Así aprenderá. Me como sus galletas” Se arrepiente, y las vuelve a meter dentro. “Es igual. Ya me tomaré una tostada en el bar de Roque. Y con tomatito rallado…Y con jamón…Y qué hambre tengo, puñetas”
Luis coge un papel de encima de la mesa, y con el lápiz que siempre hay en el cajón de los cubiertos, escribe una lista.”Leche, champú, huevos, agua mineral…y galletas de estas rellenas, que les quedan pocas y se las comen como pipas” Pliega el escrito, y lo introduce en el bolsillo trasero del pantalón. Sale de la cocina y camina hasta la entrada de la casa.
Del cuenco que hay en el mueble de la entrada, recoge un manojo de llaves que contiene las de la oficina. “Las del coche, no. Creo que el chiquillo tiene partido, y María se lo tiene que llevar. Aunque no estoy seguro. Por si acaso, iré andando al despacho, que no me voy a morir por ello”
De puntillas, recorre con rapidez el pasillo hasta alcanzar su habitación. Abre la puerta muy pausadamente y se dirige con celeridad hacia su lado de la cama. Allí, en el primer cajón de su mesita, guarda la cartera. “Aquí está. ¿Y el móvil? ¿Dónde lo habré dejado?...Ya está. Junto al retrato de mis padres, encima de la mesa” Con el teléfono en el bolsillo derecho del pantalón y la cartera en el de la chaqueta de lana que le regaló su madre, comienza a salir de la alcoba. De repente, se queda quieto, paralizado. Nota como si su mujer se hubiese movido, como si hubiese cambiado de posición. Observa con atención. “No. Debe ser una sensación mía. Sigue durmiendo profundamente. No la oigo ni respirar…”
Sale del cuarto y entorna de nuevo la puerta. Sus silenciosos pasos le llevan hasta las habitaciones de sus hijos.” Debería entrar para ver si están bien y darles un beso…No…No quiero despertarles. Esta paz que hay ahora en la casa es tan buena…” Dejando atrás las habitaciones, llega a la puerta principal y, después de darle dos vueltas al cerrojo, la abre y abandona la casa tras cerrar cuidadosamente, sin el más mínimo ruido. “Que frío tengo ahora. Igual me he resfriado. Me encuentro raro”
Baja las escaleras a buen ritmo, contando para sí los escalones. Son tres pisos y, siempre que puede, evita el ascensor.”Un, dos tres, cuatro…No me encuentro bien. No sé qué pasa, pero algo falla. Nueve y diez. Vuelta a empezar. Uno, dos, tres,…”
Ya ha llegado a la portería. Tiene la sensación de ir volando, de flotar, como si sus pies se movieran solos, independientes del cuerpo. “Qué raro es esto. Cuando sea buena la hora, me escapo a la farmacia y que me tomen la tensión” Sale a la calle.
- ¿Buenos días, Luis? ¿Cómo te encuentras hoy?
Dos mujeres conversan justo enfrente de la salida. Una de ellas, la más joven, al ver a Luis se gira totalmente y le interpela.
-¡Qué cómo estás hoy!- Le dice, mirando a los ojos tristes y ausentes de Luis. Éste detiene su camino, busca en su interlocutora algo que le motive a contestarle y al no hallar nada, le esquiva y continúa en su andar. “No sé quién es. Ni me importa. Déjame en paz. Yo no te he dicho nada…”
Las dos mujeres le ven alejarse. Se miran entre ellas, y una mueca dolorosa se dibuja en el rostro de una de ellas. Siente pena. Pena y dolor.
-Qué perra es la vida, le dice a su amiga, y continúa hablando. Hace un año cumplido que su mujer y sus hijos faltan. Fíjate, iban los tres a un partido de fútbol del mayor, y un descerebrado se saltó un semáforo y se los llevó por delante. Desde entonces, el bueno de Luis anda más muerto que vivo. Todos los días se repiten para él. Piensa que está aún en el mismo sábado en el que ocurrió todo. Le es igual que sea lunes o martes, como hoy. Fíjate cómo será la cosa que su madre dice que el pobre cree que están vivos, que todavía habla con ellos. ¡Perra vida!
