Ya tardaba Mohamed VI en inventarse una historia con la que desviar la atención sobre el asesinato de Nayem Elgarhi, ejecutado por los esbirros armados de la dictadura marroquí. La agenda oficial y las televisiones de Marruecos lanzan la noticia de la muerte de un menor musulmán a manos de la Guardia Civil en los incidentes de Melilla.
Le han puesto nombre, Younes y la agencia nacional, controlada directamente por el Rey, ha redactado el cuento: un pelotazo de goma disparado a bocajarro por un malvado Guardia Civil, ha acabado con la vida de un joven que protestaba contra la ocupación de la ciudad. Lo curioso es que cuando lo traducen al castellano, la pelota de goma se transforma en una bala. El caso es dar carnaza a los ciudadanos de Marruecos y así tapar con fango el asesinato de un adolescente saharaui a manos de la policía del régimen feudal. Dado que no hay cadáver, ni desaparición, ni denuncia, dado que no hay muerto ni rastro del mismo, las huestes del Duce del Magreb se inventan hasta la desaparición del cuerpo, trasladado a un lugar desconocido por la Guardia Civil con el objetivo de hacerlo desaparecer.
Toda esta basura informativa y toda esta manipulación de medios, conducen a la misma conclusión: Marruecos quiere igualar Melilla con el Sahara, establecer un paralelismo entre los dos territorios, en un intento claro de amortiguar lo que se le viene encima tras el crimen de Nayem Elgarhi y las protestas saharauis, las más fuertes desde 1975. En la ciudad autónoma, desde el martes se venían produciendo disturbios radicados en la protesta de jóvenes de origen marroquí en desacuerdo con los planes de empleo. Dichos acontecimientos fueron ampliamente cubiertos por los medios de comunicación del país vecino. Un chollete bueno para disimular la vergüenza y, posiblemente, organizado por los mismos mafiosos que la liaron en verano, bajo la batuta del dictador Mohamed VI. Y qué mejor para dar consistencia a la función que inventarse un muerto y la posterior desaparición de sus restos. De película de las malas.
Pero ahí no acaba el cachondeo. Los medios de comunicación marroquíes aseguran que Melilla se encuentra prácticamente en estado de sitio y que a los periodistas de Marruecos se les hostiga y acosa, en una violación clara de la libertad de prensa. Vamos, igualito que los periodistas españoles que intentan en vano viajar al Sahara para informar del estado de los acontecimientos y que se encuentran con la prohibición de la monarquía alauí.
¿Por qué nadie de exteriores le dice al dictador que ya está bien de estupideces, que se deje de manipular la realidad y que finalice de una vez por todas con la represión que ejerce sobre el Sahara? ¿Por qué nadie del Gobierno le deja claro al señor feudal que Ceuta y Melilla son españolas, que se vaya olvidando de ellas? ¿Por qué nadie le exige respeto al Duce del Magreb y le pone en su sitio? Salvo que, a nivel internacional, Marruecos sea ya más importante que España, y su sitio esté por encima del nuestro. Visto cómo le permiten actuar, puede que sea así…
Un sitio donde reflejar lo que piensas. Te invito a que compartas conmigo tu libertad.
domingo, 31 de octubre de 2010
sábado, 30 de octubre de 2010
Blanco y el Mercader de Venecia
Vista la facilidad con la que el señor Blanco mete la pata cuando tiene enfrente un respetable agradecido dispuesto a aplaudir hasta los estornudos, me atrevería a rogarle que tuviese la bondad de medir sus palabras, pensar antes de hablar, que no es tan complicado. Esta semana la ha montado buena con el final de ETA, desestabilizando, que no rompiendo, la unión que los partidos democráticos sostienen con el objetivo de acabar con los asesinos. Cuando se calienta, mejor haría en contar hasta diez o veinte antes de columpiarse. En consecuencia, con la mayor educación, me guataría decirle algo.
Señor Blanco. Le ruego me permita utilizar las palabras de un monólogo de la obra de Shakespeare “El Mercader de Venecia”, las que pronuncia Shylock. Para un casi abogado como usted, fáciles son de reconocer. Yo, pobre inculto, me atrevo a modificarlas para expresarle lo que siento. Dado su amplísimo bagaje cultural, su extenso dominio sobre letras y ciencias y su espectacular formación académica (note usted la ironía de mis palabras, no se las vaya a creer), pienso que no tendrá problemas en comprender lo que pretendo decirle. Anhelo que aquellos que idolatran y respetan al autor inglés sepan perdonarme. De usted, sin embargo, no espero nada. Es más, deseo que se quede usted quieto y tranquilo y que deje ya de molestar. En mi entender, actuando así como le demando le haría un gran favor a la sociedad.
Soy un español del montón, a las puertas de una miseria que yo no he buscado ni provocado. ¿Acaso no tengo ojos? ¿Acaso no tengo manos (me las rompo de trabajar), órganos, dimensiones, sentidos, afecciones, pasiones? (los tres últimos andan pelín revolucionados) ¿No me alimento con la misma comida (usted y los suyos comen mejor que yo seguro), no me hieren las mismas armas, las mismas enfermedades, no me curan por los mismos medios (aquí sí que no, que algunos tienen seguros privados), no me calienta el mismo verano y me enfría el mismo invierno que a un político como usted? Si me pinchan, ¿no sangro? Si me hacen cosquillas, ¿no río? Si me envenenan ¿no moriría? Si me hacen mal, ¿no me vengaría?
Si yo ofendo a un político, ¿cuál sería su bondad? ¿La venganza? Y si un político me ofende (cosa bastante habitual) ¿cuál debe ser? ¿La tolerancia? Siguiendo vuestro ejemplo, la maldad y la venganza con que me instruís yo la ejecutaré.
Espero que, si lee esto, cosa harto imposible, haga un esfuerzo por comprenderme. Estoy hasta las narices de usted.
Señor Blanco. Le ruego me permita utilizar las palabras de un monólogo de la obra de Shakespeare “El Mercader de Venecia”, las que pronuncia Shylock. Para un casi abogado como usted, fáciles son de reconocer. Yo, pobre inculto, me atrevo a modificarlas para expresarle lo que siento. Dado su amplísimo bagaje cultural, su extenso dominio sobre letras y ciencias y su espectacular formación académica (note usted la ironía de mis palabras, no se las vaya a creer), pienso que no tendrá problemas en comprender lo que pretendo decirle. Anhelo que aquellos que idolatran y respetan al autor inglés sepan perdonarme. De usted, sin embargo, no espero nada. Es más, deseo que se quede usted quieto y tranquilo y que deje ya de molestar. En mi entender, actuando así como le demando le haría un gran favor a la sociedad.
Soy un español del montón, a las puertas de una miseria que yo no he buscado ni provocado. ¿Acaso no tengo ojos? ¿Acaso no tengo manos (me las rompo de trabajar), órganos, dimensiones, sentidos, afecciones, pasiones? (los tres últimos andan pelín revolucionados) ¿No me alimento con la misma comida (usted y los suyos comen mejor que yo seguro), no me hieren las mismas armas, las mismas enfermedades, no me curan por los mismos medios (aquí sí que no, que algunos tienen seguros privados), no me calienta el mismo verano y me enfría el mismo invierno que a un político como usted? Si me pinchan, ¿no sangro? Si me hacen cosquillas, ¿no río? Si me envenenan ¿no moriría? Si me hacen mal, ¿no me vengaría?
Si yo ofendo a un político, ¿cuál sería su bondad? ¿La venganza? Y si un político me ofende (cosa bastante habitual) ¿cuál debe ser? ¿La tolerancia? Siguiendo vuestro ejemplo, la maldad y la venganza con que me instruís yo la ejecutaré.
Espero que, si lee esto, cosa harto imposible, haga un esfuerzo por comprenderme. Estoy hasta las narices de usted.
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viernes, 29 de octubre de 2010
Es una trampa
No me fío. En otras ocasiones ya han seguido los mismos pasos, se han movido dentro de idénticos márgenes en el procedimiento. Y el final ha sido también exacto, gemelo: el asesinato, la cobarde ejecución. Nuestro gobierno ya ha sufrido la traición de la banda criminal: accedió a una tregua trampa que permitió a los homicidas rearmarse y reestructurarse, recuperar algo de vida. Ahora, ETA es una organización mafiosa acosada, está arrinconada por las fuerzas de seguridad, perseguida como una alimaña. Necesita tiempo, un espacio para respirar, y busca con la mentira y la traición reconquistar el terreno político al que justicia y democracia le impiden llegar. Conoce la debilidad del Gobierno, sabe que éste necesita crédito, un argumento con el que recobrar lo perdido con su nefasta gestión económica y social, y le ha lanzado el cebo. Es una trampa, un cepo en el que no se debe caer. Hay mucha muerte detrás, hay demasiadas víctimas, se ha derramada tanta sangre que otra cosa que no sea la rendición incondicional, la desarticulación total y el sometimiento a la justicia sería, como mínimo doloroso. ETA tiene que desaparecer, pero no a cualquier precio
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El Sahara se muere
No es más que asombro, estupor y rabia. Sentimientos todos provocados por el señor feudal alauita y por aquéllos que consienten su actitud opresora. La tolerancia internacional con los desmanes institucionales de Marruecos es indignante. La represión ejercida sobre los saharauis, el trato violento y salvaje que reciben de parte de las fuerzas de seguridad del país opresor, la castración sistemática de las libertades fundamentales, la meditada opacidad informativa en los asuntos relacionados con el Sahara y el confinamiento forzado y forzoso de los que demandan la soberanía sobre su tierra y destino son argumentos suficientes para que se produjese una reacción de condena y presión sobre el Estado de Marruecos. Si le añadimos a estos condicionantes el asesinato cruel e injustificado del menor Elgarhi Nayem Foidal, ejecutado a tiros por la policía de la dictadura, tenemos los mimbres necesarios para que la diplomacia internacional tome cartas en el asunto de una vez por todas y exija a Mohamed VI la pronta solución que el problema del Sahara requiere para su supervivencia. Porque sin duda estamos ante su muerte salvo remedio inmediato.
Dicho esto, y conociendo cómo las gasta el monarca “amigo”, me temo que no tardaremos en asistir a una nueva maniobra de distracción sobre las ciudades de Ceuta y Melilla. Algo inventará el Duce del Magreb para que las miradas políticas del mundo vuelvan cobardemente la cabeza y se dirijan hacia España. Ahí tiene un hueso muy duro Trinidad Jiménez. A ver cómo responde.
Dicho esto, y conociendo cómo las gasta el monarca “amigo”, me temo que no tardaremos en asistir a una nueva maniobra de distracción sobre las ciudades de Ceuta y Melilla. Algo inventará el Duce del Magreb para que las miradas políticas del mundo vuelvan cobardemente la cabeza y se dirijan hacia España. Ahí tiene un hueso muy duro Trinidad Jiménez. A ver cómo responde.
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jueves, 28 de octubre de 2010
Rico, rico, rico
Cuando tiene razón, hay que dársela. Y ahora está en posesión de ella, no miente cuando afirma que “hoy en España somos más ricos que con Aznar” Lo que le ha faltado especificar al Presidente del Gobierno es quiénes son más ricos. La ministra Leire Pajín es una. La legión de políticos de medio pelo y asesores que sustentan y apoyan el desaguisado económico también han engordado su hacienda. Algún que otro cargo público se une solidariamente al grupo de afortunados (andaluces, valencianos, catalanes, baleares, un no parar de voluntarios en esto de forrarse). Por no contar los que, dichosos ellos, ya tenían dinero antes y, ahora, que la necesidad aprieta, han salido beneficiados con la puñetera crisis.
¡Pues claro que somos más ricos, hombre! Lo que ocurre es que los malvados y quiquillosos españoles no queremos entender al insigne y glorioso José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Qué en Cáritas han pasado de 400.000 a 800.000 los que acuden en busca de auxilio? Esos no cuentan, que le están echando morro a la situación. ¿Qué uno de cada cinco de los hogares (en algunos sitios es uno de tres) está bajo los umbrales de la pobreza? Nada, no pasa nada. Mucha economía sumergida, mucho dinero negro que no se declara, que somos unos pillos. ¿Qué hay cinco millones de parados? La gente no quiere trabajar, perros más que perros…
Hablemos en serio. Lo de este hombre es de consulta médica. Mentir es decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa, fingiendo, mudando o disfrazando una cosa, haciendo que por señas exteriores parezca otra. Y hacerlo de forma repetitiva es un problema patológico que hoy puede resolverse con la terapia adecuada. Esta conducta se llama mitomanía
Los psiquiatras definen al mitómano como aquél que utiliza la mentira como conducta de vida, falseando la verdad respecto de hechos, cosas y personas con el objeto de hacer daño. Establecen tres tipos de personalidad donde se asienta esta conducta: la psicótica (relacionada con los delirios), la perversa (la mentira como instrumento para falsearlo todo) y la neurótica (la mentira para llamar su atención).
Con todo esto no pretendo decir que Zapatero sea un psicópata o un neurótico. Me inclino más por el lado del mitómano perverso. Sea como sea, lo aconsejable para él y, por ende, para todos nosotros mientras esté en el poder, sería que acudiese al especialista, y que cambiase de medicación. Que igual lo suyo aún tiene remedio. O igual no.
¡Pues claro que somos más ricos, hombre! Lo que ocurre es que los malvados y quiquillosos españoles no queremos entender al insigne y glorioso José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Qué en Cáritas han pasado de 400.000 a 800.000 los que acuden en busca de auxilio? Esos no cuentan, que le están echando morro a la situación. ¿Qué uno de cada cinco de los hogares (en algunos sitios es uno de tres) está bajo los umbrales de la pobreza? Nada, no pasa nada. Mucha economía sumergida, mucho dinero negro que no se declara, que somos unos pillos. ¿Qué hay cinco millones de parados? La gente no quiere trabajar, perros más que perros…
Hablemos en serio. Lo de este hombre es de consulta médica. Mentir es decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa, fingiendo, mudando o disfrazando una cosa, haciendo que por señas exteriores parezca otra. Y hacerlo de forma repetitiva es un problema patológico que hoy puede resolverse con la terapia adecuada. Esta conducta se llama mitomanía
Los psiquiatras definen al mitómano como aquél que utiliza la mentira como conducta de vida, falseando la verdad respecto de hechos, cosas y personas con el objeto de hacer daño. Establecen tres tipos de personalidad donde se asienta esta conducta: la psicótica (relacionada con los delirios), la perversa (la mentira como instrumento para falsearlo todo) y la neurótica (la mentira para llamar su atención).
Con todo esto no pretendo decir que Zapatero sea un psicópata o un neurótico. Me inclino más por el lado del mitómano perverso. Sea como sea, lo aconsejable para él y, por ende, para todos nosotros mientras esté en el poder, sería que acudiese al especialista, y que cambiase de medicación. Que igual lo suyo aún tiene remedio. O igual no.
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miércoles, 27 de octubre de 2010
Juguemos a insultarnos
"Ustedes son los adalides y abanderados de las políticas sociales cuando están en la oposición, pero lo olvidan en el Gobierno para ser un partido antisocial y los españoles no olvidan que ustedes se olvidan” Así habló Zaratustra. Perdón, Rubalcaba. Aquéllos que pertenecen, militan o simplemente simpatizan con el PP además de genéticamente distintos y tontos de los cojones (gran definición de Pedro Castro que denota su aguda inteligencia), son enemigos de la sociedad, explotadores sin escrúpulos, destructores de familias y exterminadores de clases desprotegidas.
Las lenguas han salido a pasear. La estrategia política de aquí a 2012 va a consistir en descalificaciones e insultos, menosprecios varios y radicalización extrema de las posiciones. Y, nosotros los españoles, a participar en el juego. La consigna es marcar la diferencia, establecer muros entre dos Españas creadas a beneficio y disfrute de políticos sin ideas ni proyectos: o estás conmigo o eres el enemigo a abatir sin piedad. Recuperar al electorado de izquierdas con mensajes que aludan al sentimiento, para que se olvide la realidad económica y social y así ganar, ganar y ganar, único objetivo de la casta en el poder. Tenemos que odiarnos, oponernos por sistema al que no piense igual, enfrentarnos si es necesario, fracturar aún más si cabe la sociedad. Aquello de juntos podemos arreglarlo arrimando el hombro todos, ha fallecido: nos quieren obligar a militar incondicionalmente en un bando, izquierdas o derechas, como si eso sirviera hoy en día para algo.
