viernes, 29 de octubre de 2010

Es una trampa

No me fío. En otras ocasiones ya han seguido los mismos pasos, se han movido dentro de idénticos márgenes en el procedimiento. Y el final ha sido también exacto, gemelo: el asesinato, la cobarde ejecución. Nuestro gobierno ya ha sufrido la traición de la banda criminal: accedió a una tregua trampa que permitió a los homicidas rearmarse y reestructurarse, recuperar algo de vida. Ahora, ETA es una organización mafiosa acosada, está arrinconada por las fuerzas de seguridad, perseguida como una alimaña. Necesita tiempo, un espacio para respirar, y busca con la mentira y la traición reconquistar el terreno político al que justicia y democracia le impiden llegar. Conoce la debilidad del Gobierno, sabe que éste necesita crédito, un argumento con el que recobrar lo perdido con su nefasta gestión económica y social, y le ha lanzado el cebo. Es una trampa, un cepo en el que no se debe caer. Hay mucha muerte detrás, hay demasiadas víctimas, se ha derramada tanta sangre que otra cosa que no sea la rendición incondicional, la desarticulación total y el sometimiento a la justicia sería, como mínimo doloroso. ETA tiene que desaparecer, pero no a cualquier precio

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