martes, 26 de octubre de 2010

El insólito juego del PSOE

Yo no entiendo mucho de estrategias políticas. Como todos sólo soy capaz de ver las torpezas, quizás porque éstas destacan sobre los aciertos. Verán. Mi abuelo me decía que el que da no tiene para después, que hay que ser generoso siempre, pero empezando por guardar lo que tanto cuesta conseguir. El hombre, sabio por la edad y por la vida, también me aleccionaba cuando insistía en que sólo los tontos muy tontos se hacen daño a sí mismos, lastiman sus ideas y derrumban sus logros.
Hete aquí que uno intenta comprender el juego político del PSOE. Por un lado, el silencioso distanciamiento de Zapatero (ya veremos hasta dónde le aguanta la soberbia), que cede los galones a un Rubalcaba todopoderoso y omnipresente, al que nada escapa de su control y que parece destinado a suceder al Presidente, el principal problema que tiene la formación socialista en sus deseos electorales (de gobernar, mejor ni hablar, total, ¿para qué?). Hasta aquí, lógico: eliminado el escollo, relegado el del talante, muchas simpatías volverán al redil. A partir de este punto, el asunto se torna turbio, incomprensible.
Se ha optado por entregar Cataluña a los nacionalistas. Los mensajes de Montilla y compañía, tirándose piedras a su propio tejado, son como mínimo sorprendentes y están llenos de contradicciones y reproches hacia su propia gestión. Allá ellos, pero se van a meter una leche de campeonato de la que muy difícil será que consigan recuperarse.
Se le regala Euskadi al PNV. Aquí la traición es bíblica. Patxi López debe estar alucinando. Sus propios compañeros (lo de compañeros es un decir) le han apuñalado, menospreciándole y ninguneándole. Desde Madrid se pacta con los nacionalistas vascos dándoles un poder que las urnas no les otorgaron. Todo el trabajo duro realizado por el PSE se va al traste: en las próximas elecciones los votos se irán para el que más ha conseguido del Gobierno Central, así que ya se puede ir despidiendo del cargo. Es chocante ver cómo el lehendakari recibe más apoyo de los populares del terreno que de los socialistas nacionales. Esperemos, por el bien de toda la sociedad española, que en la negociación o no negociación con los asesinos de ETA que está llevando o no a cabo el gobierno se tengan en consideración los acuerdos entre PSE y PP. Esto último, además de todo un detalle, sería lo único que suavizaría la felonía realizada desde Ferraz.
En conclusión: regalan dos territorios, uno por ineptitud y otro por conveniencia, golpeándose a sí mismos. Mientras, sacan los mastines sin bozal para ejercer de oposición de la oposición, en lugar de trabajar en lo suyo, que no es otra cosa que crear empleo. Se enrocan en actitudes insoportables (la postura procastrista del gobierno es amoral y absurda) y dedican su energía al marketing, a lavar una imagen sucia y emponzoñada que tiene imposible solución de mejora. Pierden lo poco que les queda y se aferran a la disolución de la banda terrorista como único argumento. Ojalá sea así, ojalá los asesinos se rindan pero sin condiciones, sin cesiones. Les felicitaremos. Nos felicitaremos todos. Pero de lo demás, ¿qué?
Lo dicho. No sé a qué juega el Gobierno. Me gustaría decir que tampoco me importa, pero no es así, ya que por desgracia ellos son los que mandan. Y lo hacen muy mal, por cierto.

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