La ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, ha asegurado que sería un orgullo y un honor encabezar las elecciones generales por la circunscripción de Alicante. Luego ha recordado que esta es su tierra (y Benidorm la de su familia, literalmente) ya que se ha presentado en varias ocasiones.
Hoy, hablando con un buen amigo, socialista de verdad y no un bananero de éstos que asaltan las listas del PSOE, me ha comentado que lo que sería un orgullo es que Pajín no se presentara por Alicante, que ya está bien de alimentarle a ella y a los suyos. Y me ha jurado que si ella está al frente, él, pasará inmediatamente a borrarse del partido y optará por la abstención. Dice, y lo hace con el corazón, que siente la más profunda de las vergüenzas sólo con que el nombre de la ministra aparezca junto al de Alicante.
Yo, que a este PSOE no lo quiero ver ni en pintura, no es que comparta su opinión, es que me la tatúo en el pellejo. No puedo ni podré comprender jamás cómo alguien con tan escasa formación ha llegado tan alto en política. Quizás aquí radique el motivo por el cual el partido socialista ha tocado fondo. La torpeza, la incapacidad y la nula preparación se ha hecho con el control, destruyendo la formación y, lo que es realmente condenable, todo el país.
Si a esto añado que soy alicantino por orgullo y nacimiento, qué quieren que les diga. Más que vergüenza, repulsión, asco del que surge de dentro y te deja la amargura en el paladar. Siento ser tan sincero, pero es lo que hay.
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