Trinidad Jiménez: la primera en la frente
Trinidad Jiménez recibió a su homólogo marroquí, Taieb Fassi Fihri, con una notable satisfacción. Las relaciones con Marruecos no son buenas, ni mucho menos. Desde hace diez meses el país vecino no cuenta con un embajador en Madrid, situación que provoca una relación diplomática en ocasiones inviable. A esto hay que añadir varios factores; las tensiones orquestadas por el monarca alauí contra las ciudades de Melilla y Ceuta que han debilitado al máximo el ya de por sí endeble equilibrio entre ambos estados; las actitudes represoras de sus fuerzas de seguridad con el pueblo saharaui que incumplen cualquier tratado sobre derechos humanos; el veto descarado e injustificado a la libre información sobre todo lo relacionado con el Sahara, que lo único que busca es proporcionar la opacidad básica que permite sostener el dominio opresor que sufre el otrora territorio colonial; y la manipulación perversa en los medios de comunicación magrebíes, controlados por Mohamed VI, que mienten y mienten sin descanso, son condicionantes suficientes para asegurar que en este momento, España y Marruecos están más cerca de la confrontación que del entendimiento.
La nueva Ministra de Exteriores desplegó su simpatía y hospitalidad, en espera de reabrir un diálogo inexistente en los últimos tiempos, pero se tropezó con la verdadera intención del ministro marroquí, el auténtico objetivo de su visita: arremeter contra prensa y periodistas españoles, acusándoles de falta de objetividad y nula profesionalidad, expresando que las informaciones que se recogen sobre el Sahara son dictadas por deseos y no por la realidad, y avisando que nada va a cambiar en el trato. En el territorio saharaui manda Marruecos y nadie más, pasándose por el forro tratados y convenios internacionales, a la ONU, a la Unión Europea, a los periodistas extranjeros e, incluso, cualquier sugerencia que pudiera facilitar el imperativo diálogo entre saharauis y la monarquía absolutista.
Ante la verborrea del títere del Duce del Magreb y sus amenazas veladas, Trinidad Jiménez sólo pudo, o sólo supo, fruncir el ceño y cambiar la sonrisa por la seriedad y la adustez en el gesto. Tuvo que tragar con lo que expelía su colega y no reaccionó quizás como debiera ante los ataques verbales de Taieb Fassi Fihri hacia los medios de comunicación españoles, mostrando una fragilidad preocupante cuando consintió que el ministro marroquí no desmintiera la falsa y maquiavélica noticia del asesinato de un joven musulmán a manos de la Guardia Civil.
La corrección se impuso a una tajante y merecida respuesta, la diplomacia, mal entendida para mí, triunfó sobre el ya más que justificado puñetazo en la mesa que debe propinar el gobierno español. En la primera oportunidad en la que Trinidad tenía que haber mostrado fuerza, la situación le anuló. Mala cosa para un país que necesita como el agua reestablecer su imagen y recuperar su lugar en el mundo. Blanda, muy blanda ha estado nuestra ministra.
La nueva Ministra de Exteriores desplegó su simpatía y hospitalidad, en espera de reabrir un diálogo inexistente en los últimos tiempos, pero se tropezó con la verdadera intención del ministro marroquí, el auténtico objetivo de su visita: arremeter contra prensa y periodistas españoles, acusándoles de falta de objetividad y nula profesionalidad, expresando que las informaciones que se recogen sobre el Sahara son dictadas por deseos y no por la realidad, y avisando que nada va a cambiar en el trato. En el territorio saharaui manda Marruecos y nadie más, pasándose por el forro tratados y convenios internacionales, a la ONU, a la Unión Europea, a los periodistas extranjeros e, incluso, cualquier sugerencia que pudiera facilitar el imperativo diálogo entre saharauis y la monarquía absolutista.
Ante la verborrea del títere del Duce del Magreb y sus amenazas veladas, Trinidad Jiménez sólo pudo, o sólo supo, fruncir el ceño y cambiar la sonrisa por la seriedad y la adustez en el gesto. Tuvo que tragar con lo que expelía su colega y no reaccionó quizás como debiera ante los ataques verbales de Taieb Fassi Fihri hacia los medios de comunicación españoles, mostrando una fragilidad preocupante cuando consintió que el ministro marroquí no desmintiera la falsa y maquiavélica noticia del asesinato de un joven musulmán a manos de la Guardia Civil.