Los proyectos casi no existen, y los pocos que hay son lesivos y discriminatorios, golpean donde duele y arrinconan al que no puede defenderse. Ante la ausencia canalla de iniciativas positivas, de soluciones tangibles, sólo queda como medio de supervivencia para los malos profesionales que rigen los destinos del país el recurrir a la calidez del sentir, a la visceralidad de las emociones, a los impulsos ideológicos. ” Ven a mi lado, que te vas a divertir: trabajo no tendrás y lo de pagar los recibos o comer tres veces al día, apáñatelas como puedas, pero desahogarte con el vecino te va a venir de muerte. Ya verás como si le mentas a toda la familia y le añades a los apellidos lo de facha o rojo de mierda, te sentirás mejor, nuevo, libre, realizado.”
Qué se dejen ya de tanta tontería y empiecen de una vez por todas a hacer política, que para eso les pagamos a ellos y a la legión infinita de asesores y parásitos que tienen a su lado. Tienen los medios, están en el lugar preciso y les hemos dotado del poder necesario otorgándoles nuestra confianza. Entonces, ¿qué es lo que falla? Yo lo diré. No poseen ni por asomo la capacidad y la aptitud inexcusables para el desempeño de su misión. Y parece que tampoco quieren adoptar la actitud imprescindible que requiere el momento. Hasta que no nos peguemos entre nosotros no van a parar.
Las lenguas han salido a pasear. La estrategia política de aquí a 2012 va a consistir en descalificaciones e insultos, menosprecios varios y radicalización extrema de las posiciones. Y, nosotros los españoles, a participar en el juego. La consigna es marcar la diferencia, establecer muros entre dos Españas creadas a beneficio y disfrute de políticos sin ideas ni proyectos: o estás conmigo o eres el enemigo a abatir sin piedad. Recuperar al electorado de izquierdas con mensajes que aludan al sentimiento, para que se olvide la realidad económica y social y así ganar, ganar y ganar, único objetivo de la casta en el poder. Tenemos que odiarnos, oponernos por sistema al que no piense igual, enfrentarnos si es necesario, fracturar aún más si cabe la sociedad. Aquello de juntos podemos arreglarlo arrimando el hombro todos, ha fallecido: nos quieren obligar a militar incondicionalmente en un bando, izquierdas o derechas, como si eso sirviera hoy en día para algo.
Los proyectos casi no existen, y los pocos que hay son lesivos y discriminatorios, golpean donde duele y arrinconan al que no puede defenderse. Ante la ausencia canalla de iniciativas positivas, de soluciones tangibles, sólo queda como medio de supervivencia para los malos profesionales que rigen los destinos del país el recurrir a la calidez del sentir, a la visceralidad de las emociones, a los impulsos ideológicos. ” Ven a mi lado, que te vas a divertir: trabajo no tendrás y lo de pagar los recibos o comer tres veces al día, apáñatelas como puedas, pero desahogarte con el vecino te va a venir de muerte. Ya verás como si le mentas a toda la familia y le añades a los apellidos lo de facha o rojo de mierda, te sentirás mejor, nuevo, libre, realizado.”
Qué se dejen ya de tanta tontería y empiecen de una vez por todas a hacer política, que para eso les pagamos a ellos y a la legión infinita de asesores y parásitos que tienen a su lado. Tienen los medios, están en el lugar preciso y les hemos dotado del poder necesario otorgándoles nuestra confianza. Entonces, ¿qué es lo que falla? Yo lo diré. No poseen ni por asomo la capacidad y la aptitud inexcusables para el desempeño de su misión. Y parece que tampoco quieren adoptar la actitud imprescindible que requiere el momento. Hasta que no nos peguemos entre nosotros no van a parar.
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martes, 26 de octubre de 2010
El insólito juego del PSOE
Yo no entiendo mucho de estrategias políticas. Como todos sólo soy capaz de ver las torpezas, quizás porque éstas destacan sobre los aciertos. Verán. Mi abuelo me decía que el que da no tiene para después, que hay que ser generoso siempre, pero empezando por guardar lo que tanto cuesta conseguir. El hombre, sabio por la edad y por la vida, también me aleccionaba cuando insistía en que sólo los tontos muy tontos se hacen daño a sí mismos, lastiman sus ideas y derrumban sus logros.
Hete aquí que uno intenta comprender el juego político del PSOE. Por un lado, el silencioso distanciamiento de Zapatero (ya veremos hasta dónde le aguanta la soberbia), que cede los galones a un Rubalcaba todopoderoso y omnipresente, al que nada escapa de su control y que parece destinado a suceder al Presidente, el principal problema que tiene la formación socialista en sus deseos electorales (de gobernar, mejor ni hablar, total, ¿para qué?). Hasta aquí, lógico: eliminado el escollo, relegado el del talante, muchas simpatías volverán al redil. A partir de este punto, el asunto se torna turbio, incomprensible.
Se ha optado por entregar Cataluña a los nacionalistas. Los mensajes de Montilla y compañía, tirándose piedras a su propio tejado, son como mínimo sorprendentes y están llenos de contradicciones y reproches hacia su propia gestión. Allá ellos, pero se van a meter una leche de campeonato de la que muy difícil será que consigan recuperarse.
Se le regala Euskadi al PNV. Aquí la traición es bíblica. Patxi López debe estar alucinando. Sus propios compañeros (lo de compañeros es un decir) le han apuñalado, menospreciándole y ninguneándole. Desde Madrid se pacta con los nacionalistas vascos dándoles un poder que las urnas no les otorgaron. Todo el trabajo duro realizado por el PSE se va al traste: en las próximas elecciones los votos se irán para el que más ha conseguido del Gobierno Central, así que ya se puede ir despidiendo del cargo. Es chocante ver cómo el lehendakari recibe más apoyo de los populares del terreno que de los socialistas nacionales. Esperemos, por el bien de toda la sociedad española, que en la negociación o no negociación con los asesinos de ETA que está llevando o no a cabo el gobierno se tengan en consideración los acuerdos entre PSE y PP. Esto último, además de todo un detalle, sería lo único que suavizaría la felonía realizada desde Ferraz.
En conclusión: regalan dos territorios, uno por ineptitud y otro por conveniencia, golpeándose a sí mismos. Mientras, sacan los mastines sin bozal para ejercer de oposición de la oposición, en lugar de trabajar en lo suyo, que no es otra cosa que crear empleo. Se enrocan en actitudes insoportables (la postura procastrista del gobierno es amoral y absurda) y dedican su energía al marketing, a lavar una imagen sucia y emponzoñada que tiene imposible solución de mejora. Pierden lo poco que les queda y se aferran a la disolución de la banda terrorista como único argumento. Ojalá sea así, ojalá los asesinos se rindan pero sin condiciones, sin cesiones. Les felicitaremos. Nos felicitaremos todos. Pero de lo demás, ¿qué?
Lo dicho. No sé a qué juega el Gobierno. Me gustaría decir que tampoco me importa, pero no es así, ya que por desgracia ellos son los que mandan. Y lo hacen muy mal, por cierto.
Hete aquí que uno intenta comprender el juego político del PSOE. Por un lado, el silencioso distanciamiento de Zapatero (ya veremos hasta dónde le aguanta la soberbia), que cede los galones a un Rubalcaba todopoderoso y omnipresente, al que nada escapa de su control y que parece destinado a suceder al Presidente, el principal problema que tiene la formación socialista en sus deseos electorales (de gobernar, mejor ni hablar, total, ¿para qué?). Hasta aquí, lógico: eliminado el escollo, relegado el del talante, muchas simpatías volverán al redil. A partir de este punto, el asunto se torna turbio, incomprensible.
Se ha optado por entregar Cataluña a los nacionalistas. Los mensajes de Montilla y compañía, tirándose piedras a su propio tejado, son como mínimo sorprendentes y están llenos de contradicciones y reproches hacia su propia gestión. Allá ellos, pero se van a meter una leche de campeonato de la que muy difícil será que consigan recuperarse.
Se le regala Euskadi al PNV. Aquí la traición es bíblica. Patxi López debe estar alucinando. Sus propios compañeros (lo de compañeros es un decir) le han apuñalado, menospreciándole y ninguneándole. Desde Madrid se pacta con los nacionalistas vascos dándoles un poder que las urnas no les otorgaron. Todo el trabajo duro realizado por el PSE se va al traste: en las próximas elecciones los votos se irán para el que más ha conseguido del Gobierno Central, así que ya se puede ir despidiendo del cargo. Es chocante ver cómo el lehendakari recibe más apoyo de los populares del terreno que de los socialistas nacionales. Esperemos, por el bien de toda la sociedad española, que en la negociación o no negociación con los asesinos de ETA que está llevando o no a cabo el gobierno se tengan en consideración los acuerdos entre PSE y PP. Esto último, además de todo un detalle, sería lo único que suavizaría la felonía realizada desde Ferraz.
En conclusión: regalan dos territorios, uno por ineptitud y otro por conveniencia, golpeándose a sí mismos. Mientras, sacan los mastines sin bozal para ejercer de oposición de la oposición, en lugar de trabajar en lo suyo, que no es otra cosa que crear empleo. Se enrocan en actitudes insoportables (la postura procastrista del gobierno es amoral y absurda) y dedican su energía al marketing, a lavar una imagen sucia y emponzoñada que tiene imposible solución de mejora. Pierden lo poco que les queda y se aferran a la disolución de la banda terrorista como único argumento. Ojalá sea así, ojalá los asesinos se rindan pero sin condiciones, sin cesiones. Les felicitaremos. Nos felicitaremos todos. Pero de lo demás, ¿qué?
Lo dicho. No sé a qué juega el Gobierno. Me gustaría decir que tampoco me importa, pero no es así, ya que por desgracia ellos son los que mandan. Y lo hacen muy mal, por cierto.
Blanco y el plumero de Rajoy
Se le calentó el bocado. Eufórico, excitado ante un público agradecido, José, Pepe, Pepinho, al igual que el humorista malo al que, sorprendentemente, le ríen los chistes, viendo que su mensaje calaba en el respetable desplegó su ácida y original verborrea. Después de un fin de semana dedicado a linchar públicamente al torpe, torpÍsimo e impresentable alcalde de Valladolid por aquello de los morritos de Pajín, José Blanco, inteligente y astuto como una chinche, se desmarcó de la razón y parió la chanza típica y homófoba de los plumeros, deteniéndose cual maestro del humor en el de Rajoy, para regocijo y risas del rebaño de descerebrados que acompañó la burla con aplausos. Imagino que entre estos últimos ni Cerolo ni González Sinde estaban presentes, aunque debido al nivel de peloteo del PSOE sordos se iban a hacer a buen seguro.
Si por la barbaridad de los morritos de la Ministra de Sanidad casi se cuelga de los pulgares al primer edil vallisoletano, por su manifestación al señor Blanco habría que hacerle tres cuartos de lo mismo. Tanto el uno como el otro carecen de justificación, deben pagar por su error. Pero en este país hay distintas varas de medir, según quién sea el adán que meta la pata. A los miembros de la Corte Imperial se les permite todo y sus excusas son válidas. Al resto de los mortales, a los genéticamente distintos, a los tontos de los cojones como dice aquél, grilletes y al calabozo. Los privilegiados que poseen bula gubernamental campan a sus anchas como una mala plaga y se creen con derecho a todo. Es hora de ir parándoles los pies. En especial al casi abogado, que cada vez que abre la boca sube el pan. O todos moros o todos cristianos.
Si por la barbaridad de los morritos de la Ministra de Sanidad casi se cuelga de los pulgares al primer edil vallisoletano, por su manifestación al señor Blanco habría que hacerle tres cuartos de lo mismo. Tanto el uno como el otro carecen de justificación, deben pagar por su error. Pero en este país hay distintas varas de medir, según quién sea el adán que meta la pata. A los miembros de la Corte Imperial se les permite todo y sus excusas son válidas. Al resto de los mortales, a los genéticamente distintos, a los tontos de los cojones como dice aquél, grilletes y al calabozo. Los privilegiados que poseen bula gubernamental campan a sus anchas como una mala plaga y se creen con derecho a todo. Es hora de ir parándoles los pies. En especial al casi abogado, que cada vez que abre la boca sube el pan. O todos moros o todos cristianos.
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lunes, 25 de octubre de 2010
Reflexiones sobre la SGAE
Vaya por Dios. Tres ayuntamientos de la provincia de Alicante ya se han puesto en marcha para demandarle a la SGAE la devolución del impuesto revolucionario cobrado por dicha sociedad durante los últimos años. Es de suponer que a ellos se les sumarán la mayoría de entidades públicas para recuperar lo que es suyo. Y detrás, en lógica, las empresas. Todos con un objetivo: que les retornen un dinero que nunca debieron haberles cobrado. El dichoso canon digital que situaba a todos los usuarios de ordenadores como delincuentes de facto les puede resultar caro a los que se han estado beneficiando de él impunemente. La justicia ha hablado claro, sin dejar un resquicio a la duda. Lo suyo sería que ahora los consumidores y sus asociaciones iniciaran el camino para que a los particulares tampoco se les cobre la mordida.
La sentencia que declara por fin ilegal la multa que se ha estado pagando deja a la SGAE en una situación delicada, pues como tengan que abonar aquello que les ha permitido enriquecerse, van a tener que empeñar hasta las cuerdas de las guitarras. Y no es que me alegre de la desdicha ajena. Lo que ocurre es que durante años hemos sido tratados como delincuentes por el mero hecho de comprar un CD virgen, ya que se daba por hecho que iba a ser destinado a copiar música pirateada de internet. Y por ello teníamos que pagar, por el por si acaso. Consideraban que administraciones, empresas y particulares no teníamos otra obsesión que la de arruinar a los autores, robarles todas sus obras, noche y día sin parar de descargarse discografías completas, delinquir con tal de no pasar por caja. Todos malhechores, astutos maleantes, destructores de la cultura.
Creo que hay otros medios para proteger la propiedad intelectual que nada tienen que ver con acusar a todo un país de ladrón. Lo fácil era el canon: te cobro por si se te ocurre robarme, y así me ahorro el tener que pensar cómo defender los legítimos derechos de los creadores, de los artistas. Ahora tendrán que ponerse las pilas y trabajar en serio para convertir en noble una tarea que se había transformado en una recaudación de impuestos al estilo Juan sin tierra, con Ramón actuando de sheriff de Nottingham.
La sentencia que declara por fin ilegal la multa que se ha estado pagando deja a la SGAE en una situación delicada, pues como tengan que abonar aquello que les ha permitido enriquecerse, van a tener que empeñar hasta las cuerdas de las guitarras. Y no es que me alegre de la desdicha ajena. Lo que ocurre es que durante años hemos sido tratados como delincuentes por el mero hecho de comprar un CD virgen, ya que se daba por hecho que iba a ser destinado a copiar música pirateada de internet. Y por ello teníamos que pagar, por el por si acaso. Consideraban que administraciones, empresas y particulares no teníamos otra obsesión que la de arruinar a los autores, robarles todas sus obras, noche y día sin parar de descargarse discografías completas, delinquir con tal de no pasar por caja. Todos malhechores, astutos maleantes, destructores de la cultura.
Creo que hay otros medios para proteger la propiedad intelectual que nada tienen que ver con acusar a todo un país de ladrón. Lo fácil era el canon: te cobro por si se te ocurre robarme, y así me ahorro el tener que pensar cómo defender los legítimos derechos de los creadores, de los artistas. Ahora tendrán que ponerse las pilas y trabajar en serio para convertir en noble una tarea que se había transformado en una recaudación de impuestos al estilo Juan sin tierra, con Ramón actuando de sheriff de Nottingham.
domingo, 24 de octubre de 2010
¿Agenda social?
Una nueva agenda social para los desempleados de larga duración, con proyectos de formación y medidas de conciliación de la vida familiar y laboral para que las mujeres puedan incorporarse al trabajo. ¿Cómo se come esto? Porque yo, cerril y terco en lo de intentar comprender el idioma político, no sé lo que dice y, por supuesto, no tengo remota idea de lo que quiere decir. Lo que pretende sí que lo tengo asumido; en su línea habitual del absurdo nimio y pueril, Zapatero lanza una nueva colección de palabras vacías, de frases atractivas sin contenido ni significado destinadas a quedar bien ante los suyos y ante los que aún confíen en él, que alguno habrá. Porque de mensaje, nada de nada.
