martes, 12 de octubre de 2010

Alto y claro

Ahora no admite interpretaciones. Dentro del PSOE hay una corriente contraria al Presidente del Gobierno y sus adláteres que, salvo sorpresa mayúscula, va a dinamitar el zapaterismo a no muy tardar, eliminando a aquéllos que se han cargado el país y que han destruido el partido. Lo ha dicho directo, a los ojos, sin esconderse, arropado por su posición dentro de la formación de Ferraz y por su peso político. No tienen marcha atrás sus palabras, no es una simple reprimenda: el aviso va en serio. Se han hartado del jefe, ya no aguantan más, están saturados de incongruencias y traiciones y temen, no sin motivos, que, o paran en seco a don José Luis y su santa compaña, los Blanco, de la Vega, Pajín y compañía, o pueden empezar a celebrar los funerales por el socialismo. Y él, Alfonso Guerra, que con el que puedes simpatizar o bien profesarle el odio más profundo, tiene la autoridad suficiente como para coser a puñetazos la mesa y decirle a la cara, clarito, clarito, clarito, que vaya haciendo las maletas o le fabrican a él y los suyos los ataúdes políticos.
El post-zapaterismo es un hecho, para gloria y salvación de la economía española y, por ende, de los españoles. Si eliminas el virus te curas. En el PSOE saben que es seguro que Rajoy ganaría unas elecciones, anticipadas o no, y quieren evitarlo. Les queda poco tiempo y el daño infringido es colosal. Lo único que permitiría respirar todavía a Rodríguez Zapatero sería ganar en Cataluña, pero, además de improbable, constituiría pan para hoy y hambre para mañana. Así que mejor nominarle y expulsarle. Guerra le ha dado el mensaje: ahora falta que el receptor lo entienda o continúe haciéndose el sueco. Por la pinta, parece que ni con agua hirviendo: pero puede que esta vez gane la razón, aunque ésta venga de un dinosaurio, y, de verdad de la buena, perdamos de vista al capitán Tan, Locomotoro, Valentina y demás chiripitifláuticos.

No caerá esa breva.

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