La corrección se impuso a una tajante y merecida respuesta, la diplomacia, mal entendida para mí, triunfó sobre el ya más que justificado puñetazo en la mesa que debe propinar el gobierno español. En la primera oportunidad en la que Trinidad tenía que haber mostrado fuerza, la situación le anuló. Mala cosa para un país que necesita como el agua reestablecer su imagen y recuperar su lugar en el mundo. Blanda, muy blanda ha estado nuestra ministra.
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jueves, 4 de noviembre de 2010
Nelson Cubillas, Otegi y Eguiguren
Hombre de paz, negociador incansable, siempre bajo el dictado de la ley y ajustado al límite a los preceptos democráticos, hábil en el uso de la palabra y apelando razón y diplomacia en todas sus actuaciones, Arturo Nelson Cubillas Mandela (apellidos en orden alfabético, como debe ser) se postula como liberador de los oprimidos, victorioso líder de la lucha contra los crímenes del Estado fascista español. Sin duda, y por méritos harto probados, la democracia y la libertad del pueblo vasco pasa indefectiblemente por sus astutas y sabias manos. Sin él, futuro premio Nobel de la Paz, la vida carece de sentido, no existen ni luz ni esperanza en el devenir político del mundo conocido.
Devenir al que por cierto se agarra su colega Armando Mohandas Karamchand Gandhi Otegi (si me lío en el orden de los apellidos, ruego me perdonen) para pedir su liberación de los sangrientos calabozos españoles. Tenemos aquí, según afirma el presidente del PSE-EE, Jesús Eguiguren (que digo yo, que será también socio de los anteriores, o al menos lo parece), un hombre que "quiere la paz", que sería "mejor que estuviera fuera y haciendo política". Y si entre reunión y reunión se escapa un tiro y muere alguien, no pasa nada, son daños colaterales perfectamente aceptables por nuestro imperfecto Estado de Derecho.
Como dijo aquél, ¡manda huevos! Si ya es penoso soportar la absurda existencia del asesino Cubillas, protegido por el bolivariano y polifacético Chávez (igual te canta un bolero que te entrena unos cuantos terroristas) además de pagarle el sustento al preso Otegi, tener que oír, que no escuchar, las sandeces que manifiestan las dos aves de corral no tiene nombre. El uno comparándose con Mandela, y el otro demandando su liberación en base a los acontecimientos, continúan con su burla hacia la sociedad española. Habrá que aplicar aquello de “a palabras necias, oídos sordos”, por mucho que nos cueste, y no darles más bola. Seríamos más felices.
Pero lo verdaderamente triste en este circo es la actitud del señor Eguiguren y sus declaraciones respecto a la bondad del mártir Otegi. Dudo mucho que los socialistas vascos estén contentos con el que tienen al frente del partido. Y si lo están, si apoyan su comportamiento, si piensan igual que él, es que aplauden el retorno de los criminales a las instituciones públicas. Confiemos en que fuerzas de seguridad y justicia prosigan con la tarea y no desfallezcan, porque al menor síntoma de debilidad aparecerán políticos sin humanidad ni escrúpulos como éste que les pisarán.
Devenir al que por cierto se agarra su colega Armando Mohandas Karamchand Gandhi Otegi (si me lío en el orden de los apellidos, ruego me perdonen) para pedir su liberación de los sangrientos calabozos españoles. Tenemos aquí, según afirma el presidente del PSE-EE, Jesús Eguiguren (que digo yo, que será también socio de los anteriores, o al menos lo parece), un hombre que "quiere la paz", que sería "mejor que estuviera fuera y haciendo política". Y si entre reunión y reunión se escapa un tiro y muere alguien, no pasa nada, son daños colaterales perfectamente aceptables por nuestro imperfecto Estado de Derecho.