Parece cachondeo. Y, en verdad, hay que tomárselo así, como una broma mala. Una agenda social con más cursos de cómo se rellena un currículo para que cobren las empresas dedicadas a impartirlos. Los lunes, madrugar para coger sitio en la cola del INEM, que funciona como un concierto de los Rolling, compras entrada, parece que sí, pero luego te quedas con las ganas, porque entre la próstata y demás no actúa ni Dios. Los martes, entrevista para vender cuchillos japoneses, made in China, dos gritos de autoestima y a la calle, a patear. De vuelta a casa, bolsillo vacío. Los miércoles, un amigo te ha enviado a una empresa donde puedes encontrar curro. Haberlo lo hay, pero de darte de alta, un jamón con chorreras. Los jueves te vas a recoger la fruta del tiempo o a descargar el camión que toque, te deslomas y, al acabar el día, una barra de pan y cien de chóped. Y sin protestar. El viernes ha habido suerte: te ha tocado una de tres en la primitiva y lo vas a invertir en una bono loto y un par de euromillones. Qué por intentarlo que no quede. El sábado, de compras al mercado puliéndote lo quede del subsidio o de la pensión del abuelo, ofertas tres por dos y cena barata para tragarse lo que echen por la tele. Y, por supuesto, los domingos a descansar, a recargar las pilas para comenzar la semana libre de esa sensación de estar de más, de no pertenecer a esta mundo, de saber que el destino que espera a la vuelta de la esquina es un profundo y oscuro pozo del que no te va a sacar nadie.
No se puede tolerar que aquéllos que se tienen que encargar de solucionar los problemas del desempleo de este país además de no hacer nada al respecto, se rían con descaro de la miseria que provocan, nos tomen por gilipollas. No les basta con obsequiarnos con su ineptitud e incapacidad, cualidades que no impiden que levanten un pastón todos los meses, sino que encima manipulan la desgracia como el que juega al dominó sin saber. Ponen fichas por poner: si suena la flauta y ganan, qué buenos son. Si pierden, la culpa es del otro. Vendedores de humo expertos con su gran capitán, José Luis Rodríguez Zapatero, ejerciendo de mesías. Así nos va.
Parece cachondeo. Y, en verdad, hay que tomárselo así, como una broma mala. Una agenda social con más cursos de cómo se rellena un currículo para que cobren las empresas dedicadas a impartirlos. Los lunes, madrugar para coger sitio en la cola del INEM, que funciona como un concierto de los Rolling, compras entrada, parece que sí, pero luego te quedas con las ganas, porque entre la próstata y demás no actúa ni Dios. Los martes, entrevista para vender cuchillos japoneses, made in China, dos gritos de autoestima y a la calle, a patear. De vuelta a casa, bolsillo vacío. Los miércoles, un amigo te ha enviado a una empresa donde puedes encontrar curro. Haberlo lo hay, pero de darte de alta, un jamón con chorreras. Los jueves te vas a recoger la fruta del tiempo o a descargar el camión que toque, te deslomas y, al acabar el día, una barra de pan y cien de chóped. Y sin protestar. El viernes ha habido suerte: te ha tocado una de tres en la primitiva y lo vas a invertir en una bono loto y un par de euromillones. Qué por intentarlo que no quede. El sábado, de compras al mercado puliéndote lo quede del subsidio o de la pensión del abuelo, ofertas tres por dos y cena barata para tragarse lo que echen por la tele. Y, por supuesto, los domingos a descansar, a recargar las pilas para comenzar la semana libre de esa sensación de estar de más, de no pertenecer a esta mundo, de saber que el destino que espera a la vuelta de la esquina es un profundo y oscuro pozo del que no te va a sacar nadie.
No se puede tolerar que aquéllos que se tienen que encargar de solucionar los problemas del desempleo de este país además de no hacer nada al respecto, se rían con descaro de la miseria que provocan, nos tomen por gilipollas. No les basta con obsequiarnos con su ineptitud e incapacidad, cualidades que no impiden que levanten un pastón todos los meses, sino que encima manipulan la desgracia como el que juega al dominó sin saber. Ponen fichas por poner: si suena la flauta y ganan, qué buenos son. Si pierden, la culpa es del otro. Vendedores de humo expertos con su gran capitán, José Luis Rodríguez Zapatero, ejerciendo de mesías. Así nos va.
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sábado, 23 de octubre de 2010
Pobreza
Los datos estadísticos están para interpretarlos y, como en este caso, para sufrir por ellos. Según lo recogido en la Encuesta de Condiciones de Vida realizada por el Instituto Nacional de Estadística, un 20,8% de los hogares españoles están situados bajo el umbral de la pobreza. Uno de cada cinco a nivel nacional, destacando Ceuta, Melilla y Extremadura con más de un 36 %, o Andalucía y Murcia con un 29 %. En estos cinco territorios un tercio de los hogares no puede cubrir sus necesidades básicas. Y ¡ojo!, que no se trata de no poder ir una semana de vacaciones o de no llegar a fin de mes, no (aquí alcanzamos los españoles un porcentaje mayor del 60). Se trata, simple y llanamente, de comer, de sobrevivir primariamente. Es devastador, trágico, de una dureza brutal. Y lo peor de todo es que no tiene visos de reducirse sino todo lo contrario.
Por mucha crisis de gobierno, por mucho cambio ministerial que se haga, los mimbres son los mismos. La política económica no va a variar, los derroteros por los que va a deambular nuestra deuda son funestamente idénticos, las perspectivas más optimistas de crecimiento para España son de un 0,6 %(no alcanza ni para una muela), la credibilidad es nula y tenemos el desastroso honor de tener la tasa de paro más alta de la zona euro. Y sin trabajo, la recuperación es imposible. No es una cuestión de pesimismo, es la puñetera realidad, guste o no.
Para colmo, el Gobierno va a dedicar su energía en lidiar por el poder, en una lucha por recuperar el terreno perdido con el Partido Popular, en una confrontación por ganar unas elecciones que, como última fecha, se celebrarán en 2012. De lo importante, de lo fundamental, ya podemos ir olvidándonos: de mejorar las condiciones de los españoles se hablará después de la cita. Lo primordial, lo imperativo es vencer, no bajarse del trono
Desde ahora hasta entonces, el camino a recorrer va a ser un tortuoso trazado político que va a obviar lo económico y lo social: se centrará en los sentimientos, en radicalizar las dos Españas que tanto interesan. Saldrán los doberman y nutrirán nuestra vida con descalificaciones, acusaciones y, por qué no, insultos. Desviar la atención y, de paso, entretener a la masa. Ni más ni menos.
Este es el truco, el timo: que nos separemos, que nos dividamos, que no pensemos como uno. Quieren un Estado que se odie y así poder controlarlo. Dos mitades ideológicas totalmente antagónicas que se recreen hurgando en sus rencores. Pero me da la sensación de que el asunto se les ha escapado de las manos: lo que han creado, el monstruo engendrado es un ser bicéfalo, una España de ricos muy ricos, y otra de pobres muy pobres, y cada vez más pobres. Aquí no dominan ni corazón ni razón: el que manda es el dinero. Tanto tienes, tanto vales. ¿Dónde están las ideas? Es difícil confiar en el que te vacía el bolsillo y no te llena la barriga.
Por mucha crisis de gobierno, por mucho cambio ministerial que se haga, los mimbres son los mismos. La política económica no va a variar, los derroteros por los que va a deambular nuestra deuda son funestamente idénticos, las perspectivas más optimistas de crecimiento para España son de un 0,6 %(no alcanza ni para una muela), la credibilidad es nula y tenemos el desastroso honor de tener la tasa de paro más alta de la zona euro. Y sin trabajo, la recuperación es imposible. No es una cuestión de pesimismo, es la puñetera realidad, guste o no.
Para colmo, el Gobierno va a dedicar su energía en lidiar por el poder, en una lucha por recuperar el terreno perdido con el Partido Popular, en una confrontación por ganar unas elecciones que, como última fecha, se celebrarán en 2012. De lo importante, de lo fundamental, ya podemos ir olvidándonos: de mejorar las condiciones de los españoles se hablará después de la cita. Lo primordial, lo imperativo es vencer, no bajarse del trono
Desde ahora hasta entonces, el camino a recorrer va a ser un tortuoso trazado político que va a obviar lo económico y lo social: se centrará en los sentimientos, en radicalizar las dos Españas que tanto interesan. Saldrán los doberman y nutrirán nuestra vida con descalificaciones, acusaciones y, por qué no, insultos. Desviar la atención y, de paso, entretener a la masa. Ni más ni menos.
Este es el truco, el timo: que nos separemos, que nos dividamos, que no pensemos como uno. Quieren un Estado que se odie y así poder controlarlo. Dos mitades ideológicas totalmente antagónicas que se recreen hurgando en sus rencores. Pero me da la sensación de que el asunto se les ha escapado de las manos: lo que han creado, el monstruo engendrado es un ser bicéfalo, una España de ricos muy ricos, y otra de pobres muy pobres, y cada vez más pobres. Aquí no dominan ni corazón ni razón: el que manda es el dinero. Tanto tienes, tanto vales. ¿Dónde están las ideas? Es difícil confiar en el que te vacía el bolsillo y no te llena la barriga.
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jueves, 21 de octubre de 2010
Moratinos y Rubalcaba
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De todas las expresiones, de todos los gestos que se produjeron en los ministros entrantes y salientes, yo me quedo con una imagen, con una instantánea en la que aparece en un primer plano un Moratinos emocionado, lagrimeando por su inesperada defenestración mientras que, detrás de él, Rubalcaba, el Carrero Blanco del zapaterismo, le observa con esa cara de malo maloso que Dios le ha dado, dibujando en ella un ”lo siento, que pena me das, pero que te den”.
El ex de exteriores todavía no se cree que le hayan dado una patada traidora: el peor ministro de la historia para nuestras relaciones internacionales, con una labor equiparable a la del desastroso Godoy, no concibe que el Presidente haya optado por prescindir de sus servicios. Él, procastrista, antisemita, antiamericano, antisaharaui y, por lo visto últimamente, también antiespañol acaba de perder la cartera de su vida, la que le permitía anteponer Gibraltar a la Guardia Civil, Marruecos a Melilla e, incluso, el Burdeos al Rioja quedándose más ancho que largo. No se lo esperaba, seguramente le habían prometido que seguiría en el cargo. Por eso, su sorpresa, su asombro y su llanto. Yo le deseo un buen viaje, suerte en lo que haga y que tenga la deferencia de no volver.
El otro protagonista de la foto, el triministro, se convierte, si ya no lo era, en el hombre fuerte del régimen, con acceso a todo y omnipresente en todas las escenas políticas. Si existiesen colecciones de cromos, como en el fútbol, sobre habituales del escaño, Alfredo Pérez Rubalcaba estaría en todas ocupando un lugar destacado. Fue delfín de Felipe González en la última etapa de éste, y ahora es el delfín de Zapatero y actor principal del fin del zapaterismo (no me he podido resistir al juego de palabras). Hay quien le ve como un político profesional, disciplinado y serio, capaz de congregar las simpatías de las distintas corrientes socialistas y otorgar de este modo alguna posibilidad de cara al 2012. En definitiva, el sucesor del hombre del talante sin talento. Otros consideran que es más de lo mismo, que lleva sobre su traje demasiadas manchas acopiadas a lo largo de su carrera. A mí, particularmente, lo único que me preocupa es el colosal poder que ha recaído sobre él y cómo va a manejarlo. Verán, es que yo soy, por principios y escaldadas varias, desconfiado, y no me apetece lo más mínimo tener que ir siempre con el carné de identidad en la boca
De todas las expresiones, de todos los gestos que se produjeron en los ministros entrantes y salientes, yo me quedo con una imagen, con una instantánea en la que aparece en un primer plano un Moratinos emocionado, lagrimeando por su inesperada defenestración mientras que, detrás de él, Rubalcaba, el Carrero Blanco del zapaterismo, le observa con esa cara de malo maloso que Dios le ha dado, dibujando en ella un ”lo siento, que pena me das, pero que te den”.
El ex de exteriores todavía no se cree que le hayan dado una patada traidora: el peor ministro de la historia para nuestras relaciones internacionales, con una labor equiparable a la del desastroso Godoy, no concibe que el Presidente haya optado por prescindir de sus servicios. Él, procastrista, antisemita, antiamericano, antisaharaui y, por lo visto últimamente, también antiespañol acaba de perder la cartera de su vida, la que le permitía anteponer Gibraltar a la Guardia Civil, Marruecos a Melilla e, incluso, el Burdeos al Rioja quedándose más ancho que largo. No se lo esperaba, seguramente le habían prometido que seguiría en el cargo. Por eso, su sorpresa, su asombro y su llanto. Yo le deseo un buen viaje, suerte en lo que haga y que tenga la deferencia de no volver.
El otro protagonista de la foto, el triministro, se convierte, si ya no lo era, en el hombre fuerte del régimen, con acceso a todo y omnipresente en todas las escenas políticas. Si existiesen colecciones de cromos, como en el fútbol, sobre habituales del escaño, Alfredo Pérez Rubalcaba estaría en todas ocupando un lugar destacado. Fue delfín de Felipe González en la última etapa de éste, y ahora es el delfín de Zapatero y actor principal del fin del zapaterismo (no me he podido resistir al juego de palabras). Hay quien le ve como un político profesional, disciplinado y serio, capaz de congregar las simpatías de las distintas corrientes socialistas y otorgar de este modo alguna posibilidad de cara al 2012. En definitiva, el sucesor del hombre del talante sin talento. Otros consideran que es más de lo mismo, que lleva sobre su traje demasiadas manchas acopiadas a lo largo de su carrera. A mí, particularmente, lo único que me preocupa es el colosal poder que ha recaído sobre él y cómo va a manejarlo. Verán, es que yo soy, por principios y escaldadas varias, desconfiado, y no me apetece lo más mínimo tener que ir siempre con el carné de identidad en la boca
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El escorpión Zapatero y la rana Urkullu
¿Conocen la fábula? Un escorpión quiere atravesar un arroyo y le pide ayuda a una rana. Ésta, recelosa ante el temible aguijón y sabedora del carácter que gasta el bicho en cuestión no quiere acceder a sus deseos. El alacrán le insiste, le dice que no tiene nada que temer, que él sabrá recompensar al batracio por el servicio prestado, que le protegerá, que será un amigo agradecido. “Es un acuerdo entre tú y yo que nos favorecerá a ambos”, le comenta. “Bien, lo haré”, piensa la rana. “Si me pica mientras cruzamos, él se ahogará, muriendo también. Así que no hay peligro. Además, con su apoyo ganaré en seguridad y respeto, nadie se meterá conmigo, seré por fin alguien”. Dirigiéndose al escorpión le dice que se suba sobre ella, que le ayudará. Dicho y hecho. Rana y escorpión avanzan por el río, luchando contra la fuerza de una corriente fuerte y peligrosa, provocada por un prolongado período de lluvias torrenciales. Agotada, la rana alcanza la orilla opuesta, el agua no les arrastrará. En ese momento, justo en ese instante siente cómo el mortal aguijón se hinca inmisericorde en su carne, inyectando su veneno mortal.
“¿Por qué me haces esto? Teníamos un acuerdo. Yo te ayudaba y tú me proporcionabas seguridad y poder”, gime moribunda la rana. El escorpión esgrimiendo una maliciosa sonrisa, contesta: “No he podido evitarlo. Es mi carácter”
¿A qué santo viene el cuento? Zapatero ha pactado con Urkullu, le ha ofrecido el oro y el moro a cambio de su inestimable ayuda. Mucho de lo acordado no se conoce, no es un trato tan transparente como el hecho por el presidente con Coalición Canaria. Los nacionalistas vascos cruzarán el río llevando en volandas el proyecto socialista. Pero, cuando lleguen a la otra orilla, si llegan y no se ahogan antes por el peso de la carga, que no esperen que Zapatero cumpla con lo prometido. Les clavará hasta el fondo el rejón, el dardo de su traición, seguro. Y les responderá lo mismo que el escorpión del relato. “Es una cuestión de carácter”.
“¿Por qué me haces esto? Teníamos un acuerdo. Yo te ayudaba y tú me proporcionabas seguridad y poder”, gime moribunda la rana. El escorpión esgrimiendo una maliciosa sonrisa, contesta: “No he podido evitarlo. Es mi carácter”
¿A qué santo viene el cuento? Zapatero ha pactado con Urkullu, le ha ofrecido el oro y el moro a cambio de su inestimable ayuda. Mucho de lo acordado no se conoce, no es un trato tan transparente como el hecho por el presidente con Coalición Canaria. Los nacionalistas vascos cruzarán el río llevando en volandas el proyecto socialista. Pero, cuando lleguen a la otra orilla, si llegan y no se ahogan antes por el peso de la carga, que no esperen que Zapatero cumpla con lo prometido. Les clavará hasta el fondo el rejón, el dardo de su traición, seguro. Y les responderá lo mismo que el escorpión del relato. “Es una cuestión de carácter”.
Ministra Pajín
Con la llegada de Leire Pajín al Ministerio de Sanidad el país va a alcanzar una dimensión universal en los temas de la salud. La conjunción interplanetaria favorecerá que la princesa del Imperio Zapatero dirija con sus sabias y doctas manos los destinos sanitarios de los españoles. La suerte nos ha acompañado, pues nadie mejor que ella, que tantos méritos ha recaudado a lo largo de su corta y exitosa carrera política, podía dirigir con académica maestría una cartera ministerial de tamaña enjundia. Tarde o temprano, todos caemos en los dominios de la sanidad pública y sufrimos, o disfrutamos según opiniones, sus efectos. Por si fuera poco, como su capacidad es inmensa, ha asumido el laborioso y saturado Ministerio de Igualdad, el más útil de todos los organismos públicos que jamás ha hollado la Administración del Estado.
Si miedo daba el poder tan absurdo que había adquirido, ahora es para temblar de pánico. Su posición en el paraíso de la política es el ejemplo claro de cómo se puede ganar la cima sin esfuerzo, portado en volandas o encaramado a los hombros del sherpa de turno. No es un sentimiento de animadversión, no, aunque podría llegar a convertirse en ello. Es que se subleva la razón. No entiendo y mucho menos comparto el descaro y la desfachatez con la que actúa la casta política gobernante. Me cuesta creer que en el PSOE no exista nadie con mayor profesionalidad que la demostrada por la señorita Pajín.
Así que, cegado por el resplandor insólito que irradia su estrella y temeroso ante la magnitud de su poder, sólo puedo decirle a Leire, ¡oh Leire!, grande de España, divina musa del zapaterismo, que permita a este desdichado contribuyente felicitarle por su dicha y la grandeza de su destino. Es un ejemplo a seguir por todos los que peleamos contra los elementos. Sin preparación, sin formación, sin capacidad, sólo con la fuerza de sus palabras y su incondicional servilismo, ha ascendido un escalón más en su imparable objetivo de convertirse en rectora majestuosa y directora mayestática del devenir del mundo conocido y de los planetas por descubrir. Augusta dama, mínimamente recompensada por varios y miserables salarios, con su inmaculado proceder siembra de esperanza nuestro futuro. Envidio su fortuna (la teórica y la amasada) y anhelo con todas mis fuerzas que le vaya bonito y que éste sea el último servicio que haga por España. Por la cuenta que nos trae.
Si miedo daba el poder tan absurdo que había adquirido, ahora es para temblar de pánico. Su posición en el paraíso de la política es el ejemplo claro de cómo se puede ganar la cima sin esfuerzo, portado en volandas o encaramado a los hombros del sherpa de turno. No es un sentimiento de animadversión, no, aunque podría llegar a convertirse en ello. Es que se subleva la razón. No entiendo y mucho menos comparto el descaro y la desfachatez con la que actúa la casta política gobernante. Me cuesta creer que en el PSOE no exista nadie con mayor profesionalidad que la demostrada por la señorita Pajín.
Así que, cegado por el resplandor insólito que irradia su estrella y temeroso ante la magnitud de su poder, sólo puedo decirle a Leire, ¡oh Leire!, grande de España, divina musa del zapaterismo, que permita a este desdichado contribuyente felicitarle por su dicha y la grandeza de su destino. Es un ejemplo a seguir por todos los que peleamos contra los elementos. Sin preparación, sin formación, sin capacidad, sólo con la fuerza de sus palabras y su incondicional servilismo, ha ascendido un escalón más en su imparable objetivo de convertirse en rectora majestuosa y directora mayestática del devenir del mundo conocido y de los planetas por descubrir. Augusta dama, mínimamente recompensada por varios y miserables salarios, con su inmaculado proceder siembra de esperanza nuestro futuro. Envidio su fortuna (la teórica y la amasada) y anhelo con todas mis fuerzas que le vaya bonito y que éste sea el último servicio que haga por España. Por la cuenta que nos trae.
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Leire Pajín ministra de sanidad
miércoles, 20 de octubre de 2010
La última bala de Zapatero
Si alguno dudaba sobre las intenciones de José Luis Rodríguez Zapatero de cara a las elecciones de 2012, la profunda remodelación del Gobierno efectuada demuestra que el Presidente del Ejecutivo no piensa rendirse. Los cambios constituyen un mensaje a los suyos, pretendiendo acallar las voces que comienzan a alzarse en su contra, y otro hacia la sociedad española: va a llevar hasta las últimas consecuencias su actual política económica y social, pasando por encima de todo y de todos. Se la juega, sabiendo que, aún triunfando, el desgaste personal y el de su partido son brutales.
Quiere uno pensar que Zapatero cree de verdad en lo que está haciendo, que realmente confía en el rumbo que se ha marcado y del que no va a desviarse. Y tiene que ser así, pues lo contrario nos situaría ante alguien maquiavélico y retorcido, un personaje ávido de control y poder, un astuto embaucador, un miserable que consciente de lo negativo de su gestión, continúa haciendo daño. Yo prefiero tener al frente del Estado a un ineficaz rector antes que a un malvado manipulador. Pero cada uno que piense lo que quiera: considerarle de una forma u otra depende sólo de cómo valoremos su nivel de inteligencia.
Quiere uno pensar que Zapatero cree de verdad en lo que está haciendo, que realmente confía en el rumbo que se ha marcado y del que no va a desviarse. Y tiene que ser así, pues lo contrario nos situaría ante alguien maquiavélico y retorcido, un personaje ávido de control y poder, un astuto embaucador, un miserable que consciente de lo negativo de su gestión, continúa haciendo daño. Yo prefiero tener al frente del Estado a un ineficaz rector antes que a un malvado manipulador. Pero cada uno que piense lo que quiera: considerarle de una forma u otra depende sólo de cómo valoremos su nivel de inteligencia.
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La revolución francesa
En esto de rebolicarse (expresión muy valenciana que define un estado de rebeldía e inquietud máxima) los franceses nos dan mil y una vueltas. Siempre han tenido más arrestos para plantarse frente a la autoridad, con o sin razón, utilizando absolutamente todos los medios que han tenido a su alcance. Bueno es recordar que derribaron el absolutismo monárquico que exprimía a su nación cortando cabezas a diestro y siniestro, convirtiendo las ejecuciones en ferias populares. También es cierto que la guillotina acabó girando su hoja contra los revolucionarios que, de esta forma, participaron como verdugos primero y después como víctimas del sangriento espectáculo. No se libró casi nadie de la furia, la mayoría pagó con sangre su rebelión.
Hoy, ahora mismo, en Francia las sucesivas huelgas amenazan con derribar por agotamiento la política de Sarkozy y su proyecto para las jubilaciones. El pulso es fuerte, cerrado y se radicaliza aparentemente con espontaneidad. Y digo que en apariencia porque hay quién dice que la rocosa organización de los sindicatos está detrás de los comportamientos más violentos. Se ataca sin compasión a un gobierno conservador y la pelea tiene visos de no terminar nunca.
Extrapolar esta sucesión de paros, este modelo de huelga sin final, renovable en cualquier instante del tiempo, y trasladarlo a España se me antoja imposible, una quimera irrealizable por varias razones. En primer lugar nos encontramos la situación política: en Francia un gobierno de derechas pretende realizar los recortes sociales y económicos y tropieza con sindicatos de izquierdas que, con el cuchillo en la boca, le niegan cualquier reforma, usando todo su poder para oponerse. El trabajador contra el opresor, la lucha sagrada. Aquí, en este nuestro país, un gobierno de izquierdas es el artífice del desaguisado y los sindicatos, subvencionados y agradecidos, se conforman con salir en un par de fotos, justificarse y con una pantomima de huelga y un par de enfervorizados discursos, la masa contenta (eso piensan). Los trabajadores no tienen una representación digna y la lucha, de sagrada se torna en una farsa orquestada por astutos directores.
En segundo lugar, los españoles andamos muy perdidos en esto de reivindicar. Algunos parecen no querer líos, tener más miedo que hambre. Otros no están dispuestos a seguirles el juego a líderes sindicales de desayuno caro y sofá. El resto pertenece al no sabe, no contesta: mientras a mí no me toque, que se apañen los demás. No existe el respaldo suficiente para organizar un pollo como el francés.
Y en tercer lugar, el factor más importante. Los estudiantes galos han optado por salir a la calle, involucrarse en la movida. La juventud del país vecino no está dispuesta a aceptar el proyecto de Sarkozy y va a extremar el conflicto con una participación activa y avasalladora. En España, con un sistema educativo que destruye vocaciones y genera de manera mayúscula la desgana y la desmotivación, el estudiante que piensa, el que tiene inquietudes es un bicho raro, y el mismo sistema se encarga de encasillarle y dominarle. El resto, ni fu ni fa. El futuro de España recaerá en jugadores de Play que anteponen botellón y fiesta a cualquier otra cosa. Y yo no les culpo, la sociedad les tiene anulados; levantan la cabeza, ven lo que tenemos para ofrecerles y se parten a reír. Entonces, si no protestan cuando se les pisa, mucho menos lo van a hacer cuando el que sufre es otro.
En resumen, aunque el caldo es el mismo, lo de Francia es una bullabesa como manda la ley y lo nuestro una sopa clarita sin picatostes siquiera.
Hoy, ahora mismo, en Francia las sucesivas huelgas amenazan con derribar por agotamiento la política de Sarkozy y su proyecto para las jubilaciones. El pulso es fuerte, cerrado y se radicaliza aparentemente con espontaneidad. Y digo que en apariencia porque hay quién dice que la rocosa organización de los sindicatos está detrás de los comportamientos más violentos. Se ataca sin compasión a un gobierno conservador y la pelea tiene visos de no terminar nunca.
Extrapolar esta sucesión de paros, este modelo de huelga sin final, renovable en cualquier instante del tiempo, y trasladarlo a España se me antoja imposible, una quimera irrealizable por varias razones. En primer lugar nos encontramos la situación política: en Francia un gobierno de derechas pretende realizar los recortes sociales y económicos y tropieza con sindicatos de izquierdas que, con el cuchillo en la boca, le niegan cualquier reforma, usando todo su poder para oponerse. El trabajador contra el opresor, la lucha sagrada. Aquí, en este nuestro país, un gobierno de izquierdas es el artífice del desaguisado y los sindicatos, subvencionados y agradecidos, se conforman con salir en un par de fotos, justificarse y con una pantomima de huelga y un par de enfervorizados discursos, la masa contenta (eso piensan). Los trabajadores no tienen una representación digna y la lucha, de sagrada se torna en una farsa orquestada por astutos directores.
En segundo lugar, los españoles andamos muy perdidos en esto de reivindicar. Algunos parecen no querer líos, tener más miedo que hambre. Otros no están dispuestos a seguirles el juego a líderes sindicales de desayuno caro y sofá. El resto pertenece al no sabe, no contesta: mientras a mí no me toque, que se apañen los demás. No existe el respaldo suficiente para organizar un pollo como el francés.
Y en tercer lugar, el factor más importante. Los estudiantes galos han optado por salir a la calle, involucrarse en la movida. La juventud del país vecino no está dispuesta a aceptar el proyecto de Sarkozy y va a extremar el conflicto con una participación activa y avasalladora. En España, con un sistema educativo que destruye vocaciones y genera de manera mayúscula la desgana y la desmotivación, el estudiante que piensa, el que tiene inquietudes es un bicho raro, y el mismo sistema se encarga de encasillarle y dominarle. El resto, ni fu ni fa. El futuro de España recaerá en jugadores de Play que anteponen botellón y fiesta a cualquier otra cosa. Y yo no les culpo, la sociedad les tiene anulados; levantan la cabeza, ven lo que tenemos para ofrecerles y se parten a reír. Entonces, si no protestan cuando se les pisa, mucho menos lo van a hacer cuando el que sufre es otro.
En resumen, aunque el caldo es el mismo, lo de Francia es una bullabesa como manda la ley y lo nuestro una sopa clarita sin picatostes siquiera.
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El dios del humor
La humanidad necesita reír. El ser humano, incapaz en la mayoría de los casos de generar alegrías propias, busca desde siempre apoyarse en el buen hacer y en el mejor actuar de cómicos y humoristas, seres maravillosos que consiguen que el ánimo se fortalezca, que los problemas se olviden, aunque sea sólo por un instante, dejando paso a un estado de felicidad y conformidad básico y fundamental para vivir. El mérito de los que dedican su existencia a provocar la sonrisa, la risa y la carcajada es enorme, colosal. Muchos hay que lo intentan, peleando por alcanzar un nivel excelso, y muy pocos lo logran con solvencia.
En Francia se disfruta con Patrice Thibaud, los ingleses gozan con Rowan Atkinson y su Mr. Bean, personaje al que muy gustoso matarías si tuvieses oportunidad. En EEUU, Will Ferrer es el más valorado, y en Argentina, el piojo y el Bruno, o bien Olmedo cuentan con un aprecio mayoritario. Mientras, los mejicanos debaten entre el inmortal Cantinflas, Tin Tan o Chespirito. No debemos olvidar a los Hermanos Marx o al gran Buster Keaton, por la globalización de su humor.
Aquí, en España, tampoco andamos cortos en el tema. Grandes genios como Gila o Eugenio, el chocante y fabuloso Chiquito de la Calzada o los chistes de Arévalo nos han amenizado la existencia durante mucho tiempo. Hoy en día, Buenafuente, Berto y una gran legión de espléndidos monologuistas han tomado el relevo. Pero ninguno, repito, ninguno alcanzará jamás el nivel, la magnitud interpretativa, la capacidad en los gestos y en la palabra del nuevo rey de reyes de la comedia. Hilarantes sus manifestaciones, asombrosas sus improvisaciones, únicas sus actuaciones: José Luis Rodríguez Zapatero demuestra minuto tras minuto, hora tras hora, día tras día que no hay nadie en el mundo capaz de superarle. Es uno y trino, es el dios indiscutible del absurdo, el emperador de la burla y la chanza: la ironía es su marca y la mordacidad su instrumento favorito. Yo es que me parto la caja cada vez que le veo o le oigo, de veras que no consigo evitarlo. Lo último, lo de los 20 ó 25 años de crecimiento económico tiene que pasar a la historia. Es único, homérico, invencible. De verdad de la buena.
En Francia se disfruta con Patrice Thibaud, los ingleses gozan con Rowan Atkinson y su Mr. Bean, personaje al que muy gustoso matarías si tuvieses oportunidad. En EEUU, Will Ferrer es el más valorado, y en Argentina, el piojo y el Bruno, o bien Olmedo cuentan con un aprecio mayoritario. Mientras, los mejicanos debaten entre el inmortal Cantinflas, Tin Tan o Chespirito. No debemos olvidar a los Hermanos Marx o al gran Buster Keaton, por la globalización de su humor.
Aquí, en España, tampoco andamos cortos en el tema. Grandes genios como Gila o Eugenio, el chocante y fabuloso Chiquito de la Calzada o los chistes de Arévalo nos han amenizado la existencia durante mucho tiempo. Hoy en día, Buenafuente, Berto y una gran legión de espléndidos monologuistas han tomado el relevo. Pero ninguno, repito, ninguno alcanzará jamás el nivel, la magnitud interpretativa, la capacidad en los gestos y en la palabra del nuevo rey de reyes de la comedia. Hilarantes sus manifestaciones, asombrosas sus improvisaciones, únicas sus actuaciones: José Luis Rodríguez Zapatero demuestra minuto tras minuto, hora tras hora, día tras día que no hay nadie en el mundo capaz de superarle. Es uno y trino, es el dios indiscutible del absurdo, el emperador de la burla y la chanza: la ironía es su marca y la mordacidad su instrumento favorito. Yo es que me parto la caja cada vez que le veo o le oigo, de veras que no consigo evitarlo. Lo último, lo de los 20 ó 25 años de crecimiento económico tiene que pasar a la historia. Es único, homérico, invencible. De verdad de la buena.