Como dijo aquél, ¡manda huevos! Si ya es penoso soportar la absurda existencia del asesino Cubillas, protegido por el bolivariano y polifacético Chávez (igual te canta un bolero que te entrena unos cuantos terroristas) además de pagarle el sustento al preso Otegi, tener que oír, que no escuchar, las sandeces que manifiestan las dos aves de corral no tiene nombre. El uno comparándose con Mandela, y el otro demandando su liberación en base a los acontecimientos, continúan con su burla hacia la sociedad española. Habrá que aplicar aquello de “a palabras necias, oídos sordos”, por mucho que nos cueste, y no darles más bola. Seríamos más felices.
Pero lo verdaderamente triste en este circo es la actitud del señor Eguiguren y sus declaraciones respecto a la bondad del mártir Otegi. Dudo mucho que los socialistas vascos estén contentos con el que tienen al frente del partido. Y si lo están, si apoyan su comportamiento, si piensan igual que él, es que aplauden el retorno de los criminales a las instituciones públicas. Confiemos en que fuerzas de seguridad y justicia prosigan con la tarea y no desfallezcan, porque al menor síntoma de debilidad aparecerán políticos sin humanidad ni escrúpulos como éste que les pisarán.
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miércoles, 3 de noviembre de 2010
Mar Caballero y la ambigüedad del Presidente
Política con mayúsculas. Eso es lo que realizó el martes toda una mujer, con clase y educación, manejando la verdad y estableciendo consignas claras e indiscutibles en forma y contenido. Sin estridencias, sin alterarse, Mar Caballero, hija de Tomás Caballero, asesinado por los cobardes que ahora venden su comportamiento “democrático”, le dijo las verdades del barquero al Presidente del Gobierno de una forma sencilla pero contundente.
La senadora de UPN le planteó que "se están produciendo toda una serie de declaraciones y desmentidos con motivo de los intentos de Batasuna de volver a las instituciones democráticas que han hecho saltar las alarmas en muchos ciudadanos que temen que el Gobierno, en su prisa por acabar con ETA, pueda volver a cometer errores pasados".
Zapatero, serio, muy serio, se sumergió de nuevo en la duda al aclarar primero para oscurecer después una polémica iniciada por sus declaraciones y las posteriores de Blanco. Matiza lo dicho, pero incide de nuevo en el error al dejar libre para la interpretación el posible acceso de Batasuna o ETA, que lo mismo son y lo mismo representan, a las instituciones democráticas. “A pesar de que hemos oído cosas de Batasuna que, todos reconoceremos, no se oían habitualmente, no sirve, no vale. ¿Que puede tener consecuencias? Puede tenerlas"
Es un mensaje ambiguo, una luz para la izquierda abertzale en su intento de sentar a los violentos en los ayuntamientos e instituciones. La vía para acabar con ETA está abierta hace mucho tiempo y no es otra que la detención de sus miembros y su sometimiento a la actuación de la justicia. Esto y no otra cosa es lo que debería haber aseverado el presidente para disipar cualquier duda sobre la posición del Gobierno en la lucha contra el terrorismo. Medias palabras, interrogantes, preguntas retóricas, son elementos del lenguaje propios de otros escenarios más lúdicos y aplicables a otros asuntos mas nimios. Cuando se habla de asesinatos y de aquellos sujetos que los promueven, justifican, defienden y ejecutan hay que ser tajante, demoledor, inflexible, es imperativo ofrecer a la sociedad una postura seria y firme. No se puede ceder un ápice ante los criminales. Manifestar algo distinto, posicionarse entre dos aguas, es una traición a las víctimas, un atentado contra la democracia. Así lo creo, así lo siento y así lo escribo.
La senadora de UPN le planteó que "se están produciendo toda una serie de declaraciones y desmentidos con motivo de los intentos de Batasuna de volver a las instituciones democráticas que han hecho saltar las alarmas en muchos ciudadanos que temen que el Gobierno, en su prisa por acabar con ETA, pueda volver a cometer errores pasados".
Zapatero, serio, muy serio, se sumergió de nuevo en la duda al aclarar primero para oscurecer después una polémica iniciada por sus declaraciones y las posteriores de Blanco. Matiza lo dicho, pero incide de nuevo en el error al dejar libre para la interpretación el posible acceso de Batasuna o ETA, que lo mismo son y lo mismo representan, a las instituciones democráticas. “A pesar de que hemos oído cosas de Batasuna que, todos reconoceremos, no se oían habitualmente, no sirve, no vale. ¿Que puede tener consecuencias? Puede tenerlas"
Es un mensaje ambiguo, una luz para la izquierda abertzale en su intento de sentar a los violentos en los ayuntamientos e instituciones. La vía para acabar con ETA está abierta hace mucho tiempo y no es otra que la detención de sus miembros y su sometimiento a la actuación de la justicia. Esto y no otra cosa es lo que debería haber aseverado el presidente para disipar cualquier duda sobre la posición del Gobierno en la lucha contra el terrorismo. Medias palabras, interrogantes, preguntas retóricas, son elementos del lenguaje propios de otros escenarios más lúdicos y aplicables a otros asuntos mas nimios. Cuando se habla de asesinatos y de aquellos sujetos que los promueven, justifican, defienden y ejecutan hay que ser tajante, demoledor, inflexible, es imperativo ofrecer a la sociedad una postura seria y firme. No se puede ceder un ápice ante los criminales. Manifestar algo distinto, posicionarse entre dos aguas, es una traición a las víctimas, un atentado contra la democracia. Así lo creo, así lo siento y así lo escribo.
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martes, 2 de noviembre de 2010
Un mundo de coña
Todo en la vida, todo los acontecimientos ocurren siempre acompañados por una coña, por una burla que, en paralelo, invade de un humor ácido y cruel las situaciones. Hay para todos los gustos. Veamos, pues, y si les apetece, unos cuantos ejemplos.
El mundo occidental en alerta por los paquetes explosivos de los terroristas islámicos, y a un conductor del metro de Barcelona no se le pasa otra por la cabeza que bromear por megafonía con una amenaza de bomba. Y el tío se lo curra modulando la voz como si de un árabe se tratara.
Baja el número de parados en setenta mil, todos nos alegramos, pero resulta que hay noventa mil nuevas contrataciones en el denostado y ahora más vilipendiado sector público. Eso se llama manipular datos y realidad a la par.
Socialistas y batasunos se reúnen en un hotel en Madrid, y conversan. Pero el encuentro es casual, en un pasillo un tropiezo, un qué haces por aquí, y tú qué, nos tomamos un café y nos contamos las cosas. Basagoiti se cabrea, y López y Rubalcaba corren a explicarle el azar del suceso y a dejarle muy claro que nada ha cambiado en el trato PP-PSE.
Las fuerzas de seguridad de Marruecos ejecutan a un menor saharaui y, para desviar la atención, el amigo Mohamed VI se inventa la muerte de un joven a manos de la Guardia Civil en Melilla. Y nadie le dice nada al imaginativo y regio Cuentacuentos.
El ministro de Trabajo promete cuartos a los desempleados, y desde Economía le dejan por tonto. El vice-todo Rubalcaba recomienda no hablar de ETA y su colega Gabilondo expone la tesis contraria. Coordinación ante todo, faltaría más.
El PSOE recorta unos puntos su distancia en la intención de voto, pero su líder y mesías Zapatero queda a la altura del betún, pues ya no le quieren ni en su casa (por cierto, no alcanzo a comprender de qué se sonreía este hombre en el sepelio de Marcelino Camacho).
No hay un euro, quieren que la gente compre casas, pero retiran la desgravación a partir de enero. Todo el mundo a adquirir su vivienda antes de nochevieja, que luego se pondrá todavía más difícil. A revitalizar el ladrillo.
El sector automovilístico se encuentra con sus peores resultados desde que se inventó la máquina de vapor. No se vende un carro, y, encima, de las ayudas aprobadas, de momento ni el aire.
El Tribunal Constitucional estudia la legalidad del recorte salarial a los funcionarios, y por otro lado se prepara un nuevo ajuste que puede llegar al 8 por ciento. A darle trabajo a los juzgados, que tienen poco.
Una quinta parte de los hogares está bajo el umbral de la pobreza, se ha duplicado el número de los que acuden a Cáritas en busca de socorro, y los supermercados tienen previsto un incremento en el precio de los alimentos. Seamos previsores. Con un pollo que congeles ahora te arreglas la Nochebuena y la Navidad. Muslo y contramuslo para cenar y caldito sin pelotas para comer.
El presidente del mayor banco del país reconoce en voz alta que la marca España perjudica los intereses de la entidad financiera. Los movimientos y operaciones en Reino Unido y Brasil, no le hacen daño. Nada. Haciendo patria.
Se lucha por los derechos de los menores, y una niña da a luz con diez años, mientras cierto escritor presume de encamarse con lolitas de trece, japonesas ellas e impresentable él.
Un alcalde compara a una ministra con una actriz porno, un ministro exhibe su gracia con el juego de palabras del plumero en relación con un líder político, un todopoderoso rector público establece diferencias genéticas entre populares y socialistas (mejor distintos que tontos de los cojones), un jefe de gobierno, italiano por más señas, continúa haciendo amigos en la comunidad gay mientras se beneficia todo lo que anda.
En resumen. Es un mundo de coña, una farsa magnífica a la que asistir sin posibilidades de aburrimiento. Sólo leyendo, escuchando o/y observando lo que nos rodea podríamos consumir nuestra vida entre risas y descojones varios. Y sería así si no estuviésemos tan ocupados en sobrevivir. Lástima.
El mundo occidental en alerta por los paquetes explosivos de los terroristas islámicos, y a un conductor del metro de Barcelona no se le pasa otra por la cabeza que bromear por megafonía con una amenaza de bomba. Y el tío se lo curra modulando la voz como si de un árabe se tratara.
Baja el número de parados en setenta mil, todos nos alegramos, pero resulta que hay noventa mil nuevas contrataciones en el denostado y ahora más vilipendiado sector público. Eso se llama manipular datos y realidad a la par.
Socialistas y batasunos se reúnen en un hotel en Madrid, y conversan. Pero el encuentro es casual, en un pasillo un tropiezo, un qué haces por aquí, y tú qué, nos tomamos un café y nos contamos las cosas. Basagoiti se cabrea, y López y Rubalcaba corren a explicarle el azar del suceso y a dejarle muy claro que nada ha cambiado en el trato PP-PSE.
Las fuerzas de seguridad de Marruecos ejecutan a un menor saharaui y, para desviar la atención, el amigo Mohamed VI se inventa la muerte de un joven a manos de la Guardia Civil en Melilla. Y nadie le dice nada al imaginativo y regio Cuentacuentos.
El ministro de Trabajo promete cuartos a los desempleados, y desde Economía le dejan por tonto. El vice-todo Rubalcaba recomienda no hablar de ETA y su colega Gabilondo expone la tesis contraria. Coordinación ante todo, faltaría más.
El PSOE recorta unos puntos su distancia en la intención de voto, pero su líder y mesías Zapatero queda a la altura del betún, pues ya no le quieren ni en su casa (por cierto, no alcanzo a comprender de qué se sonreía este hombre en el sepelio de Marcelino Camacho).
No hay un euro, quieren que la gente compre casas, pero retiran la desgravación a partir de enero. Todo el mundo a adquirir su vivienda antes de nochevieja, que luego se pondrá todavía más difícil. A revitalizar el ladrillo.
El sector automovilístico se encuentra con sus peores resultados desde que se inventó la máquina de vapor. No se vende un carro, y, encima, de las ayudas aprobadas, de momento ni el aire.
El Tribunal Constitucional estudia la legalidad del recorte salarial a los funcionarios, y por otro lado se prepara un nuevo ajuste que puede llegar al 8 por ciento. A darle trabajo a los juzgados, que tienen poco.
Una quinta parte de los hogares está bajo el umbral de la pobreza, se ha duplicado el número de los que acuden a Cáritas en busca de socorro, y los supermercados tienen previsto un incremento en el precio de los alimentos. Seamos previsores. Con un pollo que congeles ahora te arreglas la Nochebuena y la Navidad. Muslo y contramuslo para cenar y caldito sin pelotas para comer.
El presidente del mayor banco del país reconoce en voz alta que la marca España perjudica los intereses de la entidad financiera. Los movimientos y operaciones en Reino Unido y Brasil, no le hacen daño. Nada. Haciendo patria.
Se lucha por los derechos de los menores, y una niña da a luz con diez años, mientras cierto escritor presume de encamarse con lolitas de trece, japonesas ellas e impresentable él.
Un alcalde compara a una ministra con una actriz porno, un ministro exhibe su gracia con el juego de palabras del plumero en relación con un líder político, un todopoderoso rector público establece diferencias genéticas entre populares y socialistas (mejor distintos que tontos de los cojones), un jefe de gobierno, italiano por más señas, continúa haciendo amigos en la comunidad gay mientras se beneficia todo lo que anda.
En resumen. Es un mundo de coña, una farsa magnífica a la que asistir sin posibilidades de aburrimiento. Sólo leyendo, escuchando o/y observando lo que nos rodea podríamos consumir nuestra vida entre risas y descojones varios. Y sería así si no estuviésemos tan ocupados en sobrevivir. Lástima.
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Un Tea Party español
El secreto del Tea Party radica en el ensalzamiento del individuo frente al poderoso Estado, represor de las libertades inherentes a la condición humana y opresor con su sistema impositivo. En esto se basa el auge y la popularidad alcanzada en los Estados Unidos: en la idiosincrasia del ciudadano de los USA está fuertemente enraizado este sentimiento de independencia de la persona frente al sistema, esta actitud de rebeldía ante lo considerado injusto. Es un movimiento conservador llevado al extremo, protector hasta el límite de lo propio y reacio a interferencias externas en su funcionamiento. En un momento como éste de crisis económica, de despilfarro público y de desajustes sociales, los fundamentos del Tea Party se encuentran cómodos, en su terreno y con sus armas.
Intentemos trasladar la situación a España, ajustar actitudes, acontecimientos y actuaciones públicas al panorama propio. La particularidad, el carácter español, nuestra singularidad y lo peculiar de nuestra forma de ser no parece invitar al desarrollo de un movimiento como el Tea Party. Y digo que no parece, pero creo que sí es posible alcanzar algo semejante.
Nos encontramos luchando todos los días contra una administración que basa en el absurdo y en lo irracional su proceder. Los políticos directores del Estado no sólo no impiden, sino que favorecen el derroche sin control, la cultura del amiguismo, el despilfarro consentido en las distintas administraciones públicas. Y el dinero para este desgobierno sale inevitablemente del mismo sitio, del mismo bolsillo agotado y cansado. Nuestra reciente historia nos dice que radicalizarse, ubicarse en vértices opuestos sólo trae odio, sangre, muerte y destrucción. Pero ya se recela del inmigrante, culpándole de males comunes a todos, ya se abomina del rector político y de su cohorte de asesores, a los que se responsabiliza de la situación económica, ya se rechazan y denuncian impuestos tachados de injustos y ya se acusa al responsable político de corrupción, generalizando ésta para todos. Por si fuera poco, la estrategia de los gobernantes incide en la separación, en la estructuración de España en dos mitades antagónicas, enemigas por principios y, por supuesto, irreconciliables. La eterna historia de las dos Españas que se odian y se matan.
Con este caldo, raro será que un Vino Party creado a partir del descontento y del hastío crezca y asuma posiciones de las que luego será imposible desplazar, Porque esas posturas tendrán mucho de corazón, de sentimiento y de rabia. Y ya se sabe que donde manda éste, la razón no pinta nada. Ojo al parche, agarrémonos que vienen curvas.
Intentemos trasladar la situación a España, ajustar actitudes, acontecimientos y actuaciones públicas al panorama propio. La particularidad, el carácter español, nuestra singularidad y lo peculiar de nuestra forma de ser no parece invitar al desarrollo de un movimiento como el Tea Party. Y digo que no parece, pero creo que sí es posible alcanzar algo semejante.
Nos encontramos luchando todos los días contra una administración que basa en el absurdo y en lo irracional su proceder. Los políticos directores del Estado no sólo no impiden, sino que favorecen el derroche sin control, la cultura del amiguismo, el despilfarro consentido en las distintas administraciones públicas. Y el dinero para este desgobierno sale inevitablemente del mismo sitio, del mismo bolsillo agotado y cansado. Nuestra reciente historia nos dice que radicalizarse, ubicarse en vértices opuestos sólo trae odio, sangre, muerte y destrucción. Pero ya se recela del inmigrante, culpándole de males comunes a todos, ya se abomina del rector político y de su cohorte de asesores, a los que se responsabiliza de la situación económica, ya se rechazan y denuncian impuestos tachados de injustos y ya se acusa al responsable político de corrupción, generalizando ésta para todos. Por si fuera poco, la estrategia de los gobernantes incide en la separación, en la estructuración de España en dos mitades antagónicas, enemigas por principios y, por supuesto, irreconciliables. La eterna historia de las dos Españas que se odian y se matan.
Con este caldo, raro será que un Vino Party creado a partir del descontento y del hastío crezca y asuma posiciones de las que luego será imposible desplazar, Porque esas posturas tendrán mucho de corazón, de sentimiento y de rabia. Y ya se sabe que donde manda éste, la razón no pinta nada. Ojo al parche, agarrémonos que vienen curvas.
lunes, 1 de noviembre de 2010
El Halloween nacional
Claveles y crisantemos. Es un día de lágrimas y flores, de recuerdos y consideraciones póstumas, de sumisiones y cortesías hacia los que ya no están entre los vivos. Se limpian nichos y tumbas, se embellecen los mármoles y se habla con aquéllos que, aunque no nos pueden responder, es como si estuviesen ahí, con nosotros, esperándonos desde hace tiempo para aconsejarnos o reprendernos por tenerles tan olvidados. Se les echa en falta y se llora su ausencia en la gran mayoría de las ocasiones, que también los hay que van a asegurarse que siguen donde los dejaron.
Es nuestra cultura de los muertos, nuestra tradición, el Halloween nacional, el truco o trato patrio. Aquí no se intercambian caramelos y dulces, no se disfrazan niños y adultos de brujas, hechiceros o zombis, no se baila y se ríe celebrando el tránsito hacia la muerte. Sustituimos el disfraz por el luto, las golosinas por las flores, y la música festiva por un padrenuestro. Nuestra tradición impone sus normas, por un día aquéllos que quisimos comparten algo de nuestra vida, participan de nuestra energía.
Todos tenemos una actitud hacia la muerte, una posición al respecto. Todos, creamos en lo que creamos, mantenemos un sentimiento muy profundo que nos acompañará siempre. Todos tememos lo que no entendemos y respetamos de algún modo lo intangible del alma, del espíritu. Por eso celebramos este día, porque, ya sea por miedo o por amor, notamos, sentimos que no estamos solos. Ya sea un recuerdo, un cariño o un odio, a veces somos capaces de sentir alientos que no son más que brisas. Eso es lo que tiene el querer o el respetar a alguien (o las dos cosas juntas, por qué no): se trata de un sentimiento que jamás se olvida.
Es nuestra cultura de los muertos, nuestra tradición, el Halloween nacional, el truco o trato patrio. Aquí no se intercambian caramelos y dulces, no se disfrazan niños y adultos de brujas, hechiceros o zombis, no se baila y se ríe celebrando el tránsito hacia la muerte. Sustituimos el disfraz por el luto, las golosinas por las flores, y la música festiva por un padrenuestro. Nuestra tradición impone sus normas, por un día aquéllos que quisimos comparten algo de nuestra vida, participan de nuestra energía.
Todos tenemos una actitud hacia la muerte, una posición al respecto. Todos, creamos en lo que creamos, mantenemos un sentimiento muy profundo que nos acompañará siempre. Todos tememos lo que no entendemos y respetamos de algún modo lo intangible del alma, del espíritu. Por eso celebramos este día, porque, ya sea por miedo o por amor, notamos, sentimos que no estamos solos. Ya sea un recuerdo, un cariño o un odio, a veces somos capaces de sentir alientos que no son más que brisas. Eso es lo que tiene el querer o el respetar a alguien (o las dos cosas juntas, por qué no): se trata de un sentimiento que jamás se olvida.
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