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lunes, 18 de octubre de 2010
Hablar sin hablar
Escribir puede ser un arma poderosa en manos de según quién. En mi caso no constituye más que un entretenimiento, un reto que necesita la participación de un público para adquirir sentido. En consecuencia, les propongo echar una partidita. Juguemos a dividirnos. Juguemos un rato a establecer los dos grupos en el que se puede partir el colectivo maravilloso e insoportable que componemos aquellos que tenemos el vicio de opinar, la mala costumbre de disentir de las imposiciones. No va a llevar mucho tiempo, el justo para leer estas líneas hasta el final. ¿Qué no apetece o no se tercia? No pasa nada. Se llega donde se llega y tan amigos. Un saludo de los buenos y hasta la próxima, que esperemos no sea a muy tardar.
Si la decisión es continuar en mi compañía, agradecimientos eternos, pues contar con alguien que comparta lo que uno pretende reflejar escribiendo es algo cuyo valor no se puede medir. Siempre, en el asunto de comunicar, el solista implora la complicidad de alguien noble y entendido que sepa y desee colaborar: el redactor, el disertador, nutre su vanidad con el aporte del batallón de pensantes, cuanto más numeroso mejor, que interviene en sus sentimientos. Es indefectiblemente en esta comunidad donde reside el aprecio con el que calibrar el tema a valorar: es la colectividad el que lo sitúa en el Olimpo o lo manda a pudrirse en el olvido más absoluto. Saber que a uno le escuchan, aunque no hable, hincha la yugular y alimenta el orgullo. La magia de las palabras y el poder que comunica el usarlas con maestría proporciona a aquél que las controla un placer de cotas inalcanzables para el resto de los mortales.
Yo, por desgracia, soy un ”juntador””de letras, no tengo tan alto nivel: al igual que la mayoría los que han decidido entretenerse con lo escrito hasta ahora, pertenezco a aquéllos que nos hartamos de oír sin entender, a aquéllos que sabemos demasiado bien que se pueden unir frases sin sentido que conformen una melodía amena pero vacía, carente de significado (por ejemplo, ahora, que ya van trescientas palabras y aún no he dicho nada).
Enfrente está el que se dice sabio, que no siempre lo es, y que hoy en día parece aliado con el enemigo: poderoso manipulador que sabe que un bostezo suyo llena más páginas digitales o de papel que cualquier razón y corazón expresados. Gente pública a la que la posición otorga el derecho no conquistado de la verdad sobre las cosas: malos políticos y sus meretrices de lujo que abren la boca y afilan su pluma, aunque la sandez domine su oratoria y su prosa. Qué nadie se ofenda, que no es esa la intención. Lo que ocurre es que la objetividad en la información ha palmado a causa del estrés político y de la afinidad económica, confundiendo la opinión con la noticia.
Dicho esto, que me buscará más enemigos que amigos, intentaré responder a la cuestión inicial, aquello de los dos grupos, con lo que mi limitado entender ordena. A saber. Yo lo veo así. Por un lado está el colectivo compuesto por el mentiroso, sus camaradas de fatigas y los juglares de sus cuentos, y por el otro lado aquél en el que nos integramos los que no nos creemos ya nada de nada, los que preferimos pensar con absoluta libertad, los que todavía no tenemos envenenada la voluntad. Que cada uno se afilie al que le apetezca, si ese es su deseo. Al fin y al cabo es casi una tontería, una pequeña diferencia semántica: o le pones precio a tus palabras o dejas que ella sean las que te pongan el precio.
Si la decisión es continuar en mi compañía, agradecimientos eternos, pues contar con alguien que comparta lo que uno pretende reflejar escribiendo es algo cuyo valor no se puede medir. Siempre, en el asunto de comunicar, el solista implora la complicidad de alguien noble y entendido que sepa y desee colaborar: el redactor, el disertador, nutre su vanidad con el aporte del batallón de pensantes, cuanto más numeroso mejor, que interviene en sus sentimientos. Es indefectiblemente en esta comunidad donde reside el aprecio con el que calibrar el tema a valorar: es la colectividad el que lo sitúa en el Olimpo o lo manda a pudrirse en el olvido más absoluto. Saber que a uno le escuchan, aunque no hable, hincha la yugular y alimenta el orgullo. La magia de las palabras y el poder que comunica el usarlas con maestría proporciona a aquél que las controla un placer de cotas inalcanzables para el resto de los mortales.
Yo, por desgracia, soy un ”juntador””de letras, no tengo tan alto nivel: al igual que la mayoría los que han decidido entretenerse con lo escrito hasta ahora, pertenezco a aquéllos que nos hartamos de oír sin entender, a aquéllos que sabemos demasiado bien que se pueden unir frases sin sentido que conformen una melodía amena pero vacía, carente de significado (por ejemplo, ahora, que ya van trescientas palabras y aún no he dicho nada).
Enfrente está el que se dice sabio, que no siempre lo es, y que hoy en día parece aliado con el enemigo: poderoso manipulador que sabe que un bostezo suyo llena más páginas digitales o de papel que cualquier razón y corazón expresados. Gente pública a la que la posición otorga el derecho no conquistado de la verdad sobre las cosas: malos políticos y sus meretrices de lujo que abren la boca y afilan su pluma, aunque la sandez domine su oratoria y su prosa. Qué nadie se ofenda, que no es esa la intención. Lo que ocurre es que la objetividad en la información ha palmado a causa del estrés político y de la afinidad económica, confundiendo la opinión con la noticia.
Dicho esto, que me buscará más enemigos que amigos, intentaré responder a la cuestión inicial, aquello de los dos grupos, con lo que mi limitado entender ordena. A saber. Yo lo veo así. Por un lado está el colectivo compuesto por el mentiroso, sus camaradas de fatigas y los juglares de sus cuentos, y por el otro lado aquél en el que nos integramos los que no nos creemos ya nada de nada, los que preferimos pensar con absoluta libertad, los que todavía no tenemos envenenada la voluntad. Que cada uno se afilie al que le apetezca, si ese es su deseo. Al fin y al cabo es casi una tontería, una pequeña diferencia semántica: o le pones precio a tus palabras o dejas que ella sean las que te pongan el precio.
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viernes, 15 de octubre de 2010
Encima habrá que alegrarse
El Ejecutivo de Zapatero ha firmado con el PNV y Coalición Canaria un acuerdo de estabilidad que va a permitir, si la cordura no lo impide, que el presidente actual del desgobierno acabe la legislatura. Estabilidad económica, política e institucional dicen que va a proporcionar el acuerdo. Estabilidad. ¿Para quién? ¿Para los mismos que han desestabilizado hasta derribar el estado de bienestar? ¿Para aquellos malos profesionales que no han sabido guardar cuando había y que ahora escarban donde no hay? ¿Para los impresentables que nos han hecho retroceder varios lustros en nuestro desarrollo social y económico? ¿Para los ineptos que basan sus proyectos en la suerte cuando éstos no son ordenados e impuestos desde los socios de la Unión? Porque no será para muchos españoles que la buscan en el empleo, en el trabajo digno y justamente remunerado, en la protección social, en una jubilación decente y suficiente, etc.
Esta porquería es lo que me hace renegar de muchos políticos y del sistema que tienen montado. Todos tienen un precio, todos son piezas codiciosas propensas a ser compradas, a obtener un beneficio a cualquier coste. Los representantes de cuatrocientos sesenta mil españoles, de los cuales el veinte por ciento está en el paro, han visto la posibilidad de conseguir para sus territorios traspasos, transferencias, dinero en definitiva, y no han perdido la oportunidad. Lo que ocurra después al resto del Estado les importa un comino. En esta España de sálvese el que pueda, en la que la solidaridad directamente no existe y en la que la división es una realidad tangible, PNV y CC han decidido llevárselo fresco antes de que se pudriese o de que algún que otro espabilado se les adelantase en el reparto (¿reparto de qué?).
Se puede llegar a entender, que no compartir, la idea de que la ocasión es propicia para los nacionalistas vascos, y no deben desperdiciarla. Incluso asumir como en cierto modo razonable que los canarios aprovechasen la coyuntura. Pero que nos sigan tomando por tontos es intolerable. Si quieren y ven provechoso, que lo es para ellos, el pactar con aquél que está destruyendo el país, convirtiéndose de esta forma en cómplices, que lo hagan. Pero que se dejen de decir sandeces y de intentar timarnos y engañarnos con el asunto. Los señores Alonso, parte contratante de la primera parte, y Urkullu, parte contratante de la parte contratante de la primera parte deben por conciencia y dignidad dejar de vender el acuerdo como si de la piedra filosofal se tratase.
Manifestar que es “satisfactorio para todo el mundo” es además de estúpido, mentira, y atreverse a mentar la estabilidad en una España concursal y desempleada es una temeridad y una ofensa, señor Alonso. Por su parte, señor Urkullu, disimule usted un poco y no se recochinee con lo de la “puerta a un nuevo tiempo político” porque dicha puerta se va a abrir sólo para usted que va a pasar, si me permite que se lo diga, de no pintar nada a cortar el bacalao. El resto continuaremos en el mismo pozo en el que nos hallamos.
En conclusión, pacten y pacten, encámense y retocen juntos hasta al apocalipsis final si es ese su deseo. Pero dejen de insultarnos. Guárdense sus alegrías para ustedes y aparquen las chorradas, que no está el horno para bollos. Y si no lo entienden, quizás con un ejemplo lo vean más clarito. La situación es idéntica al reparto de una herencia, en la que dos de los hermanos se llevan lo que le quedaba al muerto y el resto a mirar el palomo. Aquí el difunto se llama España. Entenderán pues que desde la ruina no se les aplauda su bonanza. Porca miseria.
Esta porquería es lo que me hace renegar de muchos políticos y del sistema que tienen montado. Todos tienen un precio, todos son piezas codiciosas propensas a ser compradas, a obtener un beneficio a cualquier coste. Los representantes de cuatrocientos sesenta mil españoles, de los cuales el veinte por ciento está en el paro, han visto la posibilidad de conseguir para sus territorios traspasos, transferencias, dinero en definitiva, y no han perdido la oportunidad. Lo que ocurra después al resto del Estado les importa un comino. En esta España de sálvese el que pueda, en la que la solidaridad directamente no existe y en la que la división es una realidad tangible, PNV y CC han decidido llevárselo fresco antes de que se pudriese o de que algún que otro espabilado se les adelantase en el reparto (¿reparto de qué?).
Se puede llegar a entender, que no compartir, la idea de que la ocasión es propicia para los nacionalistas vascos, y no deben desperdiciarla. Incluso asumir como en cierto modo razonable que los canarios aprovechasen la coyuntura. Pero que nos sigan tomando por tontos es intolerable. Si quieren y ven provechoso, que lo es para ellos, el pactar con aquél que está destruyendo el país, convirtiéndose de esta forma en cómplices, que lo hagan. Pero que se dejen de decir sandeces y de intentar timarnos y engañarnos con el asunto. Los señores Alonso, parte contratante de la primera parte, y Urkullu, parte contratante de la parte contratante de la primera parte deben por conciencia y dignidad dejar de vender el acuerdo como si de la piedra filosofal se tratase.
Manifestar que es “satisfactorio para todo el mundo” es además de estúpido, mentira, y atreverse a mentar la estabilidad en una España concursal y desempleada es una temeridad y una ofensa, señor Alonso. Por su parte, señor Urkullu, disimule usted un poco y no se recochinee con lo de la “puerta a un nuevo tiempo político” porque dicha puerta se va a abrir sólo para usted que va a pasar, si me permite que se lo diga, de no pintar nada a cortar el bacalao. El resto continuaremos en el mismo pozo en el que nos hallamos.
En conclusión, pacten y pacten, encámense y retocen juntos hasta al apocalipsis final si es ese su deseo. Pero dejen de insultarnos. Guárdense sus alegrías para ustedes y aparquen las chorradas, que no está el horno para bollos. Y si no lo entienden, quizás con un ejemplo lo vean más clarito. La situación es idéntica al reparto de una herencia, en la que dos de los hermanos se llevan lo que le quedaba al muerto y el resto a mirar el palomo. Aquí el difunto se llama España. Entenderán pues que desde la ruina no se les aplauda su bonanza. Porca miseria.
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Me muero de ganas
No sé yo si al que lea estas líneas le corre por el cuerpo el mismo gusanillo que a mí. De apetitosa obligación se está convirtiendo casi en obsesión. Y es que no consigo quitarme de encima el deseo enfermizo, el arrebatador anhelo, el democrático afán de acudir a votar. Tan sencillo como es mostrar el carnet de identidad e introducir un sobre en una urna, me enloquece el tener que esperar a que llegue ese momento. Y dado que no quiero perder la razón mientras aguardo la oportunidad, gustoso y humilde le pido al PNV y a CC que no se transformen en socios del desgobierno económico y social que arruina el país. Me imagino que esta solicitud caerá por el mismo agujero del saco roto por el que se despeñan el tercio de las familias españolas que ya han tomado al asalto el castillo donde moran el desempleo absoluto y la miseria. Ahora hay que aprovechar que el que manda vendería su alma, si la tuviese, con tal de mantenerse en el poder: una excelente ocasión para obtener concesiones, aunque sea a costa de la salvación del Estado. Y es difícil negarse el pan a uno mismo cuando el cocinero te lo regala junto a un menú completo. Pero sería un gesto de responsabilidad, un alarde de solidaridad y una demostración de categoría política el no ceder a la tentación, propiciando así que todos, absolutamente todos disfrutásemos del derecho a expresarnos con libertad. Siento, estoy convencido, de que ejercer la soberanía es una de las últimas armas que nos quedan para salir de ésta.
Luego, ya veríamos a quién votar, en quién depositar nuestra confianza para que nos sacase del atolladero. Y si nadie nos convence, votar en blanco, votar nulo, introducir en el sobre una foto de familia o el número de la carnicería, escribir el propio nombre y votarse a uno mismo, lo que sea, pero votar. Yo, por mi parte, no tengo ni idea de cuál será la opción que elegiré. Pero como masoquista no soy, y desde el respeto al que sí que lo sea, lo que no me ofrece duda alguna es a quién no voy a votar. Ni muerto.
Luego, ya veríamos a quién votar, en quién depositar nuestra confianza para que nos sacase del atolladero. Y si nadie nos convence, votar en blanco, votar nulo, introducir en el sobre una foto de familia o el número de la carnicería, escribir el propio nombre y votarse a uno mismo, lo que sea, pero votar. Yo, por mi parte, no tengo ni idea de cuál será la opción que elegiré. Pero como masoquista no soy, y desde el respeto al que sí que lo sea, lo que no me ofrece duda alguna es a quién no voy a votar. Ni muerto.
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jueves, 14 de octubre de 2010
Un pueblo vergonzoso
Bien. Somos un pueblo maleducado, grosero e insensible, que continuamente demuestra su vergonzoso proceder. No tenemos ni perdón ni formación, no respetamos ni lo más sagrado, deberíamos salir a la calle con bozal y, como borregos sumisos, comulgar con todas las piedras de molino que nos obligan a engullir a destajo. Dado nuestro carácter reaccionario y vulgar, lo más aconsejable es que obedezcamos siempre al guión que establezca el mandamás de turno sin salirnos ni una letra bajo amenaza de sanción y/o condena. Entonces, y sólo entonces, seremos merecedores de consideración por parte de la justa, comedida y gloriosa clase política gobernante, grupo rector que se desvive por nosotros y que es digno receptor de loas y salves por lo majestuoso de su ejecución pública.
Esto es lo que se desprende de las manifestaciones post-abucheos de los miembros de la cúpula socialista. Es tal su determinación para reprimir a los ciudadanos que van a proponer un cambio en el protocolo del desfile del día de la fiesta nacional. El objetivo, por mucho que lo disfracen, no es otro que el de limitar la libertad de expresión y así proteger al jefe de las iras de los españoles. Uno de ellos lo ha definido muy bien cuando ha afirmado que en ningún país del mundo se produciría algo parecido a lo acontecido contra Zapatero, que no contra los caídos por España. Tiene toda la razón: sólo aquí puede darse el caso de que un desastroso presidente y su nefasta cohorte de ministros continúe gobernando después del galimatías social y la hecatombe económica que han provocado. Tenemos lo que tenemos porque no hemos sabido reaccionar en su momento, porque nos hemos convertido en un pueblo dócil y acomodado que empujado por la necesidad ha olvidado su orgullo.
Pero en fin, el año que viene aquellos que asistan al desfile, si las circunstancias sociales y políticas son similares y siguen los mismos lobos al frente del rebaño, ya saben lo que les espera. Esparadrapo en la boca y a recitar lo que la madre superiora ordene. Y al que no lo haga, chivatos pondrá Carmen Chacón para que sea delatado y quién sabe si fichado… Esto sí que es de vergüenza, señor Bono. Esto sí.
Esto es lo que se desprende de las manifestaciones post-abucheos de los miembros de la cúpula socialista. Es tal su determinación para reprimir a los ciudadanos que van a proponer un cambio en el protocolo del desfile del día de la fiesta nacional. El objetivo, por mucho que lo disfracen, no es otro que el de limitar la libertad de expresión y así proteger al jefe de las iras de los españoles. Uno de ellos lo ha definido muy bien cuando ha afirmado que en ningún país del mundo se produciría algo parecido a lo acontecido contra Zapatero, que no contra los caídos por España. Tiene toda la razón: sólo aquí puede darse el caso de que un desastroso presidente y su nefasta cohorte de ministros continúe gobernando después del galimatías social y la hecatombe económica que han provocado. Tenemos lo que tenemos porque no hemos sabido reaccionar en su momento, porque nos hemos convertido en un pueblo dócil y acomodado que empujado por la necesidad ha olvidado su orgullo.
Pero en fin, el año que viene aquellos que asistan al desfile, si las circunstancias sociales y políticas son similares y siguen los mismos lobos al frente del rebaño, ya saben lo que les espera. Esparadrapo en la boca y a recitar lo que la madre superiora ordene. Y al que no lo haga, chivatos pondrá Carmen Chacón para que sea delatado y quién sabe si fichado… Esto sí que es de vergüenza, señor Bono. Esto sí.
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Abucheando que es gerundio
Se abucheó a Zapatero, como era de esperar. No se trata de algo nuevo, es una consecuencia lógica a su desgobierno. Debería estar acostumbrado o, sino es así, irse haciendo a la idea de que esto es lo que le aguarda hasta que desaparezca de los mandos del Estado. Se le gritará vaya a donde vaya, haga lo que haga, hasta las máquinas de tabaco pedirán su dimisión. Quizás ésta sea la única forma de que el sordo se cure, empiece a escuchar y responda con dignidad a la mayoritaria demanda de lo sociedad española.
El momento puede que no fuese el oportuno y le ha proporcionado una excusa a Zapatero y los suyos para fortalecer su posición ante lo que denomina extrema derecha fascista, organizada para hacerle daño. Una conjura, vamos. Sin espontaneidad, sin motivación: sólo un guión de los fachas que quieren destruir el Estado, algo orquestado por los mismos franquistas de los que habla su camarada Chávez. No es un ataque contra su persona, no. Es un asalto a la democracia, una ofensiva contra la izquierda, tan bien representada por su equilibrada figura. Los tiene de madera, comida por la carcoma, pero de madera. Es un genio dándole la vuelta a las cosas. Eso sí que sabe hacerlo. Gobernar no.
Nuestro monarca y el sucesor a la Corona han expresado su malestar. Pero, como todo en la vida, también se puede interpretar según gustos. Lo que por un lado te venden como enojo contra los facciosos alborotadores, por otro los hay que piensan que es un toque de atención para Zapatero, un “ya te vale, que hasta en esto tenemos que soportar las consecuencias de tu política”.
Una cosa quiero decir, y es personal. Yo, particularmente, voy a abuchear al presidente a la más mínima oportunidad, voy a presionar con el pataleo si es necesario contra la ejecución política del gobierno actual, voy a gritar y gritar mientras se mantengan las cuerdas vocales y no voy a descansar hasta que le pierda de vista. Y todo esto lo voy a hacer no por facha, no por reaccionario, no. Lo voy a hacer porque me preocupa el presente y el futuro mío y de los míos, porque estoy cansado de que me mientan, porque me he hartado de que con el fruto de mi trabajo gente incapaz e inepta deshaga a su capricho y porque, ateniéndome a mi libertad de expresarme, me da la realísima gana. Y así será hasta que, como muy lejano, se llegue a las urnas. Eso sí, cada vez que le diga algo, procuraré argumentarlo, ya que motivos para exigir democráticamente su dimisión, haberlos, los hay a toneladas. Sin otro particular, sólo me queda expresar mi más cordial bronca y mi más sonora pita, silba, desaprobación o protesta, que todo es lo mismo, contra José Luis Rodríguez Zapatero.
El momento puede que no fuese el oportuno y le ha proporcionado una excusa a Zapatero y los suyos para fortalecer su posición ante lo que denomina extrema derecha fascista, organizada para hacerle daño. Una conjura, vamos. Sin espontaneidad, sin motivación: sólo un guión de los fachas que quieren destruir el Estado, algo orquestado por los mismos franquistas de los que habla su camarada Chávez. No es un ataque contra su persona, no. Es un asalto a la democracia, una ofensiva contra la izquierda, tan bien representada por su equilibrada figura. Los tiene de madera, comida por la carcoma, pero de madera. Es un genio dándole la vuelta a las cosas. Eso sí que sabe hacerlo. Gobernar no.
Nuestro monarca y el sucesor a la Corona han expresado su malestar. Pero, como todo en la vida, también se puede interpretar según gustos. Lo que por un lado te venden como enojo contra los facciosos alborotadores, por otro los hay que piensan que es un toque de atención para Zapatero, un “ya te vale, que hasta en esto tenemos que soportar las consecuencias de tu política”.
Una cosa quiero decir, y es personal. Yo, particularmente, voy a abuchear al presidente a la más mínima oportunidad, voy a presionar con el pataleo si es necesario contra la ejecución política del gobierno actual, voy a gritar y gritar mientras se mantengan las cuerdas vocales y no voy a descansar hasta que le pierda de vista. Y todo esto lo voy a hacer no por facha, no por reaccionario, no. Lo voy a hacer porque me preocupa el presente y el futuro mío y de los míos, porque estoy cansado de que me mientan, porque me he hartado de que con el fruto de mi trabajo gente incapaz e inepta deshaga a su capricho y porque, ateniéndome a mi libertad de expresarme, me da la realísima gana. Y así será hasta que, como muy lejano, se llegue a las urnas. Eso sí, cada vez que le diga algo, procuraré argumentarlo, ya que motivos para exigir democráticamente su dimisión, haberlos, los hay a toneladas. Sin otro particular, sólo me queda expresar mi más cordial bronca y mi más sonora pita, silba, desaprobación o protesta, que todo es lo mismo, contra José Luis Rodríguez Zapatero.
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Los pobres de Europa
Vamos por partes, que la historia tiene su aquél. En el Newsweek, un geógrafo estadounidense que responde al nombre de Joel Kotkin ha diseñado un nuevo orden mundial, destrozando el actual sistema de fronteras y nacionalidades y centrándose en una distribución geopolítica que responda a criterios económicos y de desarrollo. Ésta se basa en la defunción de los límites conocidos hasta hoy por considerarlos inútiles e ineficaces, para establecer un nuevo mapa que refleje el presente y el futuro de las naciones. Anima a plantearse la ordenación del mundo, olvidando las motivaciones políticas que originaron la estructuración de los países tal y como son hoy en día. Resumiendo grosso modo, el geógrafo plantea dividir el mundo en diecinueve grupos muy diferenciados, cuya cohesión interna responda a la afinidad y no a la geografía, aparcando para mejor ocasión criterios como raza, religión, historia y cultura.
Y En esto, España sale mal parada porque el nuevo mapa la sitúa en lo que Kotkin denomina "repúblicas de la aceituna", junto a países de la periferia pobre del sur de Europa y la cuenca mediterránea: Grecia, Portugal, Italia, Croacia, Kosovo, Macedonia, Montenegro, Eslovenia y Bulgaria. Ahí es nada. De futura gran potencia mundial a tierra de aceituna y vino, alejada de la prosperidad que se supone a otros estados motores de la economía europea, los mismos que antaño controlaron el comercio, allá por la Edad Media. Todo un avance. Aquí, Alemania, los Países Bajos y los nórdicos van a ser los amos. Nosotros, con nuestros socios olivareros y viticultores, tenemos las tasa de pobreza dos veces más altas que los vecinos del Norte, y las de empleo entre un diez y un veinte por ciento inferiores. Además, nuestras deudas públicas son enormes en comparación, mientras nuestros niveles de ahorro, educación e innovación tecnológica rozan el ridículo.
Yo no sé qué credibilidad tienen las afirmaciones del investigador. Lo que sí que tengo claro clarete es que todas estas consideraciones vuelven a dejar a España a la altura del betún. La imagen exterior del país no difiere mucho de la interior. Parece que ya no existe la marcha atrás, que ya no nos van a dar otra oportunidad para mejorar. Todo indica que con estos pastores nuestro destino se acerca más al negro que al gris, que nuestros rectores han colaborado con su incapacidad, sino han sido los artífices, en hundir la nave.
Al margen de simpatías políticas, de afinidades ideológicas, lo único evidente en todo esto es que o cambiamos de directores o retrocederemos una intemerata en la carrera por el bienestar, la igualdad y equilibrio social y económico. Por nuestro bien presente y por nuestro futuro, que se vayan con viento fresco. No hay otra. Y el que no lo quiera ver, tiene la ceguera por castigo.
Y En esto, España sale mal parada porque el nuevo mapa la sitúa en lo que Kotkin denomina "repúblicas de la aceituna", junto a países de la periferia pobre del sur de Europa y la cuenca mediterránea: Grecia, Portugal, Italia, Croacia, Kosovo, Macedonia, Montenegro, Eslovenia y Bulgaria. Ahí es nada. De futura gran potencia mundial a tierra de aceituna y vino, alejada de la prosperidad que se supone a otros estados motores de la economía europea, los mismos que antaño controlaron el comercio, allá por la Edad Media. Todo un avance. Aquí, Alemania, los Países Bajos y los nórdicos van a ser los amos. Nosotros, con nuestros socios olivareros y viticultores, tenemos las tasa de pobreza dos veces más altas que los vecinos del Norte, y las de empleo entre un diez y un veinte por ciento inferiores. Además, nuestras deudas públicas son enormes en comparación, mientras nuestros niveles de ahorro, educación e innovación tecnológica rozan el ridículo.
Yo no sé qué credibilidad tienen las afirmaciones del investigador. Lo que sí que tengo claro clarete es que todas estas consideraciones vuelven a dejar a España a la altura del betún. La imagen exterior del país no difiere mucho de la interior. Parece que ya no existe la marcha atrás, que ya no nos van a dar otra oportunidad para mejorar. Todo indica que con estos pastores nuestro destino se acerca más al negro que al gris, que nuestros rectores han colaborado con su incapacidad, sino han sido los artífices, en hundir la nave.
Al margen de simpatías políticas, de afinidades ideológicas, lo único evidente en todo esto es que o cambiamos de directores o retrocederemos una intemerata en la carrera por el bienestar, la igualdad y equilibrio social y económico. Por nuestro bien presente y por nuestro futuro, que se vayan con viento fresco. No hay otra. Y el que no lo quiera ver, tiene la ceguera por castigo.
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martes, 12 de octubre de 2010
Música de viento el 12 de octubre
El coro de pitos y silbidos de la Guardia Civil obsequió a Rubalcaba con un preámbulo de lo que le puede esperar al presidente del gobierno y los miembros del mismo que asistan junto a él al desfile del día doce de octubre. Podrá mirar hacia otro lado, como casi siempre, y disimulando, disimulando, aparentar que la cosa no va con él. Luego ya se encargará de decir que las protestas son normales, que no hay que darles más importancia ya que provienen de un reducido número de asistentes del público, seguramente pertenecientes todos al entramado de una conspiración fascista contra la democracia. Y, después, a seguir como si tal cosa. Por un oído entra y por el otro sale.
Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado están de la política de Zapatero hasta el gorro (algunos, hasta el chapiri). Aguantan carros y carretas, más de lo que jamás en la historia de éste nuestro país han soportado, y cierran filas en torno al monarca español y al sistema democrático. Ojalá duren así mucho tiempo, dejándose avasallar por políticos incapaces de ver más allá de sus propios intereses, y mostrando su disconformidad sólo con música de viento. Ir más lejos de esto serían palabras mayores, y asustan un poco. Los militares españoles no quieren líos, aunque algunos ya consideren que les están faltando el respeto en demasía. Miedo da
Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado están de la política de Zapatero hasta el gorro (algunos, hasta el chapiri). Aguantan carros y carretas, más de lo que jamás en la historia de éste nuestro país han soportado, y cierran filas en torno al monarca español y al sistema democrático. Ojalá duren así mucho tiempo, dejándose avasallar por políticos incapaces de ver más allá de sus propios intereses, y mostrando su disconformidad sólo con música de viento. Ir más lejos de esto serían palabras mayores, y asustan un poco. Los militares españoles no quieren líos, aunque algunos ya consideren que les están faltando el respeto en demasía. Miedo da
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Rebelión a bordo
Se rompe. Guardar las apariencias y parecer unidos es la consigna dada para y por los actuales dirigentes del PSOE. Pero la realidad es otra. Mientras Leire Pajín asegura que “todo el partido quiere que Zapatero vuelva a repetir como candidato”, los movimientos internos, las manifestaciones de pesos pesados como Guerra y Barrera, las disensiones en Canarias, los enfrentamientos en la Comunidad Valenciana entre Alarte y Barceló y las ya numerosas voces disonantes con la melodía impuesta por el actual aparato, indican con claridad que aires de renovación soplan cada vez más fuertes en el socialismo español.
Provienen de todos los estamentos de la formación, desde las juventudes y las bases, pasando por los más veteranos y terminando con muchos que hasta hace bien poco callaban por respeto y/o temor. Los más cercanos al presidente ya han lanzado la operación de marketing para mostrar un partido fuerte, cohesionado bajo el mando de un mismo capitán. Pero, lo único realmente cierto es que existe un conato de motín a bordo, una rebelión democrática que amenaza, y mucho, con expulsar al señor feudal y su corte de sus dominios. Ni Blanco, ni de la Vega, ni Chaves ni Pajín pueden controlarlo, aunque por la cuenta que les trae lo van a intentar de todas las maneras. Creo que ya no engañan a nadie. Soplan aires nuevos: veremos si huelen a rancio o son frescos y sanos.
Provienen de todos los estamentos de la formación, desde las juventudes y las bases, pasando por los más veteranos y terminando con muchos que hasta hace bien poco callaban por respeto y/o temor. Los más cercanos al presidente ya han lanzado la operación de marketing para mostrar un partido fuerte, cohesionado bajo el mando de un mismo capitán. Pero, lo único realmente cierto es que existe un conato de motín a bordo, una rebelión democrática que amenaza, y mucho, con expulsar al señor feudal y su corte de sus dominios. Ni Blanco, ni de la Vega, ni Chaves ni Pajín pueden controlarlo, aunque por la cuenta que les trae lo van a intentar de todas las maneras. Creo que ya no engañan a nadie. Soplan aires nuevos: veremos si huelen a rancio o son frescos y sanos.
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Suprimir la fiesta nacional
Hay que eliminar la fiesta nacional. No. No me refiero a los toros. Eso ya está en camino de desintegrarse por obra y gracia de intereses políticos. Tampoco hablo del noble arte de pegar un cabezada después de comer aunque algunos, como decía Cela, hagan siestas de pijama y orinal. Envidia cochina que les tengo. No se trata de suprimir la sana costumbre del tapeo y la caña, el que pueda permitírselo, ni el buen hábito de algunos sábados, sabadetes, que los cuerpos no están para mucho más. No van por ahí los tiros.
El objetivo de esta iniciativa es cepillarse de un plumazo el doce de octubre, no vayan a molestarse las distintas nacionalidades que jalonan el territorio español. Le quitamos unas gradas este año, el que viene unas cuantas más, al siguiente, el que quiera sentarse que se traiga la silla de casa, al otro, en vez de desfilar por una avenida, que recorran alguna travesía que no incordie tanto el tráfico y así, recorte tras recorte, en unos quince años el que quiera asistir a la representación, que avise por escrito: se le envían por correo un par de capítulos de Águila Roja con una foto dedicada del rey que gobierne por entonces, que supuestamente será Felipe tropecientos, que he perdido la cuenta de cuántos hay ya en la historia, y ya está. Para qué más.
Eso sí. Tiene que seguir siendo festivo, que tampoco hay que ser tan estrictos con el tema. Se le cambia el lema, el motivo y ya está, miel sobre hojuelas. En vez del arcaico” Día de la Hispanidad”, llamarlo “Día de las múltiples e independientes naciones que seccionan graciosamente una pequeña península que se odia de norte a sur” o algo por el estilo. Se admiten sugerencias a la estupidez.
El objetivo de esta iniciativa es cepillarse de un plumazo el doce de octubre, no vayan a molestarse las distintas nacionalidades que jalonan el territorio español. Le quitamos unas gradas este año, el que viene unas cuantas más, al siguiente, el que quiera sentarse que se traiga la silla de casa, al otro, en vez de desfilar por una avenida, que recorran alguna travesía que no incordie tanto el tráfico y así, recorte tras recorte, en unos quince años el que quiera asistir a la representación, que avise por escrito: se le envían por correo un par de capítulos de Águila Roja con una foto dedicada del rey que gobierne por entonces, que supuestamente será Felipe tropecientos, que he perdido la cuenta de cuántos hay ya en la historia, y ya está. Para qué más.
Eso sí. Tiene que seguir siendo festivo, que tampoco hay que ser tan estrictos con el tema. Se le cambia el lema, el motivo y ya está, miel sobre hojuelas. En vez del arcaico” Día de la Hispanidad”, llamarlo “Día de las múltiples e independientes naciones que seccionan graciosamente una pequeña península que se odia de norte a sur” o algo por el estilo. Se admiten sugerencias a la estupidez.
Alto y claro
Ahora no admite interpretaciones. Dentro del PSOE hay una corriente contraria al Presidente del Gobierno y sus adláteres que, salvo sorpresa mayúscula, va a dinamitar el zapaterismo a no muy tardar, eliminando a aquéllos que se han cargado el país y que han destruido el partido. Lo ha dicho directo, a los ojos, sin esconderse, arropado por su posición dentro de la formación de Ferraz y por su peso político. No tienen marcha atrás sus palabras, no es una simple reprimenda: el aviso va en serio. Se han hartado del jefe, ya no aguantan más, están saturados de incongruencias y traiciones y temen, no sin motivos, que, o paran en seco a don José Luis y su santa compaña, los Blanco, de la Vega, Pajín y compañía, o pueden empezar a celebrar los funerales por el socialismo. Y él, Alfonso Guerra, que con el que puedes simpatizar o bien profesarle el odio más profundo, tiene la autoridad suficiente como para coser a puñetazos la mesa y decirle a la cara, clarito, clarito, clarito, que vaya haciendo las maletas o le fabrican a él y los suyos los ataúdes políticos.
El post-zapaterismo es un hecho, para gloria y salvación de la economía española y, por ende, de los españoles. Si eliminas el virus te curas. En el PSOE saben que es seguro que Rajoy ganaría unas elecciones, anticipadas o no, y quieren evitarlo. Les queda poco tiempo y el daño infringido es colosal. Lo único que permitiría respirar todavía a Rodríguez Zapatero sería ganar en Cataluña, pero, además de improbable, constituiría pan para hoy y hambre para mañana. Así que mejor nominarle y expulsarle. Guerra le ha dado el mensaje: ahora falta que el receptor lo entienda o continúe haciéndose el sueco. Por la pinta, parece que ni con agua hirviendo: pero puede que esta vez gane la razón, aunque ésta venga de un dinosaurio, y, de verdad de la buena, perdamos de vista al capitán Tan, Locomotoro, Valentina y demás chiripitifláuticos.
No caerá esa breva.
El post-zapaterismo es un hecho, para gloria y salvación de la economía española y, por ende, de los españoles. Si eliminas el virus te curas. En el PSOE saben que es seguro que Rajoy ganaría unas elecciones, anticipadas o no, y quieren evitarlo. Les queda poco tiempo y el daño infringido es colosal. Lo único que permitiría respirar todavía a Rodríguez Zapatero sería ganar en Cataluña, pero, además de improbable, constituiría pan para hoy y hambre para mañana. Así que mejor nominarle y expulsarle. Guerra le ha dado el mensaje: ahora falta que el receptor lo entienda o continúe haciéndose el sueco. Por la pinta, parece que ni con agua hirviendo: pero puede que esta vez gane la razón, aunque ésta venga de un dinosaurio, y, de verdad de la buena, perdamos de vista al capitán Tan, Locomotoro, Valentina y demás chiripitifláuticos.
No caerá esa breva.
No le cojo una
No está muy afortunado el hombre últimamente. Lo de la otra noche en Telecinco es para estudiarlo con detenimiento y afición, previa ingestión de un par de tranquilizantes no sea que le dé a la aorta por reventar. En sus manifestaciones hay tanto donde meter mano y tan poco donde sacar algo útil, que no sabe uno cómo empezar.
Resulta que tras la marcha del nefasto Corbacho, al que venga a sustituirle como Ministro de Trabajo el presidente Zapatero le va a pedir hacer un cambio en profundidad pensando en los desempleados, porque a su parecer no tienen la atención suficiente y se puede hacer mucho más por cada uno de ellos. Textual. Y se queda tan pancho y tan tranquilo. Entonces, por curiosidad, ¿qué fue lo que le pidió a Corbacho cuando lo ascendió a los altares? ¿Lucir guapo en las fotos?
¿Arruinar el país experimentando con los españoles? Porque ahora reconoce que tanto él como Celestino han estado haciendo el indio, que no han cumplido con su misión, que han destruido empleo a una velocidad desconocida hasta la fecha y que no han pensado en ningún momento en los parados. Igual es que ya me he vuelto tonto del todo y no entiendo el castellano. O igual es que este hombre ya ni se prepara las entrevistas ni piensa lo que dice. Bueno, esto último es más que habitual.
Afirma que no va a reducir el número de ministerios porque no se reduce ningún gasto, y porque hace falta ministros para defender los intereses de España en la UE y en el resto del mundo. Ahora, además de no comprender el castellano, tampoco sé sumar. Hace falta valor para asegurar esto sin que se le caiga la lengua a trozos. Lo que cuestan algunos ministerios y la inutilidad de los mismos es una información al alcance de cualquiera. Y si al frente se colocan personajes como los actuales, pues peor si cabe. Con estos mimbres, pocos capazos. Según Zapatero, España necesita interlocutores de peso para explicar en el exterior su política económica (y en el interior también, porque aquí tampoco sabemos de que va). Un simple funcionario no sirve porque el tema funciona así, tontos, que sois unos tontos. A ver si os enteráis: nos juntamos unos cuantos y destrozamos la vida del resto. Es el sistema que tenemos montado. Vosotros, a producir, votar y callar.
Luego asegura que sus compañeros del PSOE le han dado un apoyo espectacular, de lealtad permanente y de respaldo. Y se lo cree, el tío. Qué grande es. Viene de sufrir un palo en Madrid, de que Alfonso Guerra le lea la cartilla, de que dentro del partido ya se alcen voces de reprobación hacia su gestión, y parece que no se entera, o no quiere enterarse. Lo único espectacular que hay es la facilidad que tiene para manipular las cosas y, después de disfrazarlas, mentir y venderlas con un significado totalmente opuesto al original...
Mejor no continuar con esto. No vale la pena prestarle la más mínima atención. Lo único interesante que puede aportar ya Zapatero es la fecha en la que va a dimitir o, en su defecto, cuándo le van a tirar a la calle.
Lo demás son ganas de sufrir.
Resulta que tras la marcha del nefasto Corbacho, al que venga a sustituirle como Ministro de Trabajo el presidente Zapatero le va a pedir hacer un cambio en profundidad pensando en los desempleados, porque a su parecer no tienen la atención suficiente y se puede hacer mucho más por cada uno de ellos. Textual. Y se queda tan pancho y tan tranquilo. Entonces, por curiosidad, ¿qué fue lo que le pidió a Corbacho cuando lo ascendió a los altares? ¿Lucir guapo en las fotos?
¿Arruinar el país experimentando con los españoles? Porque ahora reconoce que tanto él como Celestino han estado haciendo el indio, que no han cumplido con su misión, que han destruido empleo a una velocidad desconocida hasta la fecha y que no han pensado en ningún momento en los parados. Igual es que ya me he vuelto tonto del todo y no entiendo el castellano. O igual es que este hombre ya ni se prepara las entrevistas ni piensa lo que dice. Bueno, esto último es más que habitual.
Afirma que no va a reducir el número de ministerios porque no se reduce ningún gasto, y porque hace falta ministros para defender los intereses de España en la UE y en el resto del mundo. Ahora, además de no comprender el castellano, tampoco sé sumar. Hace falta valor para asegurar esto sin que se le caiga la lengua a trozos. Lo que cuestan algunos ministerios y la inutilidad de los mismos es una información al alcance de cualquiera. Y si al frente se colocan personajes como los actuales, pues peor si cabe. Con estos mimbres, pocos capazos. Según Zapatero, España necesita interlocutores de peso para explicar en el exterior su política económica (y en el interior también, porque aquí tampoco sabemos de que va). Un simple funcionario no sirve porque el tema funciona así, tontos, que sois unos tontos. A ver si os enteráis: nos juntamos unos cuantos y destrozamos la vida del resto. Es el sistema que tenemos montado. Vosotros, a producir, votar y callar.
Luego asegura que sus compañeros del PSOE le han dado un apoyo espectacular, de lealtad permanente y de respaldo. Y se lo cree, el tío. Qué grande es. Viene de sufrir un palo en Madrid, de que Alfonso Guerra le lea la cartilla, de que dentro del partido ya se alcen voces de reprobación hacia su gestión, y parece que no se entera, o no quiere enterarse. Lo único espectacular que hay es la facilidad que tiene para manipular las cosas y, después de disfrazarlas, mentir y venderlas con un significado totalmente opuesto al original...
Mejor no continuar con esto. No vale la pena prestarle la más mínima atención. Lo único interesante que puede aportar ya Zapatero es la fecha en la que va a dimitir o, en su defecto, cuándo le van a tirar a la calle.
Lo demás son ganas de sufrir.
miércoles, 6 de octubre de 2010
¿Por qué no te callas?
El embajador de Venezuela en España, Julián Isaías Rodríguez Díaz, dice en rueda de prensa que su país tiene serias dudas de que las declaraciones de los etarras Atristain y Besance asegurando haber recibido formación en Venezuela por parte de sus compañeros de fatigas Cubillas y Ayestaran hayan sido ”totalmente voluntarias”. Después, dándose cuenta de la burrada manifestada, se mete en un jardín de interpretaciones y justificaciones con tal de lavar la ponzoña arrojada sobre justicia y fuerzas de seguridad españolas.
Acto seguido, el ladrón, que cree que todos son de su condición, se apresura a aclarar que ”Caracas no imputa ni soborno ni tortura” al Gobierno español. Se despacha con que la confesión pudo ser arrancada irregularmente y que de ser así no probaría nada, se sigue liando al hablar de estrategias jurídicas, da una clase magistral sobre el concepto filosófico de la palabra confesión y se excusa calificando sus palabras como conjeturas, apreciaciones teóricas.
Para rematar la bufonada, cuando se le llama al orden y se le solicitan explicaciones, el fenómeno bolivariano, derrochando desfachatez, culpa a la prensa por descontextualizar sus declaraciones con el objetivo de enfrentar a dos gobiernos amigos. Todavía con ganas de juerga, en un alarde de estupidez, continúa en sus trece y se vuelve a sumergir en un charco, llegando a insinuar el soborno. Un genio de la diplomacia mundial el compañero Rodríguez.
Pero calla, que aún hay más: la representación del astuto sujeto no finaliza aquí. Se da el gusto de sentirse ofendido porque creemos más a unos criminales que a un estado cooperante, y finaliza su diarrea mental dejando muy claro que en Venezuela no se ha entrenado, se entrena o se entrenará nadie de las FARC o de la ETA, faltaría más.
Madre mía, lo que hay que soportar en pos de unas buenas relaciones internacionales. Tragarnos embajadores como éste, sin poder decirles lo que de verdad sentimos, no sea que el polifacético revolucionario Chávez se nos cabree, es duro, muy duro. Hay que morderse la lengua y aguantarse. Digo yo que no todo debe ser tragar quina, que no estaría de más decirle que aquí tontos del todo no somos, que sabemos muy bien a quién protegen en Venezuela, que se dejen de chorradas y que finalicen su cooperación con los asesinos. Con esto, para empezar a hablar en serio, bastaría. Hasta entonces, embajador Rodríguez Díaz, ¿por qué no te callas?
Acto seguido, el ladrón, que cree que todos son de su condición, se apresura a aclarar que ”Caracas no imputa ni soborno ni tortura” al Gobierno español. Se despacha con que la confesión pudo ser arrancada irregularmente y que de ser así no probaría nada, se sigue liando al hablar de estrategias jurídicas, da una clase magistral sobre el concepto filosófico de la palabra confesión y se excusa calificando sus palabras como conjeturas, apreciaciones teóricas.
Para rematar la bufonada, cuando se le llama al orden y se le solicitan explicaciones, el fenómeno bolivariano, derrochando desfachatez, culpa a la prensa por descontextualizar sus declaraciones con el objetivo de enfrentar a dos gobiernos amigos. Todavía con ganas de juerga, en un alarde de estupidez, continúa en sus trece y se vuelve a sumergir en un charco, llegando a insinuar el soborno. Un genio de la diplomacia mundial el compañero Rodríguez.
Pero calla, que aún hay más: la representación del astuto sujeto no finaliza aquí. Se da el gusto de sentirse ofendido porque creemos más a unos criminales que a un estado cooperante, y finaliza su diarrea mental dejando muy claro que en Venezuela no se ha entrenado, se entrena o se entrenará nadie de las FARC o de la ETA, faltaría más.
Madre mía, lo que hay que soportar en pos de unas buenas relaciones internacionales. Tragarnos embajadores como éste, sin poder decirles lo que de verdad sentimos, no sea que el polifacético revolucionario Chávez se nos cabree, es duro, muy duro. Hay que morderse la lengua y aguantarse. Digo yo que no todo debe ser tragar quina, que no estaría de más decirle que aquí tontos del todo no somos, que sabemos muy bien a quién protegen en Venezuela, que se dejen de chorradas y que finalicen su cooperación con los asesinos. Con esto, para empezar a hablar en serio, bastaría. Hasta entonces, embajador Rodríguez Díaz, ¿por qué no te callas?
martes, 5 de octubre de 2010
Pongamos que hablo de Madrid
Es lo que toca. Y, además, apetece. Tomás Gómez le ha ganado a Rodríguez Zapatero la batalla de Madrid. Dicho así, parece que tiros y cañonazos hayan protagonizado este enfrentamiento primario. Y, quizás la realidad esté cerca de esta apreciación. Gómez es un grano doloroso que a pesar de ser atacado por todos los lados desde el aparato gobernante, y bombardeado por presiones, descalificaciones y menosprecios de variados colores, ha logrado plantarle cara a su dominante jefe, y democráticamente enseñarle la puerta por donde salir escopetado si se palma con nitidez en las elecciones catalanas. Jefe al que, además de encontrase saturado en demasía por efervescencias sociales y económicas externas, también le empieza a doler el cuerpo: alguien de dentro no le baila las gracias, osa oponerse a sus directrices y sale victorioso en el reto. El partido que controlaban entre él y sus pretorianos se ha quebrado en la capital, se ha partido en dos grupos incompatibles, con grandes diferencias entre ambos, por mucho que digan unos y otros. Para colmo, los capitanes socialistas, viendo cómo en Madrid Gómez y los suyos se han cepillado al candidato oficial, empiezan, y si no deberían empezar, a moverse inquietos en sus cargos, no les suceda algo similar en sus dominios. Si se presta atención a sus actuales susurros y algún que otro quejido, es fácil percatarse de que prefieren liquidar a un líder quemado antes de que el incendio les afecte. Es posible que el final del gobierno de Zapatero sea endógeno, que los suyos opten por abrirle una salida digna, si pueden. Ya que el presidente ha decidido soportar todos los palos y aguantar impertérrito y altanero los fracasos que le agobian y, por desgracia para los españoles, le agobiarán, la única esperanza de que el desgobierno actual desaparezca, dando opción a que le sustituya un grupo más capacitado, menos inepto, descansa en las voluntades de los que mandan en los intestinos del PSOE.
Esta es la interpretación lógica, tan evidente que parece preparada y estudiada, antinatural. Si se me permite, me desmarco de ella. Zapatero ya se sabe muerto y enterrado hace tiempo, y es consciente de que en su derrota arrastraría al PSOE generándole un daño irreparable. Destruiría el socialismo como concepto y como colectivo humano, apartándole casi definitivamente del poder. Ante esta tesitura, crea una figura nueva capaz de recuperar lo dormido, de mantener ilusiones y provocar esperanza, mientras por el otro camino se cubre los riñones con una representante de más de lo mismo. Gana siempre, pues ejerce de banca y jugador.
Soy escéptico en el asunto: creo que todo sigue un guión ya escrito, que no es más que un apaño, una jugada de alta política que busca el inmovilismo en las riendas. No me creo nada, nada, nada de lo que viene del Gobierno y desde la presidencia del mismo, aunque dudo que sean tan inteligentes como para maquinar esto. En verdad, es un lío en el que los que salen beneficiados son los que sienten en socialista, que pueden evitar que su partido se desintegre
Esta es la interpretación lógica, tan evidente que parece preparada y estudiada, antinatural. Si se me permite, me desmarco de ella. Zapatero ya se sabe muerto y enterrado hace tiempo, y es consciente de que en su derrota arrastraría al PSOE generándole un daño irreparable. Destruiría el socialismo como concepto y como colectivo humano, apartándole casi definitivamente del poder. Ante esta tesitura, crea una figura nueva capaz de recuperar lo dormido, de mantener ilusiones y provocar esperanza, mientras por el otro camino se cubre los riñones con una representante de más de lo mismo. Gana siempre, pues ejerce de banca y jugador.
Soy escéptico en el asunto: creo que todo sigue un guión ya escrito, que no es más que un apaño, una jugada de alta política que busca el inmovilismo en las riendas. No me creo nada, nada, nada de lo que viene del Gobierno y desde la presidencia del mismo, aunque dudo que sean tan inteligentes como para maquinar esto. En verdad, es un lío en el que los que salen beneficiados son los que sienten en socialista, que pueden evitar que su partido se desintegre
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Leire, sin más
Desde que el actual sistema democrático irrumpió en el país, generó sus normas y estableció la forma de gobierno que disfrutamos hoy en día, creo no equivocarme al asegurar que ningún dirigente ha provocado tanto desprecio como la múltiple asalariada Leire Pajín. La número tres del PSOE ha alcanzado, en virtud de no sé qué capacidades y conocimientos, unas cotas de control y poder absurdas e ilógicas en alguien de su categoría política. ¿Cuál es su función dentro de las estructuras de gobierno españolas? ¿Qué labores desempeña para merecer los montantes económicos que se lleva a casa todos los meses? ¿Qué méritos ha presentado para poder cortar el bacalao con la impunidad y el descaro con el que maneja el cuchillo? Es un elemento caro, tremendamente caro, e inútil, absolutamente inútil, además de totalmente prescindible. Es inconcebible su existencia dentro de una España amargada por los recortes sociales, exprimida por los ajustes económicos, y derrotada por el desempleo.
No simpatizo con Leire Pajín. Pero no es una aversión contra su persona: gracias a Dios tengo la suerte de no conocerla lo suficiente. Se trata de su figura política la que me produce repulsión, y no soy el único que participa de este sentimiento. Los que hemos accedido entre el asombro, el estupor y la indignación a las distintas informaciones públicas sobre las retribuciones salariales que recibe gustosa la señorita Pajín, compartimos rabia y crispación. Por decirlo suave, es indecoroso, indecente, indigno, insultante y vergonzoso que alguien como ella viva tan bien del esfuerzo de los demás. Te matas a trabajar, miras hacia arriba y la ves luciendo su desfachatez peloteando al peor presidente de la historia.
Mientras, por detrás, como de tonta no tiene un pelo, sabe cubrirse los riñones, tiene arte en el juego político. Como muestra, dos botones: se ha hecho con el PSOE de Benidorm entregándoselo a familiares muy cercanos, en una clara apuesta por quedarse con el control del jugoso municipio, y ha colocado a su protegida, una desconocida Elena Martín, como candidata para la alcaldía de Alicante. Suelta la red y le sirve todo lo que pesca, siempre y cuando lo pueda controlar.
Trepó muy rápido, asombrosamente veloz, y ahora, desde su posición, con la sociedad asqueada y la situación económica en barrena, sabe que le queda poco, el mismo tiempo que a su mecenas Rodríguez Zapatero. Quizás por eso arrambla con todo lo que pilla, y va engordando su hacienda dentro de la más amoral legalidad. No me gustan los parásitos y mucho menos aquéllos que me sacan el jugo con tamaña impúdica e insolente desvergüenza. En resumen, que no me van ni los jetas ni los chorizos. Así que, para que nadie se me enfade, dejo al libre albedrío el identificar a esta escoria social.
No simpatizo con Leire Pajín. Pero no es una aversión contra su persona: gracias a Dios tengo la suerte de no conocerla lo suficiente. Se trata de su figura política la que me produce repulsión, y no soy el único que participa de este sentimiento. Los que hemos accedido entre el asombro, el estupor y la indignación a las distintas informaciones públicas sobre las retribuciones salariales que recibe gustosa la señorita Pajín, compartimos rabia y crispación. Por decirlo suave, es indecoroso, indecente, indigno, insultante y vergonzoso que alguien como ella viva tan bien del esfuerzo de los demás. Te matas a trabajar, miras hacia arriba y la ves luciendo su desfachatez peloteando al peor presidente de la historia.
Mientras, por detrás, como de tonta no tiene un pelo, sabe cubrirse los riñones, tiene arte en el juego político. Como muestra, dos botones: se ha hecho con el PSOE de Benidorm entregándoselo a familiares muy cercanos, en una clara apuesta por quedarse con el control del jugoso municipio, y ha colocado a su protegida, una desconocida Elena Martín, como candidata para la alcaldía de Alicante. Suelta la red y le sirve todo lo que pesca, siempre y cuando lo pueda controlar.
Trepó muy rápido, asombrosamente veloz, y ahora, desde su posición, con la sociedad asqueada y la situación económica en barrena, sabe que le queda poco, el mismo tiempo que a su mecenas Rodríguez Zapatero. Quizás por eso arrambla con todo lo que pilla, y va engordando su hacienda dentro de la más amoral legalidad. No me gustan los parásitos y mucho menos aquéllos que me sacan el jugo con tamaña impúdica e insolente desvergüenza. En resumen, que no me van ni los jetas ni los chorizos. Así que, para que nadie se me enfade, dejo al libre albedrío el identificar a esta escoria social.
viernes, 1 de octubre de 2010
Camarada Martínez, José Ricardo.
Camarada Martínez, José Ricardo. Verá usted, le cuento. De todas las barbaridades que he escuchado en mi vida, las sabias palabras brotadas de su boca, que bien parecían expelidas desde las proximidades de su escroto, no las podré olvidar nunca, y ni quiero hacerlo. En alguna ocasión he asistido, como muchos, a degeneraciones verbales de borrachos al borde del coma etílico que llegaban a compararse con Dios, que amenazaban con destruir la vida que les rodeaba pues odiaban la propia vida, que perdían el control de sus esfínteres en público mientras te contaban grandezas e intentaban adivinar cómo se llamaban. Frases y disertaciones de aficionados al lado de la poética soflama que se marcó usted la noche del 29.
Ayer sufristeis agresiones de trabajadores, por decirles algo, de la seguridad privada. Les tenemos “localizaos”, sabemos quiénes son y vamos a intentar que conozcan el desempleo. No tienen desperdicio, y no admiten interpretaciones distintas a lo que son: una amenaza directa que de por sí constituye un delito. No tuvo bastante usted, insigne camarada Martínez, José Ricardo, con enviar sus piquetes a coaccionar, intimidar, impedir el derecho al trabajo de muchos españoles, abusar de la fuerza cobarde de la manada, avasallar, asustar, insultar y agredir incluso, que luego se despachó con su demagogia becerril contra un colectivo que cumplía con su obligación. Me imagino que para alguien como usted, lúcido y respetuoso camarada Martínez, José Ricardo, encontrarse delante de sus liberados compañeros, con un micrófono en la mano, después de una magnífica demostración de fuerza de sus camisas negras (perdón, rojas),encendió en su interior la llama revolucionaria y se transportó en un viaje espacio-temporal a la Rusia zarista. ¡Cuánta gente! ¡Y toda para mí solo!
Puede ser, que creencias hay para todo, que sea usted la reencarnación de Trotsky, camarada Martínez, José Ricardo. Más se me antoja un homínido subdesarrollado, pero bueno, quién sabe. Ruego disculpe la rudeza de mis palabras. O mejor no. No las disculpe. Le explico, camarada Martínez, José Ricardo. Soy de la opinión de que los matones, hampones, mafiosos, pendencieros, bravucones, fanfarrones, perdonavidas, chulos baratos, bocazas, gallitos, tragahombres, pandilleros, gánsteres, facinerosos, malhechores, maleantes, golfos y gente de similar calaña no tienen cabida en una España que lucha por sobrevivir con desesperación, que busca su dignidad a través del trabajo y que mientras pelea por la subsistencia, tiene que aguantar a sindicalistas como usted, camarada Martínez, José Ricardo.
De todas formas no hay que darle mayor importancia a sus exabruptos. No vale usted ni la molestia de atenderle, ni el agua que se bebe. Así que, bajándome a las profundidades de su capacidad para respetar, váyase al guano, camarada Martínez, José Ricardo. Usted y todos los que le rieron la gracia.
Ayer sufristeis agresiones de trabajadores, por decirles algo, de la seguridad privada. Les tenemos “localizaos”, sabemos quiénes son y vamos a intentar que conozcan el desempleo. No tienen desperdicio, y no admiten interpretaciones distintas a lo que son: una amenaza directa que de por sí constituye un delito. No tuvo bastante usted, insigne camarada Martínez, José Ricardo, con enviar sus piquetes a coaccionar, intimidar, impedir el derecho al trabajo de muchos españoles, abusar de la fuerza cobarde de la manada, avasallar, asustar, insultar y agredir incluso, que luego se despachó con su demagogia becerril contra un colectivo que cumplía con su obligación. Me imagino que para alguien como usted, lúcido y respetuoso camarada Martínez, José Ricardo, encontrarse delante de sus liberados compañeros, con un micrófono en la mano, después de una magnífica demostración de fuerza de sus camisas negras (perdón, rojas),encendió en su interior la llama revolucionaria y se transportó en un viaje espacio-temporal a la Rusia zarista. ¡Cuánta gente! ¡Y toda para mí solo!
Puede ser, que creencias hay para todo, que sea usted la reencarnación de Trotsky, camarada Martínez, José Ricardo. Más se me antoja un homínido subdesarrollado, pero bueno, quién sabe. Ruego disculpe la rudeza de mis palabras. O mejor no. No las disculpe. Le explico, camarada Martínez, José Ricardo. Soy de la opinión de que los matones, hampones, mafiosos, pendencieros, bravucones, fanfarrones, perdonavidas, chulos baratos, bocazas, gallitos, tragahombres, pandilleros, gánsteres, facinerosos, malhechores, maleantes, golfos y gente de similar calaña no tienen cabida en una España que lucha por sobrevivir con desesperación, que busca su dignidad a través del trabajo y que mientras pelea por la subsistencia, tiene que aguantar a sindicalistas como usted, camarada Martínez, José Ricardo.
De todas formas no hay que darle mayor importancia a sus exabruptos. No vale usted ni la molestia de atenderle, ni el agua que se bebe. Así que, bajándome a las profundidades de su capacidad para respetar, váyase al guano, camarada Martínez, José Ricardo. Usted y todos los que le rieron la gracia.
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Semana de gloria
Menuda semanita que llevamos. Tanta movida sindical, tanta manifestación, tanto piquete pacífico avasallado por legiones de seguratas descontrolados, tanto discurso revolucionario y tantas declaraciones, entrevistas y alardes de políticos y sindicalistas de alta escuela y elevada formación son suficientes argumentos para agotar a cualquiera. Y de postre, el domingo se disputa el derbi madrileño entre Tomás Gómez y Trinidad Jiménez. Los que saben de esto cuentan que del resultado del enfrentamiento se desprenderán consecuencias fundamentales para el devenir futuro de España. Bueno, importante será seguro, más que nada por la cara que se le quedará al jefe según sea el resultado. Pero yo soy de los bobos que piensan que todo es una receta de botica, un complejo vitamínico destinado a revitalizar sentimientos hastiados, asqueados y aburridos por continuas y continuadas felonías. Así que me importa poco quién dispute a Esperanza Aguirre la Comunidad de Madrid. Eso sí, una cosa tengo clara: si tuviese la opción de elegir, me aseguraría primero de saber a quién apoya el sabio ugetista Martínez, José Ricardo, no fuera que no coincidiéramos en los gustos y me dijera eso de sé quién eres, sé dónde vives y sé dónde trabajas. Pero no porque me dé miedo, no. Básicamente, para no morirme de la risa.
Volviendo al tema, que se me va la pinza, esto es un no parar. Alguien dijo, no recuerdo bien quién, que si el hombre no se preocupa de la política, ésta es la que se ocupa del hombre. Y a fe mía que acertó, porque ya hablan de ella hasta los niños de primaria, llena nuestro tiempo y entretiene que es un primor. El caso es que no ha habido ni un momento para el solaz y el relajo, para disfrutar de los pequeños vicios. Ni siquiera un rato para tomarse una cañita en el bar de las Cortes Valencianas, una cervecita de esas baratas y subvencionadas con cargo a los impuestos. Digo yo que muy mal deben de ir de pasta y peor de la cabeza los diputados autonómicos para atreverse a gorronearnos tapas y vino con lo que nos esquilman. O eso, o destilan una jeta de campeonato. Dieciocho mil vergonzosos euros que bien se les podrían atragantar…
Nada, que no. Que hoy va a ser que no. Vamos, que no me salen las palabras. Me parece que ando algo espeso porque enseguida se me escapan las ideas y acabo por no escribir nada coherente, sólo estupideces, ¿verdad? Será que estoy cansado... Eso será… Claro, la deuda me agobia, nadie cree en mí, las Sicav se piran, los sindicatos no me quieren, cinco millones de parados me colgarían del pescuezo si tuviesen la oportunidad, miento más que hablo,…
¡Anda la leche! Mejor lo dejo, porque ya ha entrado en mí el maligno, me ha poseído y no controlo. ¡Sal de mí, Calimero!
Nota para los más jóvenes: Calimero es o era, según se mire, un desgraciado pollo negro, con una cáscara de huevo por montera, y al que no quería ni Dios. Rima con Zapatero, pero eso sólo es una casualidad.
Volviendo al tema, que se me va la pinza, esto es un no parar. Alguien dijo, no recuerdo bien quién, que si el hombre no se preocupa de la política, ésta es la que se ocupa del hombre. Y a fe mía que acertó, porque ya hablan de ella hasta los niños de primaria, llena nuestro tiempo y entretiene que es un primor. El caso es que no ha habido ni un momento para el solaz y el relajo, para disfrutar de los pequeños vicios. Ni siquiera un rato para tomarse una cañita en el bar de las Cortes Valencianas, una cervecita de esas baratas y subvencionadas con cargo a los impuestos. Digo yo que muy mal deben de ir de pasta y peor de la cabeza los diputados autonómicos para atreverse a gorronearnos tapas y vino con lo que nos esquilman. O eso, o destilan una jeta de campeonato. Dieciocho mil vergonzosos euros que bien se les podrían atragantar…
Nada, que no. Que hoy va a ser que no. Vamos, que no me salen las palabras. Me parece que ando algo espeso porque enseguida se me escapan las ideas y acabo por no escribir nada coherente, sólo estupideces, ¿verdad? Será que estoy cansado... Eso será… Claro, la deuda me agobia, nadie cree en mí, las Sicav se piran, los sindicatos no me quieren, cinco millones de parados me colgarían del pescuezo si tuviesen la oportunidad, miento más que hablo,…
¡Anda la leche! Mejor lo dejo, porque ya ha entrado en mí el maligno, me ha poseído y no controlo. ¡Sal de mí, Calimero!
Nota para los más jóvenes: Calimero es o era, según se mire, un desgraciado pollo negro, con una cáscara de huevo por montera, y al que no quería ni Dios. Rima con Zapatero, pero eso sólo es una casualidad